La frágil armadura que cubre al ser humano revela como un libro
abierto estados de ánimo, emociones o problemas de salud. Muchas
afecciones de la piel hunden sus raíces en trastornos emocionales sin
resolver. La piel funciona entonces como un sistema de alarma.
La piel funciona como un escudo protector frente a un mundo al que estamos expuestos de forma continua. En su ayuda acude el sistema inmunológico, que tiene la capacidad de reconocer a aquellas sustancias nocivas para el organismo y cuyo contacto puede provocar una respuesta cutánea.
Estados de ánimo
Pero la piel es sobre todo un sofisticado termostato de nuestras emociones. Muchas de las reacciones cutáneas (sudor excesivo, palidez, rojeces, urticaria, pruito...) delatan ansiedad, miedos, angustias y tensiones.
La persona feliz o enamorada irradia luz por sus poros, mientras que su epidermis se vuelve opaca ante situaciones de tristeza o desilusión. Los estudios demuestran que el 80% de las enfermedades de la piel tienen origen psicosomático.
El estrés es otro grave trastorno que encuentra su principal vía de expresión a través de la epidermis. El acné tardío, que afecta a mujeres entre 35 y 45 años con la aparición de granos antes del ciclo menstrual sobre todo en cara y cuello, responde, en muchos casos, a situaciones de cansancio y estrés.
La tensión nerviosa favorece la liberación de adrenalina y ésta actúa sobre las glándulas sebáceas, que captan las hormonas en exceso que hay en la sangre y producen mayor cantidad de sebo.
Víctimas de la alergia
La alergia acumula en sus víctimas una fuerte dosis de agresividad y muchas personas proyectan en los alérgenes o sustancias que la producen aspectos ocultos de la personalidad y carencias afectivas sin resolver.
Así, la repulsa cutánea ante los perros y los gatos, que suelen invitar a la caricia, pueden reflejar la necesidad de carantoñas que sufre una persona. El polen de las flores se identifica con la fertilidad o la procreación, y denota la insolvencia del alérgico para asumirla. El polvo, símbolo de la suciedad exterior, suele relacionarse con algo interior que no se puede limpiar.
La piel funciona como un escudo protector frente a un mundo al que estamos expuestos de forma continua. En su ayuda acude el sistema inmunológico, que tiene la capacidad de reconocer a aquellas sustancias nocivas para el organismo y cuyo contacto puede provocar una respuesta cutánea.
Estados de ánimo
Pero la piel es sobre todo un sofisticado termostato de nuestras emociones. Muchas de las reacciones cutáneas (sudor excesivo, palidez, rojeces, urticaria, pruito...) delatan ansiedad, miedos, angustias y tensiones.
La persona feliz o enamorada irradia luz por sus poros, mientras que su epidermis se vuelve opaca ante situaciones de tristeza o desilusión. Los estudios demuestran que el 80% de las enfermedades de la piel tienen origen psicosomático.
El estrés es otro grave trastorno que encuentra su principal vía de expresión a través de la epidermis. El acné tardío, que afecta a mujeres entre 35 y 45 años con la aparición de granos antes del ciclo menstrual sobre todo en cara y cuello, responde, en muchos casos, a situaciones de cansancio y estrés.
La tensión nerviosa favorece la liberación de adrenalina y ésta actúa sobre las glándulas sebáceas, que captan las hormonas en exceso que hay en la sangre y producen mayor cantidad de sebo.
Víctimas de la alergia
La alergia acumula en sus víctimas una fuerte dosis de agresividad y muchas personas proyectan en los alérgenes o sustancias que la producen aspectos ocultos de la personalidad y carencias afectivas sin resolver.
Así, la repulsa cutánea ante los perros y los gatos, que suelen invitar a la caricia, pueden reflejar la necesidad de carantoñas que sufre una persona. El polen de las flores se identifica con la fertilidad o la procreación, y denota la insolvencia del alérgico para asumirla. El polvo, símbolo de la suciedad exterior, suele relacionarse con algo interior que no se puede limpiar.
Bloqueo emocional:
En general, la piel se relaciona con la valoración de sí mismo ante el
exterior.
Por ser la envoltura corporal, representa la imagen que el ser humano
tiene de sí
mismo. Una persona que quiera saber qué imagen tiene de sí misma solo
tiene que describir su piel. Cualquier problema en la piel se relaciona con la
vergüenza que la persona afectada siente ante sí misma. Le concede demasiada
atención a lo que los demás puedan pensar de ella, así como a sus juicios. No
se permite ser ella misma y se rechaza fácilmente. A menudo se siente herida en
su integridad. También es una persona muy sensible a lo que sucede en el
exterior, que se deja tocar demasiado fácilmente por los demás (en sentido
figurado) y a la que le resulta difícil amarse tal como es. Cuando el problema
dérmico se acompaña de pus, significa que no soportas a alguien o algo, hasta
el punto de que te ocasionas este problema para alejarte. Un problema dérmico
grave es un recurso excelente para alejar a los demás. La piel ayuda a
establecer contacto con otras personas, pero también puede ser un medio para
aislarse. Una persona puede avergonzarse tanto de lo que es o de lo que podría
ser, que se rehúsa a acercarse a otro y utiliza su problema como excusa. Se
vuelve "intocable". Quisiera "mudar de piel", es decir, cambiar
por completo.
Cuando la persona ha intentado acercase a alguien sin éxito y como
consecuencia guarda mucho rencor y enojo, puede crearse un cáncer de
piel. Si el
problema altera solamente la parte superficial de la piel, por
ejemplo, el vitíligo, la
persona afectada vive con dificultad una separación, una pérdida de
contacto o una pérdida de comunicación. La siente como un rechazo o una ruptura
definitiva. Es el tipo de persona que quiere salvar a los demás, sobre todo a
los miembros del sexo opuesto.
Bloqueo mental:
La piel es un órgano muy visible para ti y para los demás, por lo
tanto, cuanto
más obvio sea el problema, y más te moleste, con más énfasis indica
que tu forma
de pensar y tus creencias con respecto a ti te molestan, y que es
urgente que lo
veas. Para rehacer la imagen que tienes de ti mismo, dedica un tiempo
a tomar
nota de tus cualidades, y después de que hayas hecho la lista, agrega
una más
cada día. El importante mensaje que recibes es que te concedas derecho
a ser un
ser humano, con debilidades, límites y miedos, sin creer que por ello
ya no vales.
Tienes derecho a tomar una decisión para salvar el pellejo sin
acusarte, aun
Cuando ésta no sea conveniente para tus seres queridos. Tu valor
proviene de la calidad de tu corazón, de la persona especial que eres en lo más
profundo de ti mismo, y no de lo que ocurre en el mundo físico.
El CASO DE LA PSORIASIS
La psoriasis consiste en una superproducción de
células cutáneas,
creando un amontonamiento de células muertas, una piel más
espesa, placas rojas gruesas o en gotas y que están cubiertas de fragmentos de
sustancias córneas blanquinosas. Si tengo psoriasis, estoy entre los 2% de la
población del globo que padece esta enfermedad. También, suelo ser
hipersensible y tengo una gran necesidad de amor y cariño que no está colmada, ecordándome
quizás otro período difícil de mi vida. En ese momento, tengo probablemente un
muy gran sentimiento de abandono o de estar separado de alguien o de algo que
quería mucho. Porque la psoriasis implica que hubo doble separación75, es decir
frecuentemente frente a dos personas diferentes.
Podría ser que me hayan separado de mis dos padres cuando
era niño. La piel está afectada porque, para mí, siendo niño, lo que más
necesito es el contacto físico con mis padres o con cualquier otra persona a
quien amo y con quien me siento próximo. La doble separación puede ser con mi
madre y con uno de mis hermanos o hermanas, o con mi cónyuge y un proyecto de
trabajo ( “mi bebé”), o cualquier otra combinación que implique una separación
con dos personas o dos situaciones que amo y que me amo mucho. El hecho de
estar o de sentirme separado me impide tener este contacto, sobre todo con
relación al tacto, por lo tanto de mi piel, con estas personas a quienes
amo. Habrá por lo tanto aparición de la psoriasis. Ahora, tengo tanto
miedo de estar herido que quiero guardar cierta distancia entre mí y los demás.
La psoriasis es una bella
manera que tiene mi cuerpo de protegerse contra un exceso de
acercamiento físico y de protegerse contra mi vulnerabilidad. Vivo pues un
conflicto interior entre mis necesidades de acercamiento y mi miedo el cual me
hace poner distancias. Debo pues liberarme de ciertos “patterns” mentales y
actitudes que se han acumulado y que, ahora, ya no tienen razón de ser, ya que
están apagados y muertos. Acepto ahora
mi sensibilidad; aprendo a hacer cosas para mí y no sólo en función de lo que
los demás esperan de mí. Y aunque la psoriasis haya ocurrido probablemente
después de un suceso doloroso o de un golpe emocional, acepto que
esto forme parte del proceso natural de La vida y de mi crecimiento y que me
vuelva más fuerte y más sólido
interiormente.
Doble separación: En el caso del eczema, se trata de una
simple separación, con una sola persona o situación.
Espejo del alma
El pruito y la urticaria manifiestan la irritación
contra el mundo y las personas que la padecen suelen ser
hipersensibles e incapaces de expresar sus emociones.
Más allá de sus causas físicas o químicas,se
relaciona la urticaria con la depresión y ven en esta lesión cutánea
una exteriorización emocional del que se siente abandonado a su suerte
y muy irritado con la vida.
La psoriasis y la alopecia se manifiestan ante la desilusión, el
luto o una grave pérdida emocional. Desde el punto de vista
psicosomático, la epidermis que se escama de forma progresiva expresa
el dolor de la falta y se recubre de escamas a modo de blindaje en un
reclamo de aislamiento.
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