El poder
limitante de las creencias
“La mayor parte de las alteraciones humanas
esconden algún tipo de exigencias”
Albert Ellis
¿Qué ocurre
cuando esta creencia es limitante, negativa o autodestructiva?
Las creencias son una fuerza muy poderosa
dentro de nuestra conducta. Es bien sabido que si creemos realmente que no
puedo hacer algo, no lo haré, y si creo que está dentro de mis posibilidades
podré hacerlo, y nada nos convencerá de lo contrario, de hecho cuando una
creencia se instala en nosotros de forma sólida y consistente, nuestra mente
elimina o no tiene en cuenta las experiencias que no casan con ella.
Según la teoría racional emotiva de Albert Ellis podemos distinguir entre dos
tipos de creencias: creencias racionales y creencias irracionales. Las primeras
(`potenciadoras) nos ayudan y potencian la confianza en nosotros mismos y en
nuestras capacidades, permitiéndonos afrontar con éxito situaciones complejas.
Las segundas (limitantes) nos restan energía y
nos inhabilitan para afrontar determinadas situaciones.
IRRACIONALES
|
RACIONALES
|
Absolutas: Todo o nada, blanco o negro
Se expresa en términos de Tengo que”, “Debo”, “Debería”, “Estoy obligado a”,
etc.
Provocan emociones que interfieren en la
persecución y obtención de metas (depresión, ansiedad, culpabilidad, miedo,
etc)
Ignora lo positivo, exagera lo negativo y
generaliza
|
Relativas: Permite posturas intermedias
Se expresa en términos de preferencias: “me
gustaría “, “quisiera”
No impiden la persecución y obtención de
objetivos
|
Para Ellis emociones, pensamientos y comportamientos
(hábitos de vida) se influyen entre sí. Esto quiere decir que si hemos
adquirido ciertos hábitos lo normal es que estemos convencidos de que nuestros
pensamientos son adecuados y nuestras emociones estén de acuerdo, sintiéndonos
bien por ello.
Por ejemplo si un niño/a está habituado a que
en su familia se hable gritando (conducta); cuando ese niño/a crezca, es
probable que piense que gritar es normal (pensamientos) y no se sienta mal por
ello (emociones).
Para Ellis la clave está en centrar nuestra
atención en los pensamientos como modo de influir en el cambio del resto de
componentes (emociones y conductas).Veremos en el próximo capítulo cómo podemos
hacerlo.
Si siembras un pensamiento, cosecharás una acción;
Si siembra una acción, cosecharás un hábito;
Si siembras un hábito, cosecharás un carácter;
Si siembras un carácter, cosecharás un destino
El tibetano
Por ello es importante conocer nuestras creencias.
Yo creo algo con respecto a lo que oigo, veo, vivo y hago. Yo puedo decir las
mismas palabras a muchas personas, y cada una de ellas entender cosas muy
diversas, porque cada uno tenemos creencias distintas.
El psicólogo identificó las ideas
irracionales más frecuentes:
1.
El ser humano adulto necesita en
extremis ser amado y aceptado por cada persona significativa de su entorno.
2.
Soy una persona válida si soy muy
competente, suficiente y capaz de lograr cualquier cosa que me proponga.
3.
Las personas que no actúan como deberían son malas y deberían ser
castigadas.
4.
Es terrible que las cosas no
funcionen como a mí me gustaría.
5.
La gente no puede controlar sus
emociones y las cosas que suceden están causada por circunstancias externas, a
ella se debe mi malestar y desgracia.
6.
Si algo es (o puede ser)
peligroso, debo sentirme terriblemente inquieto/a por ello y debo pensar constantemente
en la posibilidad de que ocurra, para estar preparado/a.
7.
Viviré más tranquilo/a si evito
las dificultades en vez de hacerles frente.
8.
Debo depender de los demás y
necesito a alguien más fuerte que yo en quién poder confiar.
9.
Lo ocurrido en el pasado seguirá
afectándome siempre.
10.
Hay que preocuparse por los
problemas de los demás.
11.
Hay una solución perfecta para
cada problema.
12.
La felicidad humana puede lograrse
no haciendo nada, inactividad e inercia …
Ellis las redujo a tres ideas
irracionales básicas, exigencias absolutistas o necesidades
perturbadoras en forma de “deberías“, “tengo que“, etc. con respecto a:
- Uno/a mismo/a (“tengo que hacer las cosas bien
siempre, y así ser querido/a por los demás“)
- Otras
personas (“las personas
deben estimarme y siempre ser agradables conmigo. Me lo merezco”)
- La vida (“las personas consiguen lo que se proponen, siempre y cuando trabajen para ello. Quien no consigue todo lo que se proponga es porque no se esforzó“).
Ahora veamos porque estás ideas son
irracionales y sus correspondientes alternativas racionales:
·
Necesidad de ser amado y aceptados
por todos:
Se trata de una
meta inalcanzable. Gastaremos una enorme cantidad de esfuerzo y energía,
renunciando en ocasiones a nuestros propios principios y necesidades para
lograr la aprobación de otro. Corremos el riesgo de caer en el servilismo.
Además la
incertidumbre de no conseguir la aprobación de los demás generaría un
comportamiento molesto e inseguro con el cual conseguiríamos precisamente el
efecto contrario, que perdieran el interés por nosotros.
El que lo fuerza lo
estropea
El que lo agarra lo
pierde
Lao Tse
Es normal tener
deseos de sentirse valorado, necesitar amor, lo irracional es la necesidad
excesiva y generalizada. Centrarnos en buscar más la aprobación por nuestros hechos,
actividades y comportamientos que “por nosotros mismos” sería mucho más
saludable.
Es normal que nos
sintamos frustrados cuando esperamos que nos valoren y gustar pero para nada es
algo horroroso y catastrófico
Se trata de
sustituir la pregunta de ¿qué le gustaría más a los demás que hiciera ? por
esta otra ¿ qué quiero hacer yo en mi vida ?
Para conseguir el
amor del otro la mejor forma es darlo:
El amor es la pasión
por la dicha del otro
Cyrano de Beregerac
·
Ser muy competentes y capaces de
lograr cualquier cosa para sentirse valioso/a:
No existe ser humano
capaz de ser totalmente competente en todos los aspectos o en la mayor parte de
ellos. Es positivo intentar tener éxito pero exigirse tenerlo no, exigirse más
de la cuenta además genera estrés y enfermedades psicosomáticas.
Además desde esa
actitud siempre tendremos la sensación de estar compitiendo y de estar en
inferioridad de condiciones con respecto al otro. Al querer ser superior a los
demás entramos en conflicto, lo cual nos distrae de la verdadera felicidad y
paz interior.
Nos enfrentamos
también al miedo al fracaso y a cometer errores, con lo cual podemos caer bajo
las redes de las profecías autocumplidas generando verdadero fracaso, nos
desviamos de la idea de que toda experiencia conlleva un aprendizaje
significativo para el ser humano.
Las actitudes más
positivas serían:
o Atención al disfrute del proceso más que del resultado.
o Plantearse a menudo porque actuamos como lo hacemos, si es por nosotros
mismos o por agradar a otros.
o Aceptando que antes de tener éxito es necesario experimentar incluso
con el propio fracaso, practicar y practicar.
o Al miedo se vence abrazándolo, forzarnos a hacer justamente aquello que
nos das miedo porque tememos fracasar.
o Aceptar el hecho de que los seres humanos no somos perfectos.
·
Ciertos actos son feos o
perversos, por lo que los demás deben rechazar a las personas que los cometen y
castigarlas.
Esta creencia no
tiene en cuenta que las personas a veces actuamos bajo la influencia de automatismos
incluso inconscientes sin una maldad consciente, más que personas malas hay
personas ignorantes o perturbadas que no se dan cuenta de las consecuencias de
sus actos para los demás y para sí mismas.
Castigar y
culpabilizar como demuestra la experiencia sólo conduce a que la persona siga
cometiéndolos, una actitud más tolerante y racional favorece más el cambio positivo.
El culpabilizarse
uno y generar depresión, angustia o ansiedad, como el culpabilizar a los demás
generando rabia y hostilidad, no conduce a otra cosa que al conflicto personal
o social.
Las mujeres
entonan la canción y la cantan en voz alta. Luego retornan a la tribu y se la
enseñan a todos los demás.
Cuando nace el
niño, la comunidad se junta y le cantan su canción. Luego, cuando el niño
comienza su educación, el pueblo se junta y le canta su canción. Cuando se
inicia como adulto, la gente se junta nuevamente y canta. Cuando llega el
momento de su casamiento, la persona escucha su canción.
Finalmente, cuando
el alma va a irse de este mundo, la familia y amigos se acercan a su cama e
igual que para su nacimiento, le cantan su canción para acompañarlo en la
transición. En esta tribu de África hay otra ocasión en la cual los pobladores
cantan la canción. Si en algún momento durante su vida la persona comete un
crimen o un acto social aberrante, se lo lleva al centro del poblado y la gente
de la comunidad forma un círculo a su alrededor. Entonces le cantan su canción.
La tribu reconoce
que la corrección para las conductas antisociales no es el castigo; es el amor
y el recuerdo de su verdadera identidad. Cuando reconocemos nuestra propia
canción ya no tenemos deseos ni necesidad de hacer nada que pudiera dañar a
otros. Tus amigos conocen tu canción y te la cantan cuando la olvidaste.
Aquellos que te aman no pueden ser engañados por los errores que cometes o las
oscuras imágenes que muestras a los demás.
Ellos recuerdan tu
belleza cuando te sientes feo; tu totalidad cuando estás quebrado; tu inocencia
cuando te sientes culpable y tu propósito cuando estás confundido. No necesito
una garantía firmada para saber que la sangre de mis venas es de la tierra y
sopla mi alma como el viento, refresca mi corazón como la lluvia y limpia mi
mente como el humo del fuego sagrado.
Tolba Phanem - mujer,
poeta africana.
Actitudes
positivas serían:
Evitar criticar a
los demás o culparlos por sus fallos sino comprender que estos son come-tidos
por simpleza, ignorancia o perturbación emocional.
Cuando alguien
nos culpe la actitud más sana será preguntarnos si realmente lo hicimos mal e
intentar mejorar nuestra conducta siendo y agradeciendo una mayor consciencia. Si
por el contrario consideramos injusto ese juicio basta con comprender que la
crítica es un problema del otro, que actúa así por defenderse o por
perturbación.
En conclusión
comprender que mis errores como los de los demás son el resultado de la
ignorancia o de la perturbación emocional.
Si pudiéramos leer la
vida secreta de nuestros enemigos, encontraríamos en la vida de cada uno, las
suficientes penas y sufrimientos como para desarmar cualquier hostilidad.
Anónimo
·
La idea de que es horrible cuando
las cosas no son como nos gustaría que fueran.
Los hechos son
neutros, somos nosotros los que les damos un significado, de hecho no hay razón
para pensar que las cosas deberían ser diferentes. Cuando las cosas no salen,
es normal luchar para conseguirlas, pero si no está en nuestras manos la mejor
opción es aceptar que las cosas son tal y como son.
Si nos sentimos frustrados
y muy desdichados al no conseguir algo sólo nos estamos identificando en exceso
con nuestro deseo considerándolo como una necesidad fundamental. Hay que tratar
de reflexionar sobre si realmente las circunstancias son realmente negativas o
exageramos sus características frustrantes
Vigilar nuestras
propias expresiones que dan un sentido catastrófico a los sucesos: ¡Es terrible,
Dios mío! no puedo soportarlo, y sustituirlos por otros más realistas y
racionales, “Podré superarlo” etc.…
·
Las crisis es siempre una
oportunidad de aprender y crecer.
La desgracia
humana tiene su origen en fuentes externas, y la gente no puedo controlar sus
penas y turbaciones.
Es posible
cambiar las emociones, son nuestras valoraciones e interpretaciones las que nos
afectan.
Esta idea es
irracional porque siempre estamos valorando e interpretando, por ejemplo la siguiente expresión
es errónea: “me duele que no me hagan caso”. Lo que me duele es
que yo me lo diga dándole
un valor de terrible o insoportable.
Es totalmente factible poder cambiar las emociones
negativas aunque la mayoría de la gente piensa que no, cuando experimentamos
esa emoción dolorosa es conveniente recordar que somos los creadores y que si
tenemos el poder de originarla también podemos erradicarla.
La clave está en la atención, en la autoobservación,
cuando observamos objetivamente nuestras emociones dolorosas descubrimos los
pensamientos y las frases ilógicas que están asociadas a esa emoción, en un
estadio posterior a ese darse cuenta podemos generar nuevas verbalizaciones que
cambien y transformen esas emociones autodestructivas influyendo sobre nuestro
pensamiento.
- Tenemos que sentirnos inquietos y asustados de las cosas que son o pueden ser peligrosas o temibles y hemos de pensar constantemente en la posibilidad de que todo eso que imaginamos o presentimos ocurra.
Esta creencia no es más que un obstáculo porque si
realmente un asunto es peligroso generamos un nivel de nerviosismo tal que no
podemos ver realmente la magnitud del problema a solucionar y enfrentarnos con
eficacia al mismo. Además es un hecho probado que preocuparse mucho de que algo
suceda no solo no evita que ocurra sino que suele contribuir a que aparezca.
Cuando han de venir acontecimientos inevitables como la enfermedad o la muerte
de nada sirve el preocuparse anticipadamente por ellos.
La mayoría de los hechos
temidos y peligrosos (como las enfermedades) son mucho menos catastróficos cuando ocurren de
verdad, pero la ansiedad o el miedo de que ocurran sí constituyen algo incluso
más doloroso que la propia situación temida.
Es nuestro diálogo interno, la manera en cómo nos
hablamos a nosotros mismos es la causante de las preocupaciones y no los
peligros externos.; los miedos no nos
ayudan a evitar los peligros, sino más bien precipitan los acontecimientos.
Además el mayor miedo que tenemos la persona, lo
que los demás piensen de mí sirve de base al resto de miedos. Sería interesante
en este sentido de vez en cuando hacer las cosas que más miedo nos dan para
demostrarnos a nosotros mismos que no son tan terribles ese miedo, enfrentándose
una y otra vez hasta que ya no lo temamos.
- Es más fácil evitar que afrontar ciertas responsabilidades y dificultades en la vida
Muchos hemos abandonado o por lo menos hemos estado
tentados de abandonar determinadas actividades por desagradables con las
consiguientes consecuencias negativas.
Durante este proceso donde nos encontramos
decidiendo si lo hacemos o no perdemos mucha energía y conlleva incluso más
sufrimiento que el hacer la actividad en sí. Es precisamente enfrentándonos a
actividades que nos desagradan como aprendemos a confiar más en nosotros mismos.
Si por el contrario las evitamos aumentará el grado de inseguridad y
desconfianza personal.
Lo realmente saludable y lo que alimenta la
felicidad es tener una vida donde nos comprometamos en un objetivo difícil y a
largo plazo.El camino pasa por esforzarse en realizar las cosas desagradables
que sea necesario hacer y terminarlas lo más pronto posible. Realmente dejamos
de hacer ciertas cosas no por indolencia sino como resultado de creencias
irracionales por descubrir y modificar. No se trata de imponerse una
autodisciplina rígida ni exagerada pero sí planificar las actividades y
objetivos de un modo razonable, estableciendo metas a corto, medio y largo plazo. Un individuo racional acepta la vida con lo
que ésta conlleva de dificultades, el descansar o evitar los problemas
sólo sirve para agradarlos.
- Se debe depender de los demás y se necesita a alguien más fuerte en quien confiar
Se trata de una creencia irracional porque si bien
es cierto que un cierto grado de dependencia de los demás es normal no hemos de llegar al punto de que los demás
elijan o piensen por nosotros. A mayor dependencia menor margen de
elección; actúanos entonces para agradar al otro y perdemos la posibilidad de
ser nosotros mismos. Todo ello conlleva menos oportunidades para aprender,
generando más dependencia, inseguridad y pérdida de autoestima. Cuando se
depende de los demás se queda uno a merced de ellos, y esto implica que la vida
toma un cariz incontrolable ya que los demás pueden desaparecer o morir.
Aceptar que cada persona tiene su propia
trayectoria y es capaz de tomar sus propias decisiones. Comprender que no es
terrible el fracaso en
la consecución de los objetivos, y que los fracasos no
tienen que ver con la valía como ser humano.
Es positivo aceptar la ayuda de los demás cuando es
necesaria.
- Mi historia pasada determina mi conducta actual. Algo que me ocurrió y me conmocionó debe seguir afectándome indefinidamente.
Nadie nos obliga
a seguir sufriendo los excesos y condicionamientos de otros.
Curiosamente
cuanto más influenciado estemos por el pasado más se utilizan soluciones
utilizadas entonces que hoy resultan ineficaces, con lo cual se pierde la
oportunidad de encontrar otras más actuales y más útiles.
Algo que sucede
con relativa frecuencia es que utilizamos el pasado para evitar enfrentarnos a
los cambios del presente y evitar realizar el esfuerzo que tenemos que hacer
para salir de esa problemática en la que nos encontramos. Responsabilizamos así
a nuestro pasado de nuestra inercia y falta de cambio y decimos “por mi pasado
me resulta imposible cambiar “.
El hecho es que
el pasado es importante y sabemos que influye en nuestro presente, pero también
sabemos que nuestro presente es el pasado del mañana y que si nos esforzamos en
transformarlo podemos conseguir que el mañana sea diferente. En lugar de
realizar los mismos comportamientos del pasado de forma automática, deberá
parar y desafiar esos comportamientos tanto verbal como activamente.
·
Hay que sentirse muy preocupado
por los problemas y las perturbaciones de los demás
Nuestro enfado no
proviene de la conducta del otro sino de nuestro propio diálogo interno de lo
que nos decimos a nosotros mismos. Nosotros no tenemos la capacidad ni el poder
de cambiar a los demás por mucho que nos disguste la conducta del otro, lo
cierto es que pagamos un alto precio con nuestra perturbación. Con frecuencia
utilizamos la excusa sutil de involucrarnos en el los problemas de otros para
no afrontar nuestros propios problemas. Lo saludable sería involucrarnos sólo
cuando nos preocupen lo suficiente, cuando pensemos que podemos ayudar a
cambiar o que nuestra ayuda puede ser útil realmente.
Cuando aquellos que nos preocupan estén actuando erróneamente, no debemos
preocuparnos por sus comportamientos y sí hacerles ver de forma tranquila y
objetiva sus errores. Si no podemos eliminar la conducta autodestructiva de
otros debemos, al menos, no estar enfadados con nosotros mismos por no
conseguirlo y renunciar a la ideas de mejorar esa situación.
- Hay un solución precisa y perfecta para los problemas humanos y si no se encuentra hay peligro inminente de catástrofe
No existe ni seguridad, ni
perfección ni verdad absoluta en el mundo. La
búsqueda de seguridad sólo genera ansiedad y expectativas falsas.
Los desastres que la gente
imagina que le sobrevendrán si no consiguen
una solución correcta a sus problemas no tienen una existencia
objetiva, sino que son desastres creados en su
mente que, en la medida en que se los crean, les ocurrirá algo catastrófico
(como un intenso estado de pánico o desesperanza).El perfeccionismo induce a
resolver los problemas de forma mucho menos “perfecta” que si no se fuera
perfeccionista.
Un persona racional no se
dice a sí mismo que debe conocer la realidad totalmente, o tiene que controlarla, o deben existir soluciones perfectas a todos
los problemas. Cuando se enfrenta a un problema, una persona racional pensará
en varias soluciones posibles a elegir, y
elegirá la más factible y no la “perfecta“, sabiendo que todo tiene sus
ventajas e inconvenientes. Deberá buscar entre las opciones extremas (blanco
o negro) los puntos intermedios y moderados (grises).
Errar es de humanos, pero
nuestros actos no tienen nada que ver con el valor como ser humano que tenemo. Sólo aprendemos al realizar intentos y equivocarnos, el camino pasa
por experimentar una y otra vez hasta dar solución a nuestros problemas.
Este tipo de
creencias que hemos descrito suelen conducir a afirmaciones de tres tipos a
través de las cuales podemos fácilmente identificarlas:
- ”Es horrible”
- ”No puedo soportarlo”
- ”Soy un imbécil por haber hecho esto”
En conclusión las creencias limitantes se
mantienen porque tienen una serie de beneficios, los falsos beneficios de las creencias limitantes son:
- Dan sensación de seguridad.
- Restan responsabilidad sobre tu vida.
- Exigen menos esfuerzo personal.
- Generan menos riesgo al vivir la vida.
- No tenemos que reconocer nuestra grandeza.
- Nos permite dejar la responsabilidad de nuestra vida en manos de otros.
Soraya Founty : Extraido de mi tesis La alquimia del alma : educar nuestra voz interna
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