La alquimia del alma III : el poder limitante de las creencias

 

El poder limitante de las creencias

“La mayor parte de las alteraciones humanas esconden algún tipo de exigencias”
Albert Ellis
¿Qué ocurre cuando esta creencia es limitante, negativa o autodestructiva?
Las creencias son una fuerza muy poderosa dentro de nuestra conducta. Es bien sabido que si creemos realmente que no puedo hacer algo, no lo haré, y si creo que está dentro de mis posibilidades podré hacerlo, y nada nos convencerá de lo contrario, de hecho cuando una creencia se instala en nosotros de forma sólida y consistente, nuestra mente elimina o no tiene en cuenta las experiencias que no casan con ella.
Según la teoría racional emotiva de Albert Ellis podemos distinguir entre dos tipos de creencias: creencias racionales y creencias irracionales. Las primeras (`potenciadoras) nos ayudan y potencian la confianza en nosotros mismos y en nuestras capacidades, permitiéndonos afrontar con éxito situaciones complejas.
Las segundas (limitantes) nos restan energía y nos inhabilitan para afrontar determinadas situaciones.
IRRACIONALES
RACIONALES
 
Absolutas: Todo o nada, blanco o negro
Se expresa en términos de Tengo que”, “Debo”, “Debería”, “Estoy obligado a”, etc.
Provocan emociones que interfieren en la persecución y obtención de metas (depresión, ansiedad, culpabilidad, miedo, etc)
Ignora lo positivo, exagera lo negativo y generaliza
 
Relativas: Permite posturas intermedias
Se expresa en términos de preferencias: “me gustaría “, “quisiera”
No impiden la persecución y obtención de objetivos
 
 
Para Ellis emociones, pensamientos y comportamientos (hábitos de vida) se influyen entre sí. Esto quiere decir que si hemos adquirido ciertos hábitos lo normal es que estemos convencidos de que nuestros pensamientos son adecuados y nuestras emociones estén de acuerdo, sintiéndonos bien por ello.
Por ejemplo si un niño/a está habituado a que en su familia se hable gritando (conducta); cuando ese niño/a crezca, es probable que piense que gritar es normal (pensamientos) y no se sienta mal por ello (emociones).
Para Ellis la clave está en centrar nuestra atención en los pensamientos como modo de influir en el cambio del resto de componentes (emociones y conductas).Veremos en el próximo capítulo cómo podemos hacerlo.
 
Si siembras un pensamiento, cosecharás una acción;
Si siembra una acción, cosecharás un hábito;
Si siembras un hábito, cosecharás un carácter;
Si siembras un carácter, cosecharás un destino
El tibetano
Por ello es importante conocer nuestras creencias. Yo creo algo con respecto a lo que oigo, veo, vivo y hago. Yo puedo decir las mismas palabras a muchas personas, y cada una de ellas entender cosas muy diversas, porque cada uno tenemos creencias distintas.
El psicólogo identificó las ideas irracionales más frecuentes:
1.    El ser humano adulto necesita en extremis ser amado y aceptado por cada persona significativa de su entorno.
2.    Soy una persona válida si soy muy competente, suficiente y capaz de lograr cualquier cosa que me proponga.
3.    Las personas que no actúan como deberían son malas y deberían ser castigadas.
4.    Es terrible que las cosas no funcionen como a mí me gustaría.
5.    La gente no puede controlar sus emociones y las cosas que suceden están causada por circunstancias externas, a ella se debe mi malestar y desgracia.
6.    Si algo es (o puede ser) peligroso, debo sentirme terriblemente inquieto/a por ello y debo pensar constantemente en la posibilidad de que ocurra, para estar preparado/a.
7.    Viviré más tranquilo/a si evito las dificultades en vez de hacerles frente.
8.    Debo depender de los demás y necesito a alguien más fuerte que yo en quién poder confiar.
9.    Lo ocurrido en el pasado seguirá afectándome siempre.
10.  Hay que preocuparse por los problemas de los demás.
11.  Hay una solución perfecta para cada problema.
12.  La felicidad humana puede lograrse no haciendo nada, inactividad e inercia …
Ellis las redujo a tres ideas irracionales básicas, exigencias absolutistas o necesidades perturbadoras en forma de “deberías“, “tengo que“, etc. con respecto a:
  • Uno/a mismo/a (“tengo que hacer las cosas bien siempre, y así ser querido/a por los demás“)
  • Otras personas (“las personas deben estimarme y siempre ser agradables conmigo. Me lo merezco”)
  • La vida (“las personas consiguen lo que se proponen, siempre y cuando trabajen para ello. Quien no consigue todo lo que se proponga es porque no se esforzó“).

Ahora veamos porque estás ideas son irracionales y sus correspondientes alternativas racionales:
·         Necesidad de ser amado y aceptados por todos:
Se trata de una meta inalcanzable. Gastaremos una enorme cantidad de esfuerzo y energía, renunciando en ocasiones a nuestros propios principios y necesidades para lograr la aprobación de otro. Corremos el riesgo de caer en el servilismo.
Además la incertidumbre de no conseguir la aprobación de los demás generaría un comportamiento molesto e inseguro con el cual conseguiríamos precisamente el efecto contrario, que perdieran el interés por nosotros.
 
El que lo fuerza lo estropea
El que lo agarra lo pierde
Lao Tse
Es normal tener deseos de sentirse valorado, necesitar amor, lo irracional es la necesidad excesiva y generalizada. Centrarnos en buscar más la aprobación por nuestros hechos, actividades y comportamientos que “por nosotros mismos” sería mucho más saludable.
Es normal que nos sintamos frustrados cuando esperamos que nos valoren y gustar pero para nada es algo horroroso y catastrófico
Se trata de sustituir la pregunta de ¿qué le gustaría más a los demás que hiciera ? por esta otra ¿ qué quiero hacer yo en mi vida ?
Para conseguir el amor del otro la mejor forma es darlo:
 
El amor es la pasión por la dicha del otro
Cyrano de Beregerac
·         Ser muy competentes y capaces de lograr cualquier cosa para sentirse valioso/a:
No existe ser humano capaz de ser totalmente competente en todos los aspectos o en la mayor parte de ellos. Es positivo intentar tener éxito pero exigirse tenerlo no, exigirse más de la cuenta además genera estrés y enfermedades psicosomáticas.
Además desde esa actitud siempre tendremos la sensación de estar compitiendo y de estar en inferioridad de condiciones con respecto al otro. Al querer ser superior a los demás entramos en conflicto, lo cual nos distrae de la verdadera felicidad y paz interior.
Nos enfrentamos también al miedo al fracaso y a cometer errores, con lo cual podemos caer bajo las redes de las profecías autocumplidas generando verdadero fracaso, nos desviamos de la idea de que toda experiencia conlleva un aprendizaje significativo para el ser humano.
Las actitudes más positivas serían:
o   Atención al disfrute del proceso más que del resultado.
o   Plantearse a menudo porque actuamos como lo hacemos, si es por nosotros mismos o por agradar a otros.
o   Aceptando que antes de tener éxito es necesario experimentar incluso con el propio fracaso, practicar y practicar.
o   Al miedo se vence abrazándolo, forzarnos a hacer justamente aquello que nos das miedo porque tememos fracasar.
o   Aceptar el hecho de que los seres humanos no somos perfectos.
·         Ciertos actos son feos o perversos, por lo que los demás deben rechazar a las personas que los cometen y castigarlas.
Esta creencia no tiene en cuenta que las personas a veces actuamos bajo la influencia de automatismos incluso inconscientes sin una maldad consciente, más que personas malas hay personas ignorantes o perturbadas que no se dan cuenta de las consecuencias de sus actos para los demás y para sí mismas.
Castigar y culpabilizar como demuestra la experiencia sólo conduce a que la persona siga cometiéndolos, una actitud más tolerante y racional favorece más el cambio positivo.
El culpabilizarse uno y generar depresión, angustia o ansiedad, como el culpabilizar a los demás generando rabia y hostilidad, no conduce a otra cosa que al conflicto personal o social.
Cuando una mujer de cierta tribu de África sabe que está embarazada, se interna en la selva con otras mujeres y juntas rezan y meditan hasta que aparece la canción del niño. Saben que cada alma tiene su propia vibración que expresa su particularidad, unicidad y propósito.
 Las mujeres entonan la canción y la cantan en voz alta. Luego retornan a la tribu y se la enseñan a todos los demás.
Cuando nace el niño, la comunidad se junta y le cantan su canción. Luego, cuando el niño comienza su educación, el pueblo se junta y le canta su canción. Cuando se inicia como adulto, la gente se junta nuevamente y canta. Cuando llega el momento de su casamiento, la persona escucha su canción.
Finalmente, cuando el alma va a irse de este mundo, la familia y amigos se acercan a su cama e igual que para su nacimiento, le cantan su canción para acompañarlo en la transición. En esta tribu de África hay otra ocasión en la cual los pobladores cantan la canción. Si en algún momento durante su vida la persona comete un crimen o un acto social aberrante, se lo lleva al centro del poblado y la gente de la comunidad forma un círculo a su alrededor. Entonces le cantan su canción.
La tribu reconoce que la corrección para las conductas antisociales no es el castigo; es el amor y el recuerdo de su verdadera identidad. Cuando reconocemos nuestra propia canción ya no tenemos deseos ni necesidad de hacer nada que pudiera dañar a otros. Tus amigos conocen tu canción y te la cantan cuando la olvidaste. Aquellos que te aman no pueden ser engañados por los errores que cometes o las oscuras imágenes que muestras a los demás.
Ellos recuerdan tu belleza cuando te sientes feo; tu totalidad cuando estás quebrado; tu inocencia cuando te sientes culpable y tu propósito cuando estás confundido. No necesito una garantía firmada para saber que la sangre de mis venas es de la tierra y sopla mi alma como el viento, refresca mi corazón como la lluvia y limpia mi mente como el humo del fuego sagrado.
Tolba Phanem - mujer, poeta africana.
Actitudes positivas serían:
Evitar criticar a los demás o culparlos por sus fallos sino comprender que estos son come-tidos por simpleza, ignorancia o perturbación emocional.
Cuando alguien nos culpe la actitud más sana será preguntarnos si realmente lo hicimos mal e intentar mejorar nuestra conducta siendo y agradeciendo una mayor consciencia. Si por el contrario consideramos injusto ese juicio basta con comprender que la crítica es un problema del otro, que actúa así por defenderse o por perturbación.
En conclusión comprender que mis errores como los de los demás son el resultado de la ignorancia o de la perturbación emocional.
 
Si pudiéramos leer la vida secreta de nuestros enemigos, encontraríamos en la vida de cada uno, las suficientes penas y sufrimientos como para desarmar cualquier hostilidad.
Anónimo
·         La idea de que es horrible cuando las cosas no son como nos gustaría que fueran.
Los hechos son neutros, somos nosotros los que les damos un significado, de hecho no hay razón para pensar que las cosas deberían ser diferentes. Cuando las cosas no salen, es normal luchar para conseguirlas, pero si no está en nuestras manos la mejor opción es aceptar que las cosas son tal y como son.
Si nos sentimos frustrados y muy desdichados al no conseguir algo sólo nos estamos identificando en exceso con nuestro deseo considerándolo como una necesidad fundamental. Hay que tratar de reflexionar sobre si realmente las circunstancias son realmente negativas o exageramos sus características frustrantes
Vigilar nuestras propias expresiones que dan un sentido catastrófico a los sucesos: ¡Es terrible, Dios mío! no puedo soportarlo, y sustituirlos por otros más realistas y racionales, “Podré superarlo” etc.…
·         Las crisis es siempre una oportunidad de aprender y crecer.
La desgracia humana tiene su origen en fuentes externas, y la gente no puedo controlar sus penas y turbaciones.
Es posible cambiar las emociones, son nuestras valoraciones e interpretaciones las que nos afectan.
Esta idea es irracional porque siempre estamos valorando e interpretando, por ejemplo la siguiente expresión es errónea: “me duele que no me hagan caso”. Lo que me duele es que yo me lo diga dándole un valor de terrible o insoportable.
Es totalmente factible poder cambiar las emociones negativas aunque la mayoría de la gente piensa que no, cuando experimentamos esa emoción dolorosa es conveniente recordar que somos los creadores y que si tenemos el poder de originarla también podemos erradicarla.
La clave está en la atención, en la autoobservación, cuando observamos objetivamente nuestras emociones dolorosas descubrimos los pensamientos y las frases ilógicas que están asociadas a esa emoción, en un estadio posterior a ese darse cuenta podemos generar nuevas verbalizaciones que cambien y transformen esas emociones autodestructivas influyendo sobre nuestro pensamiento.
  • Tenemos que sentirnos inquietos y asustados de las cosas que son o pueden ser peligrosas o temibles y hemos de pensar constantemente en la posibilidad de que todo eso que imaginamos o presentimos ocurra.
Esta creencia no es más que un obstáculo porque si realmente un asunto es peligroso generamos un nivel de nerviosismo tal que no podemos ver realmente la magnitud del problema a solucionar y enfrentarnos con eficacia al mismo. Además es un hecho probado que preocuparse mucho de que algo suceda no solo no evita que ocurra sino que suele contribuir a que aparezca. Cuando han de venir acontecimientos inevitables como la enfermedad o la muerte de nada sirve el preocuparse anticipadamente por ellos.
La mayoría de los hechos temidos y peligrosos (como las enfermedades) son mucho menos catastróficos cuando ocurren de verdad, pero la ansiedad o el miedo de que ocurran sí constituyen algo incluso más doloroso que la propia situación temida.
Es nuestro diálogo interno, la manera en cómo nos hablamos a nosotros mismos es la causante de las preocupaciones y no los peligros externos.; los miedos no nos ayudan a evitar los peligros, sino más bien precipitan los acontecimientos.
Además el mayor miedo que tenemos la persona, lo que los demás piensen de mí sirve de base al resto de miedos. Sería interesante en este sentido de vez en cuando hacer las cosas que más miedo nos dan para demostrarnos a nosotros mismos que no son tan terribles ese miedo, enfrentándose una y otra vez hasta que ya no lo temamos.
  • Es más fácil evitar que afrontar ciertas responsabilidades y dificultades en la vida
Muchos hemos abandonado o por lo menos hemos estado tentados de abandonar determinadas actividades por desagradables con las consiguientes consecuencias negativas.
Durante este proceso donde nos encontramos decidiendo si lo hacemos o no perdemos mucha energía y conlleva incluso más sufrimiento que el hacer la actividad en sí. Es precisamente enfrentándonos a actividades que nos desagradan como aprendemos a confiar más en nosotros mismos. Si por el contrario las evitamos aumentará el grado de inseguridad y desconfianza personal.
Lo realmente saludable y lo que alimenta la felicidad es tener una vida donde nos comprometamos en un objetivo difícil y a largo plazo.El camino pasa por esforzarse en realizar las cosas desagradables que sea necesario hacer y terminarlas lo más pronto posible. Realmente dejamos de hacer ciertas cosas no por indolencia sino como resultado de creencias irracionales por descubrir y modificar. No se trata de imponerse una autodisciplina rígida ni exagerada pero sí planificar las actividades y objetivos de un modo razonable, estableciendo metas a corto, medio y largo plazo. Un individuo racional acepta la vida con lo que ésta conlleva de dificultades, el descansar o evitar los problemas sólo sirve para agradarlos.
  • Se debe depender de los demás y se necesita a alguien más fuerte en quien confiar
Se trata de una creencia irracional porque si bien es cierto que un cierto grado de dependencia de los demás es normal no hemos de llegar al punto de que los demás elijan o piensen por nosotros. A mayor dependencia menor margen de elección; actúanos entonces para agradar al otro y perdemos la posibilidad de ser nosotros mismos. Todo ello conlleva menos oportunidades para aprender, generando más dependencia, inseguridad y pérdida de autoestima. Cuando se depende de los demás se queda uno a merced de ellos, y esto implica que la vida toma un cariz incontrolable ya que los demás pueden desaparecer o morir.
Aceptar que cada persona tiene su propia trayectoria y es capaz de tomar sus propias decisiones. Comprender que no es terrible el fracaso en la consecución de los objetivos, y que los fracasos no tienen que ver con la valía como ser humano.
Es positivo aceptar la ayuda de los demás cuando es necesaria.
  • Mi historia pasada determina mi conducta actual. Algo que me ocurrió y me conmocionó debe seguir afectándome indefinidamente.
Nadie nos obliga a seguir sufriendo los excesos y condicionamientos de otros.
Curiosamente cuanto más influenciado estemos por el pasado más se utilizan soluciones utilizadas entonces que hoy resultan ineficaces, con lo cual se pierde la oportunidad de encontrar otras más actuales y más útiles.
Algo que sucede con relativa frecuencia es que utilizamos el pasado para evitar enfrentarnos a los cambios del presente y evitar realizar el esfuerzo que tenemos que hacer para salir de esa problemática en la que nos encontramos. Responsabilizamos así a nuestro pasado de nuestra inercia y falta de cambio y decimos “por mi pasado me resulta imposible cambiar “.
El hecho es que el pasado es importante y sabemos que influye en nuestro presente, pero también sabemos que nuestro presente es el pasado del mañana y que si nos esforzamos en transformarlo podemos conseguir que el mañana sea diferente. En lugar de realizar los mismos comportamientos del pasado de forma automática, deberá parar y desafiar esos comportamientos tanto verbal como activamente.
·         Hay que sentirse muy preocupado por los problemas y las perturbaciones de los demás
Nuestro enfado no proviene de la conducta del otro sino de nuestro propio diálogo interno de lo que nos decimos a nosotros mismos. Nosotros no tenemos la capacidad ni el poder de cambiar a los demás por mucho que nos disguste la conducta del otro, lo cierto es que pagamos un alto precio con nuestra perturbación. Con frecuencia utilizamos la excusa sutil de involucrarnos en el los problemas de otros para no afrontar nuestros propios problemas. Lo saludable sería involucrarnos sólo cuando nos preocupen lo suficiente, cuando pensemos que podemos ayudar a cambiar o que nuestra ayuda puede ser útil realmente. Cuando aquellos que nos preocupan estén actuando erróneamente, no debemos preocuparnos por sus comportamientos y sí hacerles ver de forma tranquila y objetiva sus errores. Si no podemos eliminar la conducta autodestructiva de otros debemos, al menos, no estar enfadados con nosotros mismos por no conseguirlo y renunciar a la ideas de mejorar esa situación.
  • Hay un solución precisa y perfecta para los problemas humanos y si no se encuentra hay peligro inminente de catástrofe
No existe ni seguridad, ni perfección ni verdad absoluta en el mundo. La búsqueda de seguridad sólo genera ansiedad y expectativas falsas.
Los desastres que la gente imagina que le sobrevendrán si no consiguen una solución correcta a sus problemas no tienen una existencia objetiva, sino que son desastres creados en su mente que, en la medida en que se los crean, les ocurrirá algo catastrófico (como un intenso estado de pánico o desesperanza).El perfeccionismo induce a resolver los problemas de forma mucho menos “perfecta” que si no se fuera perfeccionista.
Un persona racional no se dice a sí mismo que debe conocer la realidad totalmente, o tiene que controlarla, o deben existir soluciones perfectas a todos los problemas. Cuando se enfrenta a un problema, una persona racional pensará en varias soluciones posibles a elegir, y elegirá la más factible y no la “perfecta“, sabiendo que todo tiene sus ventajas e inconvenientes. Deberá buscar entre las opciones extremas (blanco o negro) los puntos intermedios y moderados (grises).
Errar es de humanos, pero nuestros actos no tienen nada que ver con el valor como ser humano que tenemo. Sólo aprendemos al realizar intentos y equivocarnos, el camino pasa por experimentar una y otra vez hasta dar solución a nuestros problemas.
Este tipo de creencias que hemos descrito suelen conducir a afirmaciones de tres tipos a través de las cuales podemos fácilmente identificarlas:
    • ”Es horrible”
    • ”No puedo soportarlo”
    • ”Soy un imbécil por haber hecho esto”
 
En conclusión las creencias limitantes se mantienen porque tienen una serie de beneficios, los falsos beneficios de las creencias limitantes son:
  • Dan sensación de seguridad.
  • Restan responsabilidad sobre tu vida.
  • Exigen menos esfuerzo personal.
  • Generan menos riesgo al vivir la vida.
  • No tenemos que reconocer nuestra grandeza.
  • Nos permite dejar la responsabilidad de nuestra vida en manos de otros.
 
Soraya Founty : Extraido de mi tesis  La alquimia del alma : educar nuestra voz interna
 
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