la alquimia del alma : la sombra psicólogica




“El paraíso acostumbra a presentársenos como tal Cuando ya hemos sido expulsados de él"

Herman Hesse


Antes de entrar en materia me gustaría agradecer profundamente a mi ex-compañero de viaje Alby, su compañía y apoyo durante aquellos meses de buceo ininterrumpido y tránsito por un camino arduo, agradecerle también su entrega y paciencia en su papel como espejo de mi alma y de mis sombras. Agradecer al universo este maravilloso proceso vivido conjuntamente, cada cual en su proceso individual e irrepetible, proceso en el que dos almas despiertan a una misma realidad tímidamente, la realidad del ser más allá del personaje.

Aprovecho para decir algo que he podido experimentar, el camino en pareja es uno de los mejores caminos para sondear y poder comprender y abrazar aquello llamado sombra. Recorriendo juntos las diversas formas que toma mi sombra y la bajada a las tinieblas, visitando sus rincones más temidos hasta encontrar el camino de salida.

La persona que decidí y elegí, Alby, fue uno de mi sgran maestros espirituales. Es la persona que mejor sacó a la luz todas mis sombras, todas aquellas cosas que se encuentran ocultas en mi y que puedo mejorar. Os invito a bucear en todo aquello que no os gusta de vuestra pareja o de vuestra familia directa y en vez de quedarnos con su actitud y las cosas que nos han hecho, tratéis de encontrar en ellos un reflejo de vosotros mismos. Tratemos de encontrar la realidad de lo que no nos gusta ver y que se encuentra en esa persona.


Tus sombras son mis sombras y mis sombras son tus sombras…


“El que quiere vivir el placer sin el dolor, y el orden sin el desorden, no entiende las leyes del cielo y de la tierra”

Chuang Tse

Todos tenemos una máscara con las que nos relacionamos con el mundo, bajo ella sumergida y oculta podemos encontrar todo tipo de emociones y conductas negativas, los celos, la envidia, la mentira, el resentimiento, la lujuria, el orgullo, la rabia y las tendencias asesinas o suicidas. Es lo que en Psicología se denomina sombra personal. Se trata de un territorio inexplorado y esquivo a la luz de la consciencia. Encontrarnos con ella sólo es posible confrontándonos con nosotros mismos con todo lo que ello implica. Encontrarnos con el Mr. Hyde con el que soñó Robert Louis Stevenson y que a todos nos atormenta, esa parte de la personalidad que casi sin darnos cuenta ejerce una influencia importante sobre nuestra vida hasta al punto de sorprendernos cuando logramos iluminar algún aspecto de ella. "La persona que crees ser es sólo una parte de tu ser total. Cuando te alejas demasiado de la persona que estás destinado a ser, una figura se forma en tu inconsciente: tu sombra. Es una personificación de todos los rasgos que te has negado a ti mismo, ya sea porque nunca los has desarrollado o porque los has analizado con detenimiento y no te han gustado" Dr. Robin Robertson.


Alguien pregunta sobre la apariencia de Hyde, y le contestan:


"No es fácil hacer su descripción. Hay algo anormal en su aspecto, algo desagradable, sinceramente detestable. Nunca vi un hombre que me provocara tal aversión, y no logro saber por qué. Debe tener algo defectuoso; provoca una fuerte sensación de deformidad, pero no sabría determinar exactamente qué". Y la descripción que hace Utterson al conocerlo personalmente es de la misma especie:"El señor Hyde era pálido y diminuto; daba la impresión de una deformidad que no residía en nada concreto, desagradaba su sonrisa; se había conducido con el talante del rufián, que alterna timidez y osadía (…) Debe haber algo más, -se decía el perplejo caballero-. No se qué, pero hay algo más. ¡Dios me valga! Ese hombre apenas parecía humano. Casi estoy por decir que es un hombre de las cavernas… ". Utterson, al igual que Jekyll, representaba lo mejor de la civilización: virtud, respetabilidad, El personaje socialmente aceptado Desde esta perspectiva, el lado oscuro será la personificación misma del mal. La Sombra, como producto del inconsciente, difícilmente puede ser muy precisa. Ninguna sombra tiene los bordes definidos, un halo de misterio y vaporosidad las embarga, es un “no se qué “perceptible pero no definible.


Encontramos otras alusiones a la sombra en la transformación mítica del hombre lobo o en la vieja historia del doctor y el monstruo: el increíble Hulk.

La sombra es fácilmente perceptible en los sueños, en las imágenes mentales, en las creaciones de todo tipo, a través de la intuición, en las obras de arte, experiencias que trascienden la realidad concreta, en los actos fallidos, en los lapsus de memoria, sobretodo en los síntomas neuróticos tenemos manifestaciones de esa parte del psiquismo humano.

Según C.G.Jung la sombra, estaría formada por el conjunto de las frustraciones, experiencias vergonzosas, dolorosas, temores, inseguridades, rencor, agresividad que se alojan en lo inconsciente del ser humano.

La sombra está formada por todo lo negativo de la personalidad del yo, el cual no suele estar en condiciones de asumir a nivel consciente la carga emocional de todo lo reprimido actuando en consecuencia como freno motor de nuestra auténtica forma de ser y de sentir.

La sombra aglutina de un modo oscuro, oculto y muchas veces vergonzoso todos los sentimientos, imágenes, símbolos, experiencias negativas tanto individuales como colectivas.

La maldad, el egoísmo, la envidia, el ansia de dominio, de poder, la avidez por el dinero, los celos, la avaricia, la cursilería, holgazanería, presuntuosidad, indolencia, negligencia, la manipulación, la cobardía y muchos de nuestros miedos, emociones y sentimientos que no resultan fáciles de reconocer como componentes de nuestra personalidad.

La sombra es detectada de modo sutil por nuestro consciente cuando llegamos a tener conflictos con los demás, nos manifestamos de modo agresivo, presentamos sentimientos de culpa, muestras de egoísmo y hasta depresión que no podemos explicar, lo que produce todo esto es un desajuste entre la imagen que tenemos de nosotros mismos y nuestras emociones, sentimientos y conducta.

Esta imagen que nos incomoda tampoco conecta con la imagen social que los demás tienen de nosotros.
Todo lo que rechazamos de una persona es porque no lo aceptamos en nosotros mismos y lo proyectamos en los otros. Desconocemos que todos los sentimientos de odio, rechazo, aversión que alguien te produce tiene que ver con algo de ti mismo que no aceptas, tu propia sombra. Según Jung proyectamos las características que no estamos en condición de asumir en nosotros mismos.

Vemos reflejados nuestros propios defectos, limitaciones en las actitudes negativas que adoptamos hacia los que nos rodean.

La sombra opera a varios niveles impidiéndonos relacionarnos con los vecinos, los amigos, personas de otra raza, con extranjeros, con grupos, familias, organizaciones etc. través de prejuicios y críticas exacerbadas: la mente no termina de ser integrada y aflora de ese modo, agotando al sujeto y afectando de forma lamentable las relaciones humanas en un despliegue innecesario de un inmenso potencial de energía que podría ser bien canalizada transformándola en creatividad.

Aceptando nuestras propias limitaciones se activa el potencial de desarrollo que antes no fluía dando paso a una manifestación total en todos los niveles de la vida de la persona.


“Entrar en la oscuridad con una luz sólo nos permite conocer la luz.
Para conocer la oscuridad hay que ir a oscuras. Ve sin ver y descubre que la oscuridad también tiene flores y canta y puede ser hollada por pies oscuros y por oscuras alas.”

Wendell Berry

Desciendo lentamente a los infiernos relatados por Dante, allí me espera Hades, siento el aliento oscuro de mis propia sombra (oscuridad), arriba todo es luz, apariencia, el personaje perfectamente elaborado, aquí, abajo, frio; mi incapacidad, mi temor al juicio, la autoexigencia, mis necesidades más enfermizas de ser aceptada y reconocida, mi victimismo, mi propio drama. Avanzo con sigilo, miedo, silencio, fragilidad, sobre mí la luz, en el otro extremo la sombra. Hades me rapta vibro ante la mirada crítica, contraída de mí ser, sin embargo la reconozco ha sido mi compañera inseparable, doliente, esquiva: Ese evasivo espectro del que no puedo escapar pero que se oculta de mí, mi propia imagen oscura. En un primer momento el miedo, rechazo esa oscuridad que me envuelve, duele el encuentro con lo desconocido. Mis referentes externos dejan de serme útiles, reacciono a través de mecanismos incomprensibles, no entiendo nada aparece el ahogo,.. El impulso a volver, las ganas de salir y no hay retorno, tengo que parir mi nuevo ser…no puedo volver atrás el canal del parto es demasiado estrecho para que ahora pueda caber por él. ¿Quién soy? Vivo el vacio, Me siento atraída pero me produce un profundo miedo, me enfrento a la muerte, por momentos quiero detenerme, frenar, me permito el aliento, pasan los días y recobro el aire para volver a sentir esa asfixia que impregna mi existencia nuevamente. La confianza y la paciencia me guían es lo único que en esos momentos me sirve de apoyo para no caer en el vacío. Confianza en la perfección de lo vivido pese a la dureza del tramo del camino. Duele, ahoga, dilata…Día a día voy rindiéndome a lo oscuro de lo encontrado, integrando cada nota de esta pieza perfectamente compuesta para el deleite del alma. Me encuentro con todos mis personajes, con un conocimiento cuasi perfecto de mi propia obra, les agradezco su baile que durante años me sirvió de bastón, saludo con un intenso abrazo que integra todas las partes de mi yo… (Soraya Founty)

“La sombra personal se desarrolla en todos nosotros de manera natural durante la infancia. Cuando nos identificamos con determinados rasgos ideales de nuestra personalidad -como la buena educación y la generosidad, por ejemplo, cualidades que, por otra parte, son reforzadas sistemáticamente por el entorno que nos rodea- vamos configurando lo que W. Brugh Joy llama el Yo de las Resoluciones de Año Nuevo.

No obstante, al mismo tiempo, vamos desterrando también a la sombra aquellas otras cualidades que no se adecuan a nuestra imagen ideal -como la grosería y el egoísmo, por ejemplo -. De esta manera, el ego y la sombra se van edificando simultáneamente, alimentándose, por así decirlo, de la misma experiencia vital determinan lo que está permitido y lo que no lo está. Los padres, los parientes, los maestros, los amigos y los sacerdotes constituyen un entorno complejo en el que aprendemos lo que es una conducta amable, adecuada y moral y lo que es un comportamiento despreciable, y pecador.

La sombra opera como un sistema psíquico autónomo que perfila lo que es el Yo y lo que no lo es. Cada cultura -e incluso cada familia - demarca de manera diferente lo que corresponde al

Ego y lo que corresponde a la sombra. Algunas, por ejemplo, permiten la expresión de la ira y la agresividad mientras que la mayoría, por el contrario, no lo hacen así; unas reconocen la sexualidad, la vulnerabilidad y las emociones intensas y otras no; unas, en fin, consienten la ambición por el dinero, la expresión artística y o el desarrollo intelectual mientras que otras, en cambio, apenas si las toleran.

En cualquiera de los casos, t los sentimientos y capacidades rechazados por el ego y desterrados a la sombra alimentan el poder oculto del lado oscuro de la naturaleza humana. No todos ellos, sin embargo, son rasgos negativos. Según la analista junguiana Liliane Frey-Rohn, este misterioso tesoro encierra tanto facetas infantiles, apegos emocionales y síntomas neuróticos como aptitudes y talentos que no hemos llegado a desarrollar. Así, en sus mismas palabras, la sombra “permanece conectada con las profundidades olvidadas del alma, con la vida y la vitalidad; ahí puede establecerse contacto con lo superior, lo creativo y lo universalmente humano”.
Extraído de “Encuentro con la Sombra”. Connie Zweig y Jeremiah Abrams

Soraya Founty
El presente escrito es la primera entrega de mi tesis La alquimia del alma. Podrá reproducirse el texto siempre y cuando se cite  la obra y la autora .
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