¿Creces conmigo o te quedas?



Por José María Doria


” Cuando despertemos
Salgamos suavemente de la cama
Salgamos de puntillas y en silencio de la oscura habitación
Y sumerjámonos en la luz de la mañana
Vamos a jugar aquí
No zarandeemos a los demás en sus lechos
Pues están durmiendo porque todavía necesitan descansar
Cuando despierten y oigan nuestros juegos
Sin duda vendrán y se unirán a nosotros ”

Michael Brown




Estoy dedicada a un trabajo personal de crecimiento e investigación y mi pareja no me sigue e incluso me critica. Me dice que esos son mis rollos y no me siento comprendida.


Lo que se plantea en esta pregunta se lo cuestionan muchas personas. Se trata sobre todo de mujeres con maridos que no comparten las mismas formas de desarrollarse y cultivar el alma.


Partamos de la base que el despertar psicológico y espiritual que despliega veloz en el mundo occidental, ha sido primeramente “sintonizado” por la parte femenina de la raza humana. En realidad es a través de nuestro hemisferio cerebral femenino que conectamos con la esfera subconsciente para desde ahí, hacer el viaje hacia la intuida supraconciencia.






En la sociedad actual las mujeres son las primeras en buscar el espacio de lo sutil y cultivarse en el ámbito de la visión profunda. Y aunque esto es bien cierto, se observa cada día un creciente aumento del número de hombres resonando con la búsqueda interna.
¿Cuál es la razón del mayor número de mujeres en proceso de autoconciencia?


La causa tiene que ver con el acento en la razón y la lógica que posee la parte masculina de las personas. Un acento que a menudo actúa como muro resistente a los mensajes sutiles de la intuición, así como de la sensibilidad corporal y las pulsiones de la subconsciencia. Un acorazamiento de lo sensible que dando primacía de la “cabeza lógica”, prioriza los asuntos que se desenvuelvan en la mente concreta. Una mente que procede a filtrar y aplazar todas aquellas inquietudes que le lleven a marcos de descubrimiento en el abstracto e intangible camino que atraviesa las apariencias.


Si a esto unimos que los primeros pasos de dicha interiorización, están tejidos de vivencias que no pueden ser racionalmente enmarcadas, se comprenderán mejor las resistencias a “abrirse” que la parte masculina experimenta. Y si además resulta que el camino iniciático del descubrimiento y la autoconsciencia conlleva cierta conexión con la propia vulnerabilidad, será entonces cuando la apertura prometida, deberá todavía enfrentar más corazas y resistencias.


Sin embargo, si observamos cómo se comporta la inteligencia de vida, comprobaremos que a todos, incluidos quienes están identificados con la mente masculina, llega su propio momento de ensanchar la visión y profundizar en la realidad interna. Puede reconocerse que el cambio evolutivo hacia la integración, tarde o temprano alcanza incluso a los que se encuentran más “protegidos” en sus “antiguas” corazas.


Nuestra parte masculina, en general encarnada de forma más acentuada en los hombres, se resiste a la percepción de lo sutil porque está muy ocupada con la necesidad tangible de “cazar” y lograr en la realidad externa que fabrica la mente lógica. Una preferencia que suele desbalancear el ideal equilibrio entre la ciencia y el arte que todos los seres humanos anhelan. Sin embargo llega un día no casual en el que tal actitud de defensa se ve torpedeada por una especie de conspiración de causalidades, es decir, de hechos que a menudo con nombre de “desgracias”, deconstruyen la inexpugnable Bastilla.
¿Acaso resulta positiva la desgracia?


La desgracia no es más que una interpretación de un suceso doloroso, por lo tanto dependerá de lo que uno se capaz de ver más allá de las apariencias. Sabemos que no es extraño que a la vida del pragmático ego masculino, llegue una cadena de acontecimientos o “ángel negro” que no sin dolor, desmonte las resistencias que éste erige a lo nuevo, y desde ahí se asista a una gran apertura de conciencia. Se trata de una situación deconstructora urdida por el misterio y la sincronía que, de pronto, trayendo inesperadas “noticias”, ofrece un caos a este buen hombre que de pronto ve “patas arriba” su vieja vida.


Y aquel racionalista que nada quería saber de los “rollos de su esposa”, de sus libros, de sus profesores y de sus conversaciones ilusorias con pinta de sectarias, de pronto se abre inocente a practicar aquellas absurdas meditaciones y yogas mañaneros que ella realizaba. Es decir, se abre a algo tan aparentemente ambiguo y poco productivo como enfocar la atención a la respiración, y observar ecuánime el ir y venir de sus ideas…


Y sucede que poco a poco se atenúa el dolor de las duras pérdidas que contraían a este masculino con contracturas. Y también sucede que el hecho de experimentarse en un nuevo estado mental alivia su tensión, al tiempo que le permite una tregua al recuerdo de reciente desposeimiento que tanto le obsesionaba. Una cosa tras otra, y todas con aspecto de haber sido orquestadas por una especie de plan inteligente, comienzan a infiltrar en su ser una especie de “virus de serenidad y darse cuenta”. Un virus que, al parecer, este tiempo actual expande gratuitamente y de forma generalizada. Es decir que sucede de uno en uno y de dentro a fuera.


El tiempo pasa, la enseñanza penetra
y la pareja disminuye el desentendimiento que los separa.


Poco a poco, el camino del silencio da frutos,
y cada cual con su correspondiente perspectiva,
comparte el desarrollo transpersonal que da sentido a su vida.


1 comentario:

  1. Joan Medina (todoparaelalma)25 de agosto de 2013, 14:46

    Es un sentimiento que también experimentamos los hombres cuando nuestra pareja nos "tolera" nuestras excentricidades. A veces te sientes solo, pero debes ser consecuente con tu elección...
    Es cuestión de aprender a aceptar la situación y seguir andando el camino; la recompensa está en ser consciente de ti mismo, de tu evolución y observar cómo, día a día, te sientes mejor contigo mismo y por extensión, o sintonización, compruebas cómo todo a tu alrededor (tu vida, tus amistades, tu economía, tus proyectos...) va encajando igual que un puzzle. Incluso la relación con tu pareja mejora de forma evidente. Sigue "tolerándote" pero ya apenas te molesta y ni te importa...
    Claro que hay momentos de todo, pero de eso se trata: de superarlo con esa nueva conciencia que te permite observar el teatro de tu vida desde palco, con todas las ventajas que supone ser consciente de tu propia situación y poderla manejar como tu deseas.
    Gracias por tus aportaciones en Facebook.
    Un abrazo!
    Joan (todoparaelalma)




    ResponderEliminar

Gracias por los comentarios , abrazo hondo