LA TORMENTOSA BUSQUEDA DEL SER :CÓMO COMPRENDER Y SOBRELLEVAR UNA EMERGENCIA ESPIRITUAL.



Grof Stanislav

Psicólogo, psiquiatra, médico y psiconauta, narrador de experiencias psicodélicas y cartógrafo de la mente humana. Todo esto y un poco más es este autor.
Nacido en el corazón de Europa, en la ciudad de Praga, cursó estudios de medicina al ...conocer de forma subterránea los tratados de psicología de Freud. Después de un tiempo de práctica en el psicoanálisis pensó en abandonar la profesión, debido a la infructuosidad de la técnica... pero en esos momentos cayó en sus manos una dosis de LSD. Se trataba de una muestra enviada desde los mismos laboratorios suizos de la Sandoz, donde trabajaba Albert Hofmann, y la ofrecían por aquel entonces a hospitales psiquiátricos para que investigaran su utilidad en el tratamiento de los desordenes psíquicos. Grof se ofreció como conejillo de indias, ingiriendo la LSD combinando la experiencia con las luces estroboscópicas de un calidoscopio. Desde aquel día Grof supo que detrás de esa sustancia se escondía algo más que un juego de luces y paranoias. La LSD permitía volver a revivir episodios traumáticos que habían quedado ocultos en el trastero de la mente, en el inconsciente. Al poder sacarlos del olvido, y experimentarlos de nuevo como si se tratara de una vuelta al presente de un pasado olvidado, el paciente tenía la oportunidad de poder atravesar e integrar esa experiencia que le había dejado inválido para la vida cotidiana, para la relación con los demás o consigo mismo. Y de aquí, de la biografía, las experiencias se ampliaban al reino de lo que en occidente había sido conocido como mística: el conocimiento del fluir espiritual del cosmos.

En cierta manera puede considerarse que Grof, junto a Ken Wilber, es uno de los paradigmas de la Psicología Transpersonal.


CÓMO COMPRENDER Y SOBRELLEVAR UNA EMERGENCIA ESPIRITUAL.


Las emergencias espirituales pueden darse como estados alterados de conciencia acompañados de emociones intensas, pensamientos extraños, visiones y otros cambios sensoriales, así como también en la forma de diversas manifestaciones físicas.

Estos episodios a menudo se relacionan con temas espirituales, incluyendo secuencias de muerte y renacimiento psicológico, experiencias de vidas pasadas, sensaciones de unidad con el universo, encuentros con seres mitológicos y motivos similares. Tales aperturas espirituales llenas de dramatismo entrañan la limpieza definitiva de viejos recuerdos traumáticos y fijaciones de diverso origen. Tanto es el material psicológico que sale a la superficie, que colisiona con las actividades diarias de la persona. Sin embargo, este proceso es, por su misma naturaleza, potencialmente transformador. Los conflictos internos asociados a una emergencia espiritual no siempre son síntomas de una enfermedad, sino que pueden ser la manifestación de un movimiento interior que es curativo e impulsa a la evolución.

En las mujeres, una crisis de transformación puede ser desencadenada por la combinación del estrés físico y emocional durante el parto. Ya que dar a luz es una situación en la que existe el peligro de perder la propia vida, hay un elemento de muerte en cada nacimiento; esta experiencia lleva así a la madre a las fronteras mismas de la existencia individual: su comienzo y su fin. Esta es también la zona intermedia entre lo personal y lo transpersonal.
A veces una transformación psicoespiritual puede comenzar durante relaciones amorosas intensas y emocionalmente desbordantes. El sexo también tiene una dimensión transpersonal importante: por un lado, es un vehículo para trascender la mortalidad biológica porque es capaz de producir una nueva vida; por el otro, nene una profunda conexión con la muerte.

De hecho, los franceses llaman ‘ pequeña muerte” al orgasmo. Una unión sexual que se da en el contexto de un lazo emocional poderoso puede convertirse en una profunda experiencia mística: todas las fronteras individuales parecen disolverse y la pareja se siente reconectada con su origen divino.

   Además de ser la unión biológica de dos seres huma nos, una situación de este tipo puede ser experimentada como la unión de los principios femenino y masculino, y alcanzar dimensiones divinas.

En otros casos, el comienzo de una emergencia espiritual puede rastrearse hasta hallar una experiencia emocional muy fuerte, en especial una implique una gran pérdida, tal vez el fin de una relación amorosa importante, un divorcio, la muerte de un hijo, un padre u otro pariente cercano.

Pero si buscamos un común denominador o un camino final en las situaciones desencadenantes, encontraremos que todas estas situaciones conllevan un cambio radical en el equilibrio entre los procesos conscientes e inconscientes. Algo ocurre que favorece el funcionamiento del inconsciente al extremo de que éste supera las percepciones comunes.


Para alguien en una emergencia espiritual, ya sea suave o más dramática, la tarea de vivir su día o funcionar de una

manera conocida puede convertirse en un desafío. Las actividades normales y aparentemente simples que forman parte de la da cotidiana quizás se vean de golpe como problemáticas, o parezcan más le lo que uno es capaz de soportar. Con frecuencia, las personas en crisis viven experiencias internas tan llenas de emoción, poder visual y fuerza energética que tienen dificultad para separar este vivido mundo interior de lo que ocurre en el mundo exterior Puede que se sientan frustradas al encontrar que su nivel de atención es difícil de mantener, y es también posible que los cambios tan rápidos y frecuentes de su mente les causen pánico.

”Entre los componentes más problemáticos y alarmantes con los que se enfrentan quienes viven una emergencia espiritual, se encuentran el miedo, la soledad, las experiencias de locura y la preocupación por la muerte. Aunque estos procesos son una parte intrínseca y pivotal del proceso curativo, pueden volverse atemorizantes y abrumadores, en particular si no se cuenta con un apoyo humano. Al abrirse las puertas del inconsciente, una amplia gama de emociones y recuerdos reprimidos puede pasar a la percepción consciente. Elementos de miedo, soledad, locura y muerte aparecerán a veces al mismo tiempo cuando uno enfrenta recuerdos específicos o experiencias de los dominios personales o transpersonales.



ENFRENTARSE CON EL MIEDO


El miedo es una pieza natural en el mosaico del cambio. Algún tipo de miedo siempre acompaña a una emergencia espiritual, ya sea sólo la preocupación por los sucesos de todos los días o un terror enorme que flota libremente sin estar atado a ninguno de los aspectos normales de la existencia. Es común sentir algún grado de ansiedad en una situación así: no sólo se desmorona el sistema conocido de creencias sino que, además, se está especialmente sensible. El cuerpo parece deshacerse con molestias físicas desconocidas y dolores perturbadores.

COMPORTAMIENTOS QUE AÍSLAN

Tal vez una persona, en medio de una emergencia espiritual, parezca ser “diferente” por un tiempo. En una cultura de normas establecidas y expectativas rígidas, quien comienza a cambiar interiormente parecerá fuera de lugar. Quizás aparezca un día en el trabajo o a la hora de la cena con ganas de hablar sobre sus nuevas ideas y percepciones: lo que siente hacia la muerte, preguntas sobre su nacimiento, recuerdos familiares olvidados hace tiempo, perspectivas insólitas sobre los problemas del mundo o la naturaleza básica del universo. El planteo intenso de conceptos extraños puede provocar que colegas y familiares se alejen y que la sensación ya presente de soledad de la persona en crisis se magnifique. Los valores e intereses cambian, y es muy probable que uno ya no tenga ganas de participar en ciertas actividades.

Durante una emergencia espiritual, a menudo la mente lógica se ve sobrepasada por el colorido y rico mundo de la intuición, la inspiración la imaginación. La razón se vuelve restrictiva, y la verdadera percepción lo lleva a uno más allá del intelecto. Para algunas personas, esta excursión a las regiones de lo visionario será espontánea y creativa, aunque es más frecuente que, por implicar estados de conciencia que no se consideran normales, mucha gente de por sentado que se está volviendo loca. Cuando ocurre, la disolución de la racionalidad como parte del desarrollo espiritual en muchas ocasiones trae aparejada la muerte de viejas restricciones y prejuicios mentales, lo que a veces es inevitable para que una nueva y expandida comprensión y una mayor inspiración puedan abrirse paso. Lo que en realidad desaparece no es nuestra capacidad de razonar, aunque así parezca por un tiempo, sino las limitaciones cognitivas que a uno lo mantienen constreñido y sin posibilidad de cambio.

Mientras esto ocurre a veces el pensamiento lineal se hace imposible, y la persona siente una agitación mental al ser bombardeada su conciencia por el material inconsciente que ha sido desbloqueado. Aparecen emociones extrañas y perturbadoras, y la racionalidad familiar de antes es incapaz de explicarlas. Este puede ser un momento muy atemorizante del desarrollo espiritual. No obstante, si una persona está realmente compro metida en un proceso de apertura espiritual, es solamente transitorio y será un paso muy importante en la transformación.



El filósofo griego Platón describe la locura divina como un don de los dioses: Las más grandes bendiciones vienen por medio de la locura, en ver dad una locura enviada por el ciclo. Fue cuando estaban dementes que las profetizas de Delfos y las sacerdotisas de Dodona lograron tanto de lo cual los estados y las personas de Grecia están agradecidos; cuando cuerdas, hacían poco o nada... la locura (es) un don divino, cuando es dispensado por los dioses. En la cultura Okinawa tal estado era conocido corno kamidari. Es un periodo en el cual el espíritu de la persona sufre, una época de prueba durante la cual no puede funcionar racionalmente. La comunidad apoya a tales individuos, reconociendo que el estado de desvarío es un signo de que esa persona está cerca de Dios. Con posterioridad, tal persona es considerada alguien con una misión divina, quizás la de curar o enseñar.

 
El poeta T. S. Elliot escribió:
Para poseer lo que no posees. Debes recorrer el camino de la entrega. Para llegar a lo que no eres. Debes recorrer el camino del no- ser. El apego, o el aterrarse al mundo material, es considerado por el budismo como la raíz de todo sufrimicnto, y desprenderse de él es la clave de la liberación espiritual

 
Estas líneas de la poesía Fénix, de D. H. Lawrence, reflejan este proceso devastador pero transformador a la vez. ¿Estás dispuesto a ser lavado, horrado, cancelado, hasta la nada? ¿Estás dispuesto a ser hecho nada? ¿A sumergirte en el olvido? Si no, jamás cambiarás realmente. Cuando una persona está inmersa en el proceso de la muerte del ego, a menudo se siente arrasada y devastada, como si todo lo que es o fue alguna vez se derrumbara sin ninguna esperanza de renovación. Como la identidad de una persona así parece estar desintegrándose, ya no está segura de cuál es su lugar en el mundo, ni de la validez de su paternidad, de su empleo, o de su humanidad. Exteriormente, los viejos intereses ya no importan, cambian los sistemas éticos y los amigos, y se pierde con fianza en la capacidad para funcionar en el mundo de todos los días. Por dentro, se puede llegar a experimentar una pérdida gradual de la identidad: se siente que el ser físico, emocional y espiritual está siendo destruido con fuerza e inesperadamente. Hasta se sentirá que se muere de ve ras, y de golpe uno se verá obligado a enfrentar temores más profundos.



El poeta americano Henry David Thoreau escribe: Oigo más allá del alcance del sonido, Veo más allá del alcance de la vista, Nuevas tierras y cielos y mares alrededor mío, Y en mi día, sí, el sol empalidece su luz.



El psicólogo norteamericano Abraham Maslow describió una categoría de experiencias místicas caracterizadas por la disolución de las fronteras personales y la sensación de ser uno con otras personas, con la naturaleza, con todo el universo y con Dios; acuñó para ellas el término “experiencias cumbre”. En sus escritos, Maslow critica duramente a la posición tradicional de la psiquiatría occidental, la que sostiene que estas experiencias son síntoma de la enfermedad mental. Maslow demostró sin lugar a dudas que las experiencias cumbre ocurren en personas normales y bien adaptadas. También observó que si se les permite completarse natural mente es común que resulten en un mejor funcionamiento en el mundo y que conduzcan a lo que él llama “la autorrealización”: una mayor capacidad para expresar el propio potencial creativo.

Considerando que las experiencias cumbres son positivas y están llenas de posibilidades, puede resultar desconcertante que se conviertan en un motivo de crisis espiritual. La razón principal para tales complicaciones es que la cultura occidental en realidad no tiene una comprensión cabal de los estados alterados de conciencia. Como consecuencia, somos incapaces de reconocer el valor de estas experiencias, de aceptarlas y de contener a quienes las viven. La actitud que predomina en la psiquiatría tradicional y en el público en general es que cualquier desviación de la percepción y la comprensión común de la realidad es patológica. En estas circunstancias, un occidental promedio que atraviesa un estado místico tenderá a cuestionar su salud mental y a resistir lo que experimenta. Los parientes y amigos probablemente apoyarán tal actitud y sugerirán que se recurra a la ayuda psiquiátrica. Mucha gente en el medio de una experiencia cumbre ha sido enviada a un psiquiatra, que le diagnosticó una patología, interrumpió la experiencia con medicación supresiva y tranquilizantes y le adjudicó el rol de paciente psiquiátrico de por vida.



EL DESPERTAR DE KUNDALLNI



Se hallan descripciones de esta variante de emergencia espiritual en la antigua literatura de la India; sus manifestaciones se atribuyen a la activación o al despertar de una forma sutil de energía llamada “el poder de la serpiente”, o Kundalini. De acuerdo a los yoguis, Kundalini (literalmente “el que se enrosca”) es la energía que crea y sustenta al cosmos. En el cuerpo humano, reside en forma latente en la base de la espina dorsal. Tiene el potencial para purificar y curar a la mente y al cuerpo mediante la apertura espiritual y así elevarnos a un nivel más alto de conciencia.

La energía Kundalini, activada, adquiere su forma ígnea, o Shakti, y sube por la columna, fluyendo a través de los conductos del cuerpo sutil, un campo incorpóreo de energía que, los yoguis dicen, penetra y rodea al cuerpo físico. Al limpiar los efectos de viejos traumas, abre los siete centros espirituales llamados chakras, que se localizan en el cuerpo sutil a lo largo de un eje que se corresponde con la espina dorsal. Además de varias experiencias difíciles asociadas a este proceso de limpieza, quienes viven el despertar de Kundalini suelen hablar de estados extáticos relacionados con alcanzar un nivel más alto de conciencia. Entre éstos, merece ser mencionado el samadhi, o unión con lo Divino, que ocurre cuando el proceso llega al séptimo centro, el de la “corona” (Sahasrara). Este pro ceso, aunque los yoguis lo consideren deseable y benéfico, no deja de tener sus peligros. Lo ideal seria que aquellos que atraviesan un despertar intenso de Kundalini contaran con la guía de un maestro espiritual con experiencia. La energía Shakti que se mueve a través del cuerpo trae a la conciencia una amplia gama de elementos anteriormente inconscientes: recuerdos de traumas psicológicos y físicos, secuencias perinatales y distintas imágenes arquetípicas. Cuando esto ocurre, la gente que atraviesa este tipo de crisis experimenta un rico muestrario de manifestaciones emocionales o corporales llamadas kriyas. Sienten una intensa energía y un calor que les recorre la columna en dirección ascendente, y a menudo sus cuerpos se sacuden y hacen movimientos espasmódicos y torsiones. Es probable que su psique se vea inundada por profundas oleadas de emociones tales como la ansiedad, la ira, la tristeza, y también la alegría y el éxtasis. Un desbordante miedo a la muerte, a la pérdida del control y a la locura son formas concomitantes de las manifestaciones más extremas del despertar de Kundalini. Tal vez estas personas encuentren difícil controlar su comportamiento; durante las oleadas de la energía Kundalini puede que emitan sonidos involuntarios y que sus cuerpos se muevan de forma extraña e inesperada. Las manifestaciones más comunes en este caso son llorar o reír sin motivo, hablar en lenguas extrañas, cantar canciones antes desconocidas y cánticos espirituales, tomar posturas y gestos del yoga, e imitar una variedad de sonidos y movimientos de animales. Las manifestaciones sensoriales de Kundalini son de una gran variedad y riqueza. Suelen describirse visiones coloridas de hermosos diseños geométricos, luces brillantes de una belleza sobrenatural y complejas escenas de deidades, demonios y santos. Se experimentan sonidos internos que van desde zumbidos y cantos de grillos hasta música celestial y coros de voces humanas. En ocasiones se huelen perfumes y bálsamos exquisitos; hay quienes hablan de la fragancia increíblemente dulce de un néctar divino. Son especialmente comunes la excitación sexual y la sensación del orgasmo, que pueden ser tanto placenteras como dolorosas. La profunda conexión entre Kundalini y la energía sexual es la base de una práctica yogui llamada Tantra, donde la unión sexual ritual es utilizada como un vehículo para inducir experiencias espirituales. Un estudio cuidadoso de las manifestaciones del despertar de Kundalini confirma que, aunque intenso y devastador, este proceso es en esencia curativo. En conexión con experiencias de este tipo, hemos observado en repetidas ocasiones el alivio o la limpieza total de un amplio espectro de problemas físicos, incluyendo la depresión, distintas fobias, jaquecas y asma. No obstante, en el curso del despertar de Kundalini, distintos síntomas antiguos pueden intensificarse temporariamente, y también manifestarse los que estaban latentes. En ocasiones parecerán problemas médicos y psiquiátricos y hasta serán mal diagnosticados como tales. A pesar de que en las escrituras de la India se encuentra la expresión más sofisticada y elaborada de la idea de Kundalini, existen importantes paralelos en muchas culturas y religiones en todo el mundo.



EL DESPERTAR DE LA PERCEPCION EXTRASENSORIAL

(APERTURA PSIQUICA)

Entonces miré de nuevo. Algo andaba mal. Esta pared no tenía ventanas, ni muebles contra ella, ni puertas. No era una pared de mi habitación. Y sin embargo, me resultaba conocida. La identifiqué al instante. No era una pared, era el cielo raso. Estaba flotando de cara al cielo raso, balanceándome con suavidad con cada movimiento que realizaba. Di vueltas en el aire, asombradísimo, y miré hacia abajo. Allí, en la luz tenue debajo mío, estaba la cama. Había dos personas en ella. A la derecha estaba mi esposa. Junto a ella había alguien más. Ambos parecían dormidos. ¿A quién iba yo a soñar durmiendo junto a mi mujer? Miré más de cerca) y el shock fue enorme. ¡Yo era quien estaba en la cama! Robert Monroe, Journeys Out of the Body.



Muchas tradiciones espirituales y escuelas místicas describen el surgimiento de varias habilidades paranormales como un estadio natural pero potencialmente peligroso en el desarrollo de la conciencia. La fascinación y la obsesión con los fenómenos psíquicos son consideradas como trampas peligrosas para el ego del buscador, y una distracción desafortunada de las metas espirituales genuinas. En los estadios más avanzados que le siguen a sobreponerse a este obstáculo, un aumento de la intuición y las habilidades psíquicas tal vez se conviertan en una parte integral de la vida. En ese momento, ya están integradas a la nueva cosmovisión mística y no presentan problemas. Por lo tanto, no debe sorprendernos que un aumento considerable en la capacidad intuitiva y en los sucesos de tipo paranormal suelan resultar concomitantes a varios tipos de emergencia espiritual. Prácticamente cualquier tipo de experiencia transpersonal puede, bajo ciertas circunstancias, proveer de sorprendente información, que seguramente el individuo no podría haber adquirido de forma convencional y que parece poseer un origen paranormal. Además de esto, muchas personas en crisis de transformación cuentan acerca de instancias específicas de percepción extrasensorial, como la visión de lugares remotos, la precognición, la telepatía y otros fenómenos paranormales.



Otro fenómeno extrasensorial que a menudo se da en las personas que experimentan una dramática apertura psíquica es la capacidad de sintonizar tan profundamente con los estados internos de otros que llegan a la telepatía. Sus percepciones resultarán llamativamente exactas y puede que inclusive toquen ciertas áreas que la gente normalmente prefiere ocultar. En una crisis, mucha gente tiende a verbalizar sin ninguna discriminación todo lo que percibe telepáticamente, lo que ofende e irrita a quienes las percepciones tocan y agrava aún más una situación ya de por sí tensa.



. A veces se ven acontecimientos que están prontos a ocurrir; otras, se trata de lo que ocurrirá en un futuro remoto. Puede que también sepan lo que está ocurriendo en otros lugares del mundo, en particular si se trata de sitios donde hay seres queridos. La frecuencia y la acumulación de tales eventos paranormales tal vez resulten muy atemorizantes y perturbadoras, ya que socavan la noción de realidad que prevalece en las sociedades industriales. Otra experiencia que suele provocar serios problemas es la pérdida ocasional de la propia identidad y la identificación canalizadora con otras personas. Tal vez se asuman la imagen corporal de la otra persona, sus posturas, sus gestos, la expresión de su cara, sus emociones y hasta sus procesos de pensamiento. Los chamanes experimentados, los canalizadores y los curadores espirituales son capaces de entrar en tales estados a voluntad y utilizarlos para adquirir un conocimiento sobre los problemas de otras personas, diagnosticar y curar varias enfermedades.



A menudo esta gente cuenta que sus vidas están llenas de extraordinarias coincidencias que conectan los elementos de su realidad interna, como sueños y visiones, con acontecimientos de la vida cotidiana. El primero en reconocer este fenómeno fue C. G. Jung, quien lo llamó sincronicidad. El definió a la sincronicidad como un principio acausal de conexión que explica coincidencias significativas que relacionan a individuos y a situaciones distantes en el tiempo o en el espacio. Una extraordinaria sincronicidad acompaña a varias formas de emergencia espiritual, pero ésta parece ser especialmente común en las crisis de apertura psíquica. La psiquiatría convencional insiste en explicaciones estrictamente causales, y aún no ha aceptado el fenómeno de la sincronicidad. Los psiquíatras a menudo desestiman cualquier alusión a coincidencias significativas como una percepción distorsionada y una mala interpretación de los hechos a causa de un proceso patológico. 




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 Fuente:http://sciencenergy.over-blog.es/

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