La alquimia del Alma . Parte II


El Origen: Confianza
¡Confía! le dije. ¡Confía!
¿”Nada más”? preguntó casi decepcionada.
“Y nada menos”, respondí.
Desde entonces, los días han pasado y a menudo he sentido que la confianza a la que me refería, era una confianza que no estaba necesariamente basada en los recursos de la personalidad, recursos tales como la capacidad de analizar o la pura inteligencia de procesar datos y posibilidades. En realidad, esa cualidad de la confianza se escribe con mayúsculas y tiene que ver con un sentir que carece de causa, tiene que ver con un sentimiento que proviene de muy dentro y que se gesta desde el núcleo de la relación con lo que ES. Se trata de certeza, una certeza constituida en la relación con todo lo existente y que tiene como fundamento el amor y la benevolencia. Un “amor providencia” que de alguna forma, está más allá de nuestros juicios y prospectivas.
José María Doria. Publicado en Mientras llega el despertar
 
Lo que sucede es siempre la mejor opción del universo.
Ramayat

las  creencias

 
Aunque nuestros pensamientos y creencias conforman nuestra realidad, podemos considerar que somos más pasajeros que conductores en el recorrido de la vida.
José María Doria
 
¿A qué llamamos exactamente creencia? En el sentido que me interesa hacerlo llegar la creencia sería un estado mental, una actitud donde el conocimiento o experiencia sobre un suceso o cosa lo damos por  cierto  sin apenas cuestionarlo, ésta influye  directamente en nuestra vida psíquica y como no en nuestro comportamiento de tal modo que conformamos una visión  y conocimiento del mundo totalmente subjetiva.
El mundo y lo que sucede en él es tal cual es, neutro, somos nosotros quienes  a través de nuestro sentir y percibir consciente quienes les damos un  significado positivo o negativo. Somos en última instancia creadores de realidad condicionados por nuestras propias gafas de ver el mundo que nos rodea. En este sentido una  creencia sería un constructo de la realidad y no la realidad misma.
Me gusta la sencilla comparación que nos ofrece Frank P. Ramsey  ; las creencias son  como mapas grabados en el sistema (ADN o aprendizajes) que nos orientan en el mundo, su fin último es la satisfacción de nuestras necesidades mostrándonos que conductas ayudan a conseguirlo.
A menudo por la propia naturaleza de las creencias, subjetiva y subconsciente la realidad es otra muy distinta a lo que entiende la persona en su mapa mental.
Centrándome  en los términos de necesidad y  orientación, la creencia estaría para mi  ligada íntimamente al sentido de supervivencia, necesitamos encajar, sentir que formamos parte de un algo e interiorizamos creencias que nos ayudan a hacerlo. Catalogar da sentido a  la mente egoica  e impide su muerte social y existencial.
Muchas de estas creencias habitan en nuestro subconsciente y se van conformando con sucesos y vivencias que vivimos en su día como traumáticas y con afán de protección de nuestro propio equilibrio mental hemos sumergido en algún sótano de nuestra consciencia.
Como veremos más adelante, reconocer su existencia, el cómo y porqué las necesitamos contribuye a sanar a la persona, a crecer y a un mayor conocimiento de nuestras motivaciones últimas. En este sentido creencias y sombras están íntimamente relacionados: la sombra sería todo aquello que durante el proceso de crecimiento vamos seleccionando como aspectos de nuestra personalidad que rechazamos teniendo como referencia el comportamiento o palabras que nuestros educadores y padres nos hacen llegar cuando decimos o hacemos algo que para ellos está fuera de lugar conforme a sus propias creencias. Vamos así ocultando y reprimiendo en nuestro inconsciente aquellos rasgos negativos y emociones inaceptables que nos provocan dolor y vergüenza al ser rechazados. Por temor a este mismo  rechazo vamos creando una máscara social, personajes  de menos o mayor relevancia, que nos distancia de lo que realmente somos .A la sombra pertenece  el odio, la ira, celos y envidias, la lujuria, las conductas adictivas y agresivas, las ideas de suicidio etc. Ese personaje se dota de unas creencias que le ayudan a sobrevivir.
 

Creencias y percepción de la realidad

 
“Todo lo que contemplas si bien parece Fuera, está dentro”.
Neville
Volviendo a las creencias, nuestra mente  elabora una realidad subjetiva, proceso que puede convertir nuestra propia  vida en una fuente de esperanza y alternativas o en una fuente de sufrimiento y autodestrucción.
Es normal que esto ocurra así ya que a través de nuestro sistema de creencias y valores damos significado y coherencia a nuestro modelo del mundo, al que estamos profundamente vinculados y damos un cierto orden a lo que experimentamos adaptándonos.
Cuestionar una de nuestras creencias puede desestabilizar todo el sistema al afectar a aquellas otras que se derivan o están relacionadas con ella. Esta es la razón por la que somos tremendamente reacios, en muchas ocasiones, a modificar alguna de nuestras creencias. Nos da miedo perdernos, no saber quiénes somos.
De hecho una de las ideas que rondaban mi cabeza cuando inicie el proceso de autoobservación era ¿ahora quién voy a ser? Sentía desconcierto, desorientación y  mucho miedo. No sabía cómo  me iba manejar en el mundo, sólo que muchas cosas cambiarían.
Todo aquello que me había servido de referencia  se cuestionaba y me sentía como un barco a la deriva pero pronto descubres que ese “vaciado “poco a poco se va llenando de ideas, sentimientos maravillosos que se instalan allí donde el lugar va quedando desocupado…
 
 
 
 
“Han sido muchos años con el mismo timón y el mismo mapa y es normal que cualquier capitán se sienta desorientado sin saber hacia dónde dirigir su barco…”
Soraya Founty
Además las creencias son asignaciones de significado o de causa, que nos son útiles  para  la organización de nuestra percepción y explicar acontecimientos del pasado, del presente y prever los del futuro. En este sentido su función da cuerpo y significado  a los actos, pone en marcha capacidades y conductas
Todo esto va mucho más allá, sucede también que las creencias se forman y se refuerzan  a partir de ideas que confirmamos o creemos confirmar a través de nuestras experiencias personales.
Las creencias  así se convierten en una  fuerza muy poderosa dentro de nuestra conducta. Su carácter, en muchos casos, subconsciente la hace  para mí aún más peligrosa, afectando incluso  al modo en como percibimos a lo demás, las cosas, las situaciones incluso a nosotros mismos y al modo que tenemos de relacionarnos con todo ello, surgiendo conductas autodestructivas, agresivas y de rechazo hacia el otro o lo que es peor aún hacia uno mismo.
Pero no todas las creencias son negativas, algunas nos sirven como recursos, sin embargo muchas de ellas nos limitan a diversos niveles: nuestras creencias pueden moldear, influir e incluso determinar nuestro grado de inteligencia, nuestra salud, nuestra creatividad, la manera en que nos relacionamos e incluso nuestro grado de felicidad y de éxito.
Son ideas que en un momento determinado llegaron a nosotros y creímos que eran ciertas, como algo tan evidente como que el sol sale todas las mañanas al despuntar el alba.
Las creencias se formaron  y se van formando, ocupando un espacio, una energía, se materializan. Emanan de lo que nos han dicho, de lo que hemos vivido, son maneras que nosotros creemos tener y ser, Aún así hay posibilidad con un trabajo minucioso, paciente  etc. de ir dando luz poco a poco a todas ellas, a través de una atención y autoobservación sostenida.
 
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