El perdón como acto interior de liberación emocional



Pasamos por momentos en los que la palabra perdón se asocia con algo religioso, pensamos que perdonar tiene que ver con tomar actitudes falsas de tolerancia o de reconocer que el ofensor tiene razón, actualmente sentimos que perdonar es negar nuestros sentimientos genuinos en nombre del perdón.

 Un concepto confuso: Lo que el perdón NO ES.
  •  Perdonar no es justificar comportamientos negativos propios o ajenos.
Maltrato, violencia, agresión, deshonestidad son algunos comportamientos que pueden ser totalmente inaceptables.El perdón no quiere decir que apruebes o defiendas esa conducta, ni excluye que tomes medidas para cambiar la situación o protegerte.
Sería imposible perdonar a un violador o a un asesino si tuviéramos que aceptar ese
comportamiento. Sin embargo, hay personas que han perdonado a sus violadores, como Robin Casarjian, especialista en el perdón.
Tú puedes considerar conveniente una medida firme, como el divorcio, el pleito, o el fin de la relación para impedir que vuelva a ocurrir.
  1.  El perdón es un acto interior de liberación emocional. En realidad, no tiene nada que ver con la  persona que te agredió.
  2.  El perdón no exige que te comuniques directamente con la persona a la que has perdonado.
  3.  El perdón es un proceso interno. No hace falta ir y decir “te perdono”.
Con frecuencia, la otra persona advierte el cambio producido en tu corazón, sin necesidad de explicar nada. Pero esto solo pasa a veces.Perfectamente puede darse el caso de que perdones a alguien que ha muerto o que no está dispuesto a hablar contigo.
  • Perdonar no es olvidar lo sucedido
El mito de “perdón como olvido” pretende que un suceso desagradable sea extraído de nuestra memoria sin más, en lugar de una ampliación de conciencia es una disminución de memoria .En realidad es una evasión de lo sucedido, una negativa a afrontar el dolor que produce habitualmente emociones reprimidas.El perdón siempre amplia la conciencia y la comprensión, nunca la disminuye, incluso tratándose del pasado.
Esto no implica que llegue un momento en que la emoción que produjo tu proceso del perdón deje de estar presente, y por tanto deje de afectarte. Sin embargo, si necesitas recordarlo, todo está ahí, todos los datos puedan ser recordados. Esto no debe hacernos confundir al perdón con un olvido.
Un olvido no te da por si solo la paz y la libertad, sino que el tema olvidado puede regresar una y otra vez a tu vida para monopolizar tu emoción y tu mente, desde las nieblas del subconsciente.
  • Perdonar no es hacer como que toda va bien. No es reprimir.
A veces es confusa la distinción entre perdonar y reprimir o negar la rabia y el dolor. Enfadarse se considera a menudo inaceptable, y tendemos a reprimir la rabia [auténtica], diciendo que “está perdonado” [falso] para evitar el rechazo o el abandono.
Es un falso perdón, sin experimentar la liberación y paz propia del auténtico perdón.
  • Perdona no es adoptar una actitud de superioridad y someter o castigar al perdonado.Si se perdona a alguien porque te produce lástima [se piensa que no es nadie, que es una pena o no tiene solución], se confunde perdonar con ser arrogante.Perdonar no significa que tengas que comportarte de un modo específico.Puedes perdonar a un viejo amigo a quien no ves, y eso no significa que tengas que llamarle.Puedes perdonar a tu madre que sea criticona y al mismo tiempo decidir no hacerle confidencias. Puedes perdonar a tu pareja que sea descuidada con el dinero, pero eso no significa que la tengas que dejar a cargo del dinero ni dejarle llevar las cuentas.Puedes perdonar a un trabajador incompetente, y despedirlo por no hacer bien su trabajo.

En realidad perdonar es sanar. Es liberarte de las ataduras emocionales del pasado, perdonar es el medio de autorrealización y crecimiento interior más poderoso que existe, ¿perdonas cada día?. Perdonar no significa que la otra persona tiene razón y que uno se equivoca, sino más bien, muestra que hay otra manera de mirar el mundo.
Para perdonar hay que disponer de las herramientas adecuadas: la auto-observación, la honestidad, la confianza y el deseo de verdad. Aunque somos diferentes por fuera, desde dentro todas buscamos paz y libertad.
Hay un bonito cuento el cofre que cuenta lo siguiente.

"Hace muchos, muchos años, en una rica comarca más allá de los mares del Norte, hallábase un rico y sabio comerciante de nombre Abdul, que vivía enamorado de Sara, una bella y joven muchacha, 22 años más joven que él con la que vivía y compartía una casa plena de paz y prosperidad.
Como quiera que por causa de sus transacciones tenía que desplazarse a lejanos países durante largos períodos de tiempo, había encomendado a su fiel criado Malik la protección y el cuidado de su joven esposa, mientras durase su ausencia.
Un día, recién llegado de un viaje por los mares de sur y sintiendo su corazón pleno de deseo por encontrarse con su amada esposa, vio como se aproximaba su fiel criado Malik que corriendo a su encuentro le dijo algo turbado:
“Vuestra esposa señor, está actuando sospechosamente, en sus aposentos tiene un enorme cofre que perteneció a su abuela, suficientemente grande como para esconder a un hombre. Tal vez en él solo habrá unos bordados antiguos. Sin embargo creo que ahora debe haber mucho más en él… Ella no permite, que yo vuestro más antiguo y fiel criado, averigue qué hay realmente en su interior”
Abdul, visiblemente inquieto se dirigió a los aposentos de Sara  y señalando el enorme cofre le dijo:
“Sara: ¿qué guardas en su interior?”
A lo que ella respondió:
“¿Me lo preguntas por las sospechas que puede haberte transmitido tu criado o porque no confías realmente en mi?”
A lo que Abdul respondió:
“¿No sería más fácil que abrieras el cofre, sin pensar en suposiciones?”
“No creo que sea posible”, argumentó Sara.
“¿Está cerrado?” Preguntó Abdul.
“Sí” Dijo ella.
“¿Y donde está la llave?” Preguntó él.
Ella la mostró y le dijo:
“Despide a Malik y te la entregaré”.
Tras una deliberación, el sirviente fue despedido por Abdul. La mujer entregó la llave y se retiró obviamente perturbada
Abdul antes de ordenar abrir el cofre y, sabiendo del poder de sus propias creencias internas, se retiró a meditar y reflexionar durante tres días y tres noches, hasta que finalmente llamó a cuatro de sus jardineros, ordenó transportar el cofre a un lugar distante y, sin abrirlo, mandó enterrarlo. El asunto nunca más fue mencionado.
Desde entonces se dice que el hombre sabio: Decide lo que quiere que suceda en el interior de su corazón  sembrando y cultivando rosas ó bien arbustos de espinos."

¿Qué es la paz interior?

Paz no es lucha, ni conflicto, ni esfuerzo, ni sufrimiento.
Paz no es miedo, ni preocupación, ni inseguridad, ni incapacidad o impotencia.
Paz no es exigencia, ni control, ni manipulación.
Paz no es prisa, ni precipitación.
Paz no es crítica, ni reproche.
Paz no es culpa, ni sentimiento de fracaso, o indignidad.
Finalmente, paz no es inactividad, ni aburrimiento ni insensibilidad o indiferencia.
Paz simplemente es estar bien con lo que hay. Está en consonancia con la aceptación del momento, del pasado, de la vida.


La primera decisión

Tal como hemos visto, el perdón comienza siempre con una decisión. Las decisiones se toman en la mente e implican un enfoque de intención, un desear, un elegir. Las decisiones son las manifestaciones de la voluntad. 


10 maneras saludables de cultivar tu energía sexual

Cómo vitalizar tu cuerpo y tu vida sexual

Por , Guía de About.com

Según los antiguos chinos y el Taoísmo, la energía sexual o jing chi, es nuestra energía de vida principal. Surge de las fuerzas del cielo y de la tierra y genera nuestro cuerpo al momento de ser concebidos por nuestros padres. Esta energía está asociada a los órganos sexuales. El segundo tipo de energía que tenemos es el chi, que es la fuerza que recorre nuestro cuerpo y abastece sus órganos. Y finalmente, contamos con nuestra energía espiritual o shen.
La energía sexual primordial se va agotando a lo largo de la vida. Sin embargo, para dejar de agotar nuestra fuerza vital, es necesario recargar a diario nuestro chi con actividades que nos permitan experimentar el amor, el disfrute, la creatividad, y la espiritualidad que da sentido a nuestras vidas. Implica aprender a cuidar nuestra salud física, emocional, mental y espiritual.
A continuación encontrarás distintas maneras de recargar tu vitalidad y cultivar tu energía sexual, que puedes comenzar a practicar ahora mismo para tu propio bienestar y salud:

1. Come de forma sana y nutritiva

Es fundamental que nutras tu cuerpo con una proporción balanceada de proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales. Según enfoques holísticos como el yoga y la medicina ayurvédica, los alimentos frescos como las verduras, frutas, semillas y nueces están más cargados de energía vital o prana, que las carnes o los alimentos procesados. Elige legumbres, cereales y harinas integrales, ya que tienen mayor valor nutritivo y contienen fibra. Elimina de tu dieta las harinas refinadas, el pan blanco, los dulces y las grasas animales.

2. Bebe suficiente agua

A través del agua recibes también una cantidad considerable de energía vital, a la vez que hidratas e irrigas todos los órganos y sistemas de tu cuerpo, incluidos el cerebro, corazón, pulmones, hígado y riñones. El agua permite la asimilación de las sustancias nutritivas en tu cuerpo, purifica tu sangre y te permite liberar toxinas y sustancias que el cuerpo ya no requiere a través de la orina y la heces. Según la medicina tradicional china, los riñones – a través del elemento agua – regulan nuestra energía vital, así como el funcionamiento de los órganos sexuales, los huesos y el sentido del oído.

3. Respira conscientemente

Una tercera manera de llenar de prana tu cuerpo físico y energético es a través de la respiración. El oxígeno desempeña un importante rol en el mantenimiento de la vida, pero es – según las corrientes holísticas – la energía vital que absorbemos mediante la respiración la que nutre y revitaliza todos los órganos y sistemas del cuerpo. Por otro lado, según como respiras, puedes relajarte o generar mayor energía, ambos aspectos importantes para una buena sexualidad.

4. Haz ejercicio físico

El simple ejercicio de caminar por 30 minutos diarios contribuye a mantener tu salud física, a la vez que aumenta tus niveles de energía. Cuando te ejercitas, tu cerebro produce endorfinas, sustancias que generan una sensación de bienestar y resistencia al dolor. Por este motivo, tras una sesión de ejercicios moderada es muy poco probable que te sientas triste, malhumorado o con bajo deseo sexual.

5. Conéctate con la naturaleza

Caminar por un parque, tomar sol, bañarte en el mar, pasear por una montaña, regar tu jardín… Todas estas actividades y otras que disfrutes al aíre libre, te llenan de energía y cambian tu estado de ánimo a positivo. Cuando factores como el clima o el trabajo te impidan disfrutar del aire libre, puedes colocar plantas resistentes a los espacios interiores, o imágenes de escenarios naturales en las paredes o en la pantalla de tu computador. Otra buena manera de hacer contacto con la naturaleza en estas circunstancias es hacer ejercicios de visualización, donde veas, sientas, huelas y escuches, por ejemplo, una escena de ti mismo en la playa. Tu cuerpo, al recibir el mensaje de tu cerebro, comenzará a responder tal como si estuviera realmente en la playa.

6. Realiza ejercicios para fortalecer el piso pélvico

Todo ejercicio que realices para fortalecer el músculo pubococcígeo – que es en realidad un grupo de músculos en tu zona pélvica – puede significar una gran diferencia en la calidad de tu vida sexual. Los ejercicios Kegel pueden beneficiarte de muchas maneras si inviertes al menos 10 minutos diarios en ellos. Conoce algunos de sus beneficios: mejoran la disfunción eréctil, ayudan a controlar la eyaculación precoz, aumentan la sensibilidad en la vagina, y las sensaciones durante la relación sexual y el orgasmo.

7. Transforma tus emociones

Las corrientes holísticas como el yoga, Tantra y Taoísmo afirman que la energía emocional es otra forma de energía de vida, y recomiendan que antes de expandir y hacer circular la energía sexual por todo el cuerpo, es necesario calmar y armonizar las emociones. Estados como la tristeza, la rabia, la frustración y la impotencia pueden ser canalizados y expresados de manera adecuada, de modo que no se repriman y causen mayor dolor en la persona. El Taoísmo recomienda realizar ejercicios como los “sonidos sanadores”, para así transformar las emociones y energías negativas que se acumulan en los distintos órganos del cuerpo, en energías positivas, amorosas y sanadoras.

8. Practica el autoerotismo

El autoerotismo o masturbación, te ayudará a cultivar tu energía sexual mientras te das placer a ti mismo. La sexualidad siempre está presente en el ser humano, y no depende de una pareja para expresarse. Al expresar amor erótico por ti mismo estás nutriendo tu ser y tu cuerpo, y estás invitando a la experiencia del placer sea parte integral de tu vida. Al acariciarte sexualmente también activas tu energía sexual y produces hormonas que mantienen los tejidos saludables, liberas tensiones, reduces el estrés y mejoras tu autoestima. ¿Necesitas más buenas razones para masturbarte?

9. Haz circular tu energía vital

El Taoísmo posee un ejercicio llamado la "órbita microcósmica”", que consiste en hacer circular la energía vital o sexual por todo el cuerpo a través de dos canales (meridianos) conocidos por la medicina tradicional china. La energía siempre circula por estos canales, pero al realizar el ejercicio, que consiste en visualizar cómo la energía recorre el cuerpo, se liberan bloqueos en esa ruta, y se vitalizan los órganos, los sistemas y la energía sexual. Es una práctica sencilla que te beneficiará mucho, especialmente si la realizas con una intención amorosa y sanadora hacia ti mismo.

10. Cultiva tu vida espiritual

Integrar la espiritualidad a tu vida, nutre todo tu ser y te llena de energía de otras esferas. Más allá de la religión o de las creencias, existe un espacio en el Ser donde se hace presente el amor, la voluntad creativa y el deseo de contribuir con algo significativo para el mundo. Una forma de conectar con nuestra esencia espiritual es meditar todos los días al menos 10 minutos, en un lugar tranquilo de tu casa o bien en un sitio natural, si cuentas con esa facilidad. Se ha demostrado que la meditación trae beneficios para la salud física, emocional y mental, además de ser un refugio de paz espiritual.

Fuentes:

Ramacharaka, Yogi (1977). Hatha yoga. Filosofía yogi del bienestar físico.
Reid, Daniel (1989). El Tao de la salud, el sexo y la larga vida.

El miedo




Muchas veces tenemos miedo... Miedo de lo que podríamos no ser capaces de hacer. Miedo de lo que podrían pensar si lo intentamos. Dejamos que nuestros temores se apoderen de nuestras esperanzas. Decimos que no, cuando queremos decir que sí. Nos callamos cuando queremos gritar y gritamos con todos cuando deberíamos cerrar la boca. ¿Por que? Después de todo sólo vivimos una vez. No hay tiempo de tener miedo. Entonces basta. Haz algo que nunca hiciste. Atrévete. Olvídate que te están mirando. Intenta la jugada imposible. Corre el riesgo. No te preocupes por ser aceptado. No te conformes con ser uno más. Nadie te ata. Nadie te obliga. Sé tú mismo. No tienes nada que perder y todo, todo, todo por ganar. Muchas veces creemos en el destino. Rezamos, esperamos que las cosas pasen y nos olvidamos de lo más importante. ¡Creer en nosotros mismos! Nos conformamos en vez de arriesgarnos. Sin pensar que cada día que pasa nunca volverá. Nada está escrito. Nada está hecho. Ni siquiera lo imposible. Todo depende de nuestra voluntad. De esa fuerza que nos sale de adentro. De decir "si puedo" a cada desafío. Tenemos el poder. Cuando estamos decididos. Cuando estamos convencidos, cuando de verdad queremos algo, no hay obstáculo capaz de imponerse Si queremos podemos llegar alto, hacer lo que sea... Sólo hay que proponérselo. Si sueñas con ser el mejor del mundo... Si sueñas con los aplausos... Si sueñas con ganar campeonatos... Despiértate! Dentro de ti hay 206 huesos y más de 700 músculos esperando. Sólo falta tu decisión. Tus ganas de jugar como nunca. Enfréntate a tu destino. No seas solo un espectador. Pide la pelota y créete su dueño. Exígete más y más. Vive sin domingos. Corre cada día un poco más lejos. Salta cada día un poco más alto. Conviértete en tu propio ídolo. Súmate a dar vuelta el marcador. Cuando no esperes nada de los demás. Cuando sientas que cada tanto depende de ti, se fortalecerá tu espíritu. Y poco a poco, las voces se convertirán en ovación. Tus respiros se llenarán de logros, y tu vida de sentido. Están los que usan siempre la misma ropa. Están los que llevan amuletos, los que hacen promesas, los que imploran mirando al cielo, los que creen en supersticiones.
luchando cuando todo parece perdido. Como si cada vez fuera la última. Convencidos que la vida misma es un desafío. Sufren pero no se quejan. Porque saben que el dolor pasa. El sudor se seca. El cansancio termina. Pero hay algo que nunca desaparecerá, la satisfacción de haberlo logrado. En sus cuerpos corre la misma sangre. Lo que los hace diferentes es su espíritu. La determinación de alcanzar la cima. Una cima a la que no se llega superando a los demás. Sino superándose a uno mismo. Swami Kurmarajadasa

La alegría de ser tú mismo







“Muchos quieren cambiar el mundo, que el mundo cambie. Pero no empiezan por donde únicamente pueden empezar: cambiarse a sí mismos. Es el único camino. Los demás caminos son evasiones de ese reto que tenemos todos de ser hoy mejores que ayer para que el mundo también mejore. (…) Ser uno mismo es el mayor reto que tenemos en nuestra vida. Tenemos dos opciones: o vivir como personas con libertad interior o vivir manipulados, ajenos a nosotros mismos. (…) ¿Eres por lo menos consciente que estás amenazado constantemente por los condicionamientos de tu educación, propaganda, creencias, tradiciones, ideologías…? (…) No seas como un conjunto de espejos que reflejan lo que los demás esperan de ti para recibir el aplauso y la satisfacción de verte bien aceptado por los
demás. Sé tú mismo. (…) ¿Cómo pretendes decir que conoces a tu familia y a la gente si no te conoces a ti? Si te conoces superficialmente, también superficialmente conocerás a tu familia y a los demás. Y los problemas también los conocerás en la superficie y las soluciones también serán superficiales. Y el mal permanecerá sin resolver y sin cambiar en el fondo. (…) En tu interior hay desorden, quizás. Pero ningún monstruo. No tengas miedo a entrar dentro de ti. No tengas miedo de conocerte. (…) Lo primero es conocerte, comprenderte, aceptarte y amarte. Si no te aceptas tú, ¿quién te va a aceptar? Si no te aceptas a ti, ¿a quién aceptarás? Si no te amas tú, ¿quién te amará? Si no te amas a ti, ¿a quién amarás?” La alegría de ser tú mismo, de Darío Lostado

Diferentes necesidades emocionales:mujeres y hombres







Todas Las personas tenemos unas necesidades emocionales particulares y a la vez compartidas, no solamente como individuos sino también por el hecho de pertenecer a un sexo en concreto. Cuando las personas tenemos una necesidad emocional tendemos a pensar que las otras personas tienen la misma y con la mejor de las intenciones intentamos cubrir las necesidades ajenas en función de las propias. Esta situación se evidencia notablemente en la relación de pareja y es por este motivo por el que tanto los hombres como las mujeres aportamos a la relación aquello que necesitamos o querríamos que el otro aportara.

Las personas nos configuran en un entramado complejo y rico de necesidades emocionales y aun así podríamos sintetizar todas estas necesidades en una sola: la necesidad de AMOR. Tanto los hombres como las mujeres tenemos un abanico de necesidades que podríamos resumir en estas categorías:

Los hombres necesitan

· Confianza
· Aceptación
· Aprecio
· Admiración
· Aprobación
· Ánimo

Las mujeres necesitan

· Afecto
· Compresión
· Respeto
· Devoción
· Valoración
· Seguridad

Evidentemente, todos los hombres y todas las mujeres de alguna manera necesitan estos doce elementos que configuran la emoción del amor. Definir estas necesidades básicas como femeninas o masculinas no significa que la otra persona no las necesite también, pero entendemos como necesidad básica aquella que es precisa satisfacer antes de poder recibir y apreciar plenamente las otras necesidades que configuren el AMOR.

El hombre es receptivo y capaz de apreciar los seis elementos de amor necesarios para la mujer en el momento en que sus propias necesidades básicas están satisfechas. Una mujer es receptiva y capaz de dar al hombre aquello que necesita en el momento en que sus necesidades estén cubiertas.

¿Cómo podemos hacer que se de esta reciprocidad? Pues haciéndome responsable "yo" de dar al otro lo que necesita y es bien seguro que el otro entonces será capaz de dar todo aquello que yo necesito.

LA MUJER NECESITA AFECTO, EL HOMBRE CONFIANZA

Cuando un hombre demuestra interés por los sentimientos de la mujer y una preocupación sincera por el bienestar, la mujer se siente amada y atendida. Cuando el hombre con esta manera de tratarla hace que la mujer se sienta especial, ella empieza, de una forma natural a confiar en él, se percata del afecto que él le demuestra. Cuando la actitud de la mujer hacia el hombre es abierta y receptiva, el hombre sabe que se confía en él. Confiar en un hombre es creer que hace todo lo que puede y desea lo mejor para esta mujer. Cuando el hombre sabe que ella confía en él, el hombre dará todo su afecto y mostrará toda su atención hacia los sentimientos de la mujer.

LA MUJER NECESITA COMPRESIÓN, EL HOMBRE ACEPTACIÓN

Cuando un hombre escucha a una mujer sin juzgarla pero con solidaridad, compresión y afinidad cuando ella expresa sus sentimientos, la mujer se siente y se sabe entendida. Una actitud comprensiva recoge el sentimiento de que la persona que esta escuchando se esfuerza por valorar aquello que se le está comunicando. Cuanto más comprendida se siente una mujer más fácil le será aceptar al hombre tal como es. Cuando una mujer recibe al hombre tal como es y no intenta cambiarlo, él se sentirá aceptado. Esto no quiere decir que él sea perfecto, pero le está indicando que ella no esta intentado mejorarlo, que tal como es y con todo aquello que hace por ella, se siente totalmente satisfecha. Cuando el hombre se siente aceptado puede entender a la mujer.

LA MUJER NECESITA RESPETO, EL HOMBRE APRECIO

Cuando el hombre responde a la mujer reconociendo y dando prioridad a sus necesidades, ella se siente respetada. Si con su conducta el hombre tiene en cuenta lo que ella piensa y siente, la mujer estará segura de ser respetada. Por ejemplo, regalar flores o recordar un aniversario, son elementos esenciales que hacen que una mujer aprecie que él quiere cubrir sus necesidades y deseos.

Si la mujer se siente respetada le es tremendamente fácil demostrarle el aprecio. Cuando la mujer reconoce haber recibido un beneficio personal y valora los esfuerzos y la conducta del hombre, él se siente amado. Cuando el hombre nota que su necesidad de amar esta cubierta adquiere fuerza y está motivado para respetar más a aquella mujer.

LA MUJER DA DEVOCIÓN, EL HOMBRE ADMIRACIÓN

Cuando el hombre puede dar prioridad a las necesidades de la mujer y con orgullo se compromete a apoyarla y satisfacerla, la mujer se siente halagada, especial. Una mujer florece cuando un hombre da más importancia a los sentimientos y necesidades de ella que no a sus propios intereses: el trabajo, el estudio, el ocio. Cuando la mujer sabe que tiene esta necesidad cubierta le resultará muy sencillo admirar a este hombre.

Admirar a un hombre significa mirarlo con orgullo, gozo y una aprobación complaciente. El hombre se siente admirado cuando ella se embelesa con su manera de ser y de hacer, sus dotes únicas, que pueden ser su particular estilo de humor, su integridad, su capacidad de compresión, su tenacidad, etc. Cuando un hombre se siente admirado por una mujer le resulta sencillo sentir devoción hacia ella.

LA MUJER NECESITA VALORACIÓN, EL HOMBRE APROBACIÓN

Cuando el hombre no opone resistencia u objeciones a los sentimientos y deseos de la mujer ni lucha contra ellos, por el contrario, acepta y confirma su validez, la mujer se siente valorada. Cuando una mujer se siente valorada por el hombre ve confirmado su derecho de sentir lo que siente. Si una mujer se siente valorada por el hombre le será fácil dar la aprobación a este hombre. Cada hombre lleva un héroe en el fondo de su ser y quiere que su dama lo descubra. La aprobación de la mujer es la prueba que el hombre necesita superar con tal de demostrarse que es merecedor del amor de ella. Cuando un hombre supera cualquier prueba que se imponga y consiga la aprobación de la mujer fácilmente puede valorar los sentimientos de ella.

LA MUJER NECESITA SEGURIDAD, EL HOMBRE ÁNIMO

Cuando el hombres demuestra una y otra vez que ama, entiende, respeta, valora y se dedica a su compañera, ella puede sentirse segura de su amor.

El hombre acostumbra a creer que tan pronto ha cubierto las necesidades afectivas de la mujer y ella se siente feliz y segura, la mujer tiene que saber que él la quiere. No es así. Con la finalidad de satisfacer la necesidad de seguridad, el hombre no tiene que olvidar darle seguridad una y otra vez. Si la mujer se siente segura podrá envalentonar al hombre. Una actitud confortadora, animadora y emotiva por parte de la mujer, da esperanzas y valor al hombre ya que le da confianza en sus capacidades y en su manera de hacer. Cuando el hombre se siente estimulado, envalentonado, valorado, apreciado y aceptado por la mujer de una forma espontánea y natural, ofrece a la mujer todo lo mejor que hay en él.

Cuando una mujer no sabe qué necesidades básicas tiene que cubrir y le da al hombre un amor preocupado en lugar de un amor confiado, puede sin saberlo estar boicoteando la relación. Cuando un hombre hace cosas por una mujer, pero estas no sirven para que la mujer se sienta segura y confiada, puede sin querer estar saboteando la relación. El entendimiento de las diferentes necesidades emocionales del otro sexo y la motivación por satisfacerlas es fundamental con tal de que una pareja crezca y haga que cada miembro como consecuencia sea mejor.

Rescatar al niño interior







La burla, la desatención, los cachetes, el abuso físico... En mayor o menor medida, todos hemos sido víctimas de la violencia de los adultos cuando éramos niños. Encontrar a alguien que nos escuche con empatía y admitir que sufrimos ese maltrato sin sentirnos culpables permite sanar nuestra infancia y nuestro presente, y evitar que se repita la historia.
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Desde la publicación de mi libro El drama del niño dotado, en 1979, he recibido con regularidad cartas de lectores que me cuentan la historia de su infancia y me formulan muchas preguntas al respecto. A menudo he sentido la necesidad de responder a estos valiosos relatos de vida y he lamentado mucho no poder satisfacer esa necesidad, sobre todo por limitaciones de tiempo.
También deseaba compartir estos testimonios, estos informes de víctimas de abuso infantil, pero esa posibilidad me estaba vedada por el carácter confidencial de esos textos. En 2005 empecé a publicar en mi web (www.alice-miller.com) con permiso de los autores, las cartas de interés general y mis respectivas respuestas. Estas cartas hablan de los sufrimientos, a menudo inimaginables, de personas maltratadas en la infancia que, a pesar de años de terapia, nunca fueron conscientes de ese maltrato. Padecían numerosas enfermedades, se acusaban de la crueldad que tenían que soportar y sólo cuando leyeron mis libros pudieron sentir, con alivio y por primera vez, el sufrimiento de su infancia. Algunas encontraron allí la clave para comprender toda su vida y con ello dejar atrás sus pánicos, depresiones y adicciones.
Estas personas, como es comprensible, se encuentran ante muchas preguntas que hasta ahora habían evitado. Mis respuestas a tales preguntas tratan, en esta nueva situación, de ayudarles a hallar orientación y a personas que, como testigos empáticos y con conocimiento de causa, las asistan en la mejor utilización posible del conocimiento que han adquirido sobre sí mismos.
ACOMPAÑARLOS EN EL PROCESO
Los seres humanos que en su infancia fueron objeto de maltrato encuentran así una tribuna que les permite expresarse libremente y, juntos, buscar la manera de liberarse de las consecuencias de los abusos padecidos. No podemos resolver los efectos del maltrato en terapias que eluden los hechos y se limitan al análisis de las realidades psíquicas. Pero podemos liberarnos de las consecuencias si estamos preparados para afrontar emocionalmente la verdad de nuestra infancia, renunciar a la negación de nuestro sufrimiento y desarrollar empatía con el niño que fuimos y entender así las razones de nuestros miedos.
De esa manera, nos liberamos de los miedos y los sentimientos de culpa con los que cargamos desde la más tierna infancia. Gracias al conocimiento de nuestra historia y nuestros sentimientos, llegamos a conocer a las personas que somos y aprendemos a darnos lo que vitalmente necesitamos pero nunca recibimos de nuestros padres: amor y respeto. Éste es el gran objetivo de la terapia de desvelamiento: las heridas pueden cicatrizar si se les presta atención y se las toma en serio, pero es preciso no negar la existencia de las cicatrices.
Lo que daba por supuesto cuando escribí mis libros posteriores se vio completamente confirmado por las cartas de los lectores: no sólo un grupo reducido de personas tiene el alma herida por vejaciones infantiles, sino la mayoría de la población mundial. Sin embargo, únicamente unas pocas de sean tomar conciencia de ello, porque el miedo a la antigua impotencia del niño golpeado impide ese conocimiento. Por eso doy por supuesto que a todos nosotros, con muy pocas excepciones, nos castigaron en la infancia, y en muchos casos muy pronto, como expongo en mi libro Por tu propio bien.
Un niño al que se le ha pegado anticipa el castigo por cualquier expresión de descontento o de malestar. Esta ansiedad puede permanecer inconsciente (porque sus causas nunca fueron desveladas y procesadas), pero operar de modo muy efectivo acompañando a los individuos durante toda la vida y determinando todo su comportamiento.
LA TERAPIA QUE FUNCIONA
Digo que una terapia “desvela” cuando ayuda a los sujetos –con la colaboración de los sentimientos de la vigilia y los sueños– a conocer su dolorosa historia infantil reprimida para que no vuelvan a temer los peligros que les acechaban de verdad durante la infancia y que ahora ya no representan una amenaza. Entonces se acaba para los pacientes la necesidad de temer y repetir inconscientemente lo que les ocurrió en su más tierna infancia, porque ahora conocen la realidad de aquella edad y pueden reaccionar a ella con rabia y con tristeza en presencia del terapeuta como su testigo empático. Dejan de despreciarse, dejan de acusarse y hacerse daño mediante todo tipo de adicciones, porque son capaces de desarrollar empatía con el niño que sufrió gravemente a causa de la conducta de sus padres. Si más tarde en la vida de estos adultos se presentan peligros, estarán mejor preparados para afrontarlos porque comprenderán mejor sus antiguos miedos.
Esta manera de proceder se diferencia de otras formas de tratamiento que implican practicar una nueva conducta o mejorar el bienestar personal (mediante yoga, meditación, pensamiento positivo). En estos casos, se deja de lado el problema de la infancia.
A mi juicio, el miedo a este problema se remonta al miedo de los niños que han sido castigados, al miedo al próximo golpe, si es que se atreven a reconocer la crueldad de sus padres. Y este miedo es tan dominante que mucha gente ha tenido que criarse soportando castigos (psicológicos, pero sobre todo físicos, que aún se consideran inocuos y necesarios) sin posibilidad de defenderse.
DESCUBRIR LA VERDAD
Esto también puede verse en el psicoanálisis, que hasta hoy elude los abusos sufridos en la infancia, cierra los ojos ante ellos. Sus teorías se construyeron sobre la base de este miedo a los padres. Por eso, tanto los pacientes como los analistas permanecen, a veces durante décadas, atrapados en un laberinto de ideas y tienen sentimientos de culpa por haber hecho supuestamente tan difícil a sus padres comprender al niño “problemático” que fueron. A menudo no saben, y tal vez nunca lo descubran, que fueron niños severamente maltratados.
Que un terapeuta haga posible este conocimiento depende de qué sepa de su propia infancia. La sección FAQ de mi página web (www.alice-miller.com) puede orientar a la persona que busca al terapeuta adecuado.

LUZ SOBRE EL MALTRATO - QUÉ SE CONSIDERA MALTRATO
Las humillaciones, zurras en el culo, golpes, bofetadas, traiciones, abusos sexuales, mofas, burlas, desatenciones... todas son formas de maltrato, porque dañan la integridad y dignidad de un niño, aunque sus consecuencias no sean visibles inmediatamente. Como adultos, la mayoría de los niños maltratados sufrirán (y permitirán que otros sufran) por estos daños.
CÓMO AFECTA AL CEREBRO
Casi todos los niños reciben algún cachete durante sus tres primeros años de vida, cuando empiezan a caminar y a tocar objetos que no pueden ser tocados. Esto sucede precisamente en un periodo en que el cerebro humano construye su estructura y, por lo tanto, debería interiorizar amabilidad, sinceridad y amor, pero en ningún caso crueldad y engaño.
UN CÍRCULO VICIOSO
Los niños maltratados asimilan muy rápidamente la violencia que soportaron, y pueden incluso idealizarla y aplicarla después en su función de padres al creer que merecían esos castigos y que fueron golpeados por amor. No saben que la única razón para el maltrato que tuvieron que soportar es que sus propios padres recibieron y aprendieron la violencia sin ser capaces de ponerla en cuestión. Más adelante, los adultos que fueron niños maltratados expresan violencia sobre sus hijos y sienten gratitud hacia unos padres que los maltrataron cuando eran pequeños e indefensos.
PROTEGERSE MEDIANTE EL OLVIDO
Esta inversión de papeles, idolatrar al maltratador y culpar a la víctima, se ve reforzada por un mecanismo de defensa característico: el olvido. El niño que crece en un entorno abusivo tiene prohibido expresarse a sí mismo y expresar su rabia. Como soportar ese dolor a solas es demasiado duro para él, se ve forzado a olvidar sus sentimientos, a reprimir los recuerdos traumáticos y a idealizar a quienes son realmente los autores de esos abusos. Aprenden a no recordar como medida de defensa.
SE ALMACENA EN EL CUERPO
Las experiencias traumáticas que se reprimen encuentran su forma de expresión en el cuerpo. De forma inconsciente, la tensión se acumula y tarde o temprano sale a la luz en forma de angustia, ansiedad y de enfermedades psicosomáticas. El cuerpo del adulto puede manifestar ese episodio de violencia que sufrió de niño y que no ha sido capaz de expresar de manera consciente porque no se atreve a acusar a sus padres.
ENCONTRAR AYUDA
Para superar esta situación, el adulto que fue un niño maltratado debe contar con la escucha empática de una persona que le ayude a tomar conciencia de lo que su cuerpo ya sabe. Una persona que ya haya tenido éxito en recorrer ese camino por sí misma porque ya tuvo la oportunidad de encontrarse con alguien que le ayudara. La persona maltratada tiene que saber que son los demás los que fallaron, y no ella.
UN CAMBIO SOCIAL
El hecho de que socialmente todavía sea tolerado el castigo infantil y la violencia contra los niños, aunque sea en forma de “cachetes disciplinarios” y bajo la excusa de que es “por su bien”, no hace más que perpetuar la rueda de la violencia generación tras generación. El día en que admitamos que cualquier forma de violencia es intolerable y la sociedad deje de amparar a los adultos frente a los niños, se habrá abierto un camino hacia la paz.
PARA SABER MÁS
La mayoría de las obras de Alice Miller han sido editadas en castellano por la editorial Tusquets,como El drama del niño dotado, El saber proscrito o Por tu propio bien. Su última obra, también traducida al español, es El cuerpo nunca miente, e indaga en la relación entre la enfermedad y los traumas reprimidos.
Alice Miller
publicado en "Mente Sana"
www.alice-miller.com