Alcanzar la felicidad: la camisa


Había una vez, un Rey que habiendo alcanzado un notable nivel de prosperidad y abundancia en los confines de su reino, se sentía triste y desdichado. Su mayor deseo era el de encontrar a tan sólo un hombre sobre la Tierra que afirmara ser verdaderamente feliz. Una vez que lo hubiera encontrado, pensaba pedirle su camisa para vestirse con ella. Albergaba la primitiva creencia de que vestido con la misma prenda del hombre feliz, de alguna forma experimentaría también su misma felicidad.
Lo primero que decidió fue llamar a todos los representantes de las escuelas y de las religiones del Reino a fin de formularles una pregunta clave:
¿”Es usted verdaderamente feliz”?
En caso de que alguno de ellos afirmase tal supuesto, el Rey estaba dispuesto a entregar lo que fuese y vestir su camisa.
Uno a uno, fue entrevistado personalmente por el Monarca que tras meses de trabajo, comprobó desanimado como ninguno de aquellos personajes se consideraba verdaderamente feliz.
El Rey y su servidumbre viajaron entonces por todo el país, preguntando a infinidad de hombres y mujeres si conocían a alguien que se considerase feliz. Mucho camino recorrieron sin encontrar a nadie que afirmase tal posibilidad, hasta que triste y desalentado, pensando que no había felicidad plena en ninguna parte, el Rey ordenó el regreso a palacio.
Fue entonces cuando un anciano súbdito le relató que había oído hablar de una persona feliz que vivía próxima a los grandes bosques. El Rey abrió sus ojos y pleno de esperanza, envió a sus más fieles emisarios colmados de oro y alhajas, en busca de aquel hombre tan raro, con el fin de conseguir y traer de vuelta su camisa, a cambio de lo que pidiese.
Después de algunos días de viaje, los enviados encontraron por fin a este hombre que según se decía, irradiaba paz y alegría. Tras saludarlo ceremoniosamente en nombre del Rey, le preguntaron si se consideraba una persona verdaderamente feliz.
Aquel ser contestó: "Yo soy el hombre más feliz del mundo".
Todos los presentes pudieron comprobar como su rostro, en verdad reflejaba una intensa paz y sus ojos irradiaban una gran luz.
Ante lo cual, le presentaron los cofres cargados de oro y alhajas diciendo:
"Todo este incalculable tesoro te lo ofrece nuestro Rey, si tú tan sólo le regalas tu camisa."
El hombre mirándolos con estupor y sorpresa les dijo:

"Imposible: No tengo camisa".





REFLEXION

¿De qué tipo de camisa parece carecer el llamado “hombre feliz” del relato?
¿De qué se ha desprendido la citada persona que ha logrado acceder al estado de felicidad”?, ¿acaso es algo que los demás mortales no felices llevan puesto? En tal caso, ¿qué es eso que llevamos “puesto” que nos acarrea tantos problemas?
Tal vez, la respuesta puede señalar la multitud de limitaciones y necesidades de nuestro Ego que de no aprender a “soltar” producen ansia y desasosiego.

La escasez no viene por la disminución de las riquezas, sino por la multiplicación de los deseos y necesidades.
Platón

Lo que sí parece deducirse del relato es que para ser feliz hay que “desprenderse” de algo. Y esto resulta paradójico porque durante años y años, y mientras crecemos como seres humanos, lo que hacemos es dedicar nuestra vida a tomar, agarrar, acumular.
En realidad, desde el primer momento en que nacemos, venimos dotados de una facultad que nadie nos enseña y que nos permite sobrevivir: La capacidad de “succionar”. Y aunque al principio succionamos leche materna, más tarde seguimos “succionando” atención, afecto, información... Con el paso del tiempo, seguimos haciéndolo mientras acumulamos cosas y bienes que además de colmar nuestros deseos nos ofrecen un cierto sentimiento de seguridad.

La felicidad es el término medio entre ”muy poco” y “demasiado”.
Anónimo

La carrera adquisitiva continúa en forma de prestigio, de poder, de capacidad de logro. Y todo este proceso adquisitivo se ve refrendado en las casas de las personas que literalmente están llenas de cosas por un visible espíritu de adquisición. Al parecer, esta sensación de “ir a más en la materia” produce en los sujetos sentimientos de referencia y seguridad que no se colman al llegar a una cifra determinada que, por otra parte, nos habría contentado con creces años atrás. De pronto, el ser maduro se da cuenta de que vive bajo la tiranía del “nunca es bastante”. El ser humano en tal contexto, siente su vida hipnotizada y atada a la “Gran Rueda” que algunos llaman Matrix. Se trata de una especie de noria en la que a menudo, se sigue adquiriendo desde una febril ansia de dinero y poder que inunda la carrera de muchos de los llamados “triunfadores”.
De pronto, la persona se da cuenta de que aquel primario acto de succionar, se ha convertido, enmascarado en el sentido de su vida, nadando en el oleaje de una sociedad mercantil en la que prima el lema de: “Tanto eres en cuanto tanto tienes”.
¿De qué se ha desprendido el “hombre feliz” del relato?
Tal vez, la camisa del relato señala una sutil dirección en su oculto mensaje. Para comenzar a sentirse feliz, tal vez convenga balancear la tendencia del proceso mencionado de succionar o de tener. Al parecer, en vez de llenar se trata de vaciar por lo que, en vez de orientar la consciencia al adquirir, se enfoca al ofrecer... todo un proceso de vaciamiento egoico que simplifica la existencia del superficial sentimiento de seguridad que produce el llenado aparente.
El camino de “vuelta a casa” comienza por la toma de conciencia que indica la sutil diferencia que puede darse entre dos orientaciones vitales: “Tener y Ser”. El “Tener” conduce a la cantidad y el “Ser” a la identidad.
¿De que sirve “tener mucho” si no hay calidad de vida? ¿De qué sirve tener en cantidad si no hay paz en el alma y sonrisa en el rostro de la propiedad?
Por otra parte, ¿somos ricos en tiempo libre?

El dinero no va a hacer de ti, ni más ni menos que lo que tú ya eres.
M. P. Santana

No se trata de afirmar de manera disociada que para Ser hace falta negar al Tener, o que sólo se puede Ser a costa del Tener, más bien lo que se apunta en la reflexión del relato es a la orientación o propósito primordial que da sentido a las diferentes etapas de la vida. En los comienzos, cuando el propósito vital es “salir adelante” y crear una familia, es fácil que las prioridades de la persona estén orientadas al Tener ya que se deben construir los cimientos materiales de un futuro desarrollo, sin embargo, cuando la persona ha sido “tocada” por la conciencia de lo profundo que subyace tras lo aparente y se ha desmitificado al Dios Oro, la vida se revoluciona y puede ser orientada a la generosidad que brota desde la propia mismidad como fuente de alegría primordial que nunca defrauda.
La riqueza no está reñida con la espiritualidad tal y como se ha venido pensando en tiempos precedentes. En realidad, la riqueza puede ser entendida como algo más que la mera acumulación de bienes. La riqueza no depende tanto de la cuenta bancaria como del logro de un estado de consciencia desde el que mana una abundancia que permite el flujo natural de vida que cada cual precisa para la realización de sus deseos y necesidades.

Los problemas económicos, no se resuelven con dinero, sino con imaginación.
Anthony Robbins

La riqueza cuando trasciende el egoísmo y la autocomplacencia a ultranza, lo que se convierte es en fuente inagotable de creación de posibilidades, de solución de problemas propios y apoyo a los ajenos, de generación de escenarios de aprendizaje y crecimiento y, en definitiva, de energía de creación y desarrollo en el mundo.
La riqueza en sí misma ni es buena ni mala, serán los propios seres que la utilicen los que cualificarán su energía con la calidad y orientación con que la ejerzan.
La sobriedad, la disciplina, la mirada interior y la compasión sincera, pueden expresarse manteniendo una sólida cuenta bancaria. El dinero tiene poder sobre el que lo ostenta, hasta que éste aprende a manejarlo y logra la libertad del que sabe que el dinero no le dará la paz que busca su alma. El dinero se consigue con habilidades propias del Ojo de la Mente, mientras que la paz profunda se abraza con el Ojo del Espíritu. Es decir, la capacidad de contemplar.

Cuando sólo te queden dos monedas.
Con una compra una hogaza de pan y con la otra un lirio.
Proverbio Chino

¿Qué otra “camisa” puede existir que nos robe la felicidad?
¿Acaso los males de amor se curan saboteando prematuramente las relaciones por cuya causa sufrimos?
Cuando la pasión ha sido observada y transmutada, ya no encadena a la contradictoria experiencia de gozo y padecimiento. Puede entonces decirse que la “camisa del deseo y el apego” se ha desprendido, liberando al ser humano del sutil conflicto de la necesidad.
El hecho de desprenderse de la citada “camisa” no consiste en cerrar las puertas del alma al proceso de una relación de amor, aunque sepamos que ésta puede acabar, ya que con este adelantamiento del final, lo que estamos haciendo es saltar una etapa del propio proceso que la misma requiere. Y saltarse una etapa por aquello de que se va a acabar y uno puede sufrir, supone suspender un aprendizaje que el Universo nos depara.

La sexualidad puede ser tan casta como un cielo azul despejado de nubes.
Krisnhamurti

El Yoga Integral que el ciudadano del siglo XXI ejerce, contempla la integración armoniosa de todos y cada uno de los niveles de su existencia. El físico, el emocional, el mental y el espiritual. Todos ellos, en su doble aspecto personal y social, requieren de su correspondiente alimento y atención y, cada uno de ellos, solicita medios y maneras diferenciadas en beneficio de la música final de la orquesta.
Los extremos pueden ser útiles en un momento dado y durante un tiempo. Por ejemplo, un retiro temporal del mundo, un viaje iniciático o un ayuno entre otros. La vida pide un “desarrollo integral” que abarque todas las facetas del ser humano y, por más que alguna de ellas se postergue, tarde o temprano, ésta demandará la atención que el juego global requiere para completar el aprendizaje e integrar dicha parte en el núcleo final. Sin duda un requisito para saltar a un nuevo nivel de la escalera evolutiva.
Finalmente, el relato puede aludir a un proceso de desprendimiento y vacío de la dimensión “persona”. El hecho de trascender el ego, es decir, trascender la consciencia de yoidad superficial y morir a ella en beneficio de una identidad transpersonal y oceánica de Supraconsciencia, supone una forma de “morir en vida”, tan renombrada en las tradiciones espirituales.
El tan anhelado “Nirvana” de la filosofía oriental se traduce literalmente como “extinción”. Extinción del yo separado del tú. Extinción de un “yo experiencia” que se perpetúa en las múltiples vidas de un único cuerpo físico y que no se disuelve en la oceánica Realidad Suprema, hasta no haber pasado por el desprendimiento y el vacío.

Maestro ¿Qué hacías antes de la iluminación?
Cortaba leña, transportaba agua.
Maestro ¿Y qué haces después de la iluminación?
Corto leña, transporto agua.
Tradición Zen 

Extraído de Cuentos para aprender a aprender . José María Doria 

El hábito de sentirte ofendida/o




Las personas se pasan la mayor parte de su vida sintiéndose ofendidas por lo que alguien les hizo. La sorprendente revelación que te voy a hacer, va a cambiar tu vida...

¡Nadie te ha ofendido!

Son tus expectativas de lo que esperabas de esas personas, las que te hieren. Y las expectativas las creas tú con tus pensamientos. No son reales. Son imaginarias.

Si tu esperabas que tus padres te dieran más amor y no te lo dieron, no tienes por qué sentirte ofendido. Son tus expectativas de lo que un padre ideal debió hacer contigo, las que fueron violadas. Y tus ideas son las que te lastiman.

Si esperabas que tu pareja reaccionara de tal y cual forma y no lo hizo...Tu pareja no te ha hecho nada. Es la diferencia entre las atenciones que esperabas tuviera contigo y las que realmente tuvo, las que te hieren. Nuevamente, eso está en tu imaginación. ¿Enojado con Dios? Son tus creencias de lo que debería hacer Dios, las que te lastiman. Dios jamás ofende ni daña a nadie. Un hábito requiere de todas sus partes para funcionar. Si pierde una, el hábito se desarma. El hábito de sentirte ofendido por lo que te hacen otros (en realidad nadie te hace nada) desaparecerá cuando conozcas mejor la fuente de las 'ofensas'.

Cuando nacemos, somos auténticos. Pero nuestra verdadera naturaleza, es suprimida y sustituida artificialmente por conceptos que nuestros padres, la sociedad y televisión nos enseñan. Y crean una novela falsa de cómo deberían ser las cosas en todos los aspectos de tu vida y de cómo deben actuar los demás.

Una novela que no tiene nada que ver con la realidad. También, las personas son criaturas de inventario. A lo largo de su vida, coleccionan experiencias: padres, amigos, parejas, etc. y las almacenan en su inventario interior.

Las experiencias negativas dejan una huella más profunda en nosotros que las positivas. Y cuando una persona es maltratada por alguien, deja esa experiencia en su 'inventario'. Cuando conoce a alguien, tiene miedo. Y trata de ver si la nueva persona repetirá las mismas actitudes que la que la hirió. Saca una experiencia de su inventario negativo. Se pone los lentes de esa experiencia y ve a las nuevas personas y experiencias de su vida, con esos lentes. ¿Resultado? Se duplican los mismos problemas y las mismas experiencias negativas.

Y el inventario negativo sigue creciendo. En realidad lo que hace es que te estorba. No te deja ser feliz. Y a medida que se avanza en años, se es menos feliz. Es porque el inventario negativo aumenta año con año. ¿Has visto a las personas de edad avanzada y a los matrimonios con muchos años?

Su inventario es tan grande, que parece que la negatividad es su vida. Una y otra vez sacan experiencias de su inventario negativo ante cualquier circunstancia. Una de las mayores fuentes de ofensas, es la de tratar de imponer el punto de vista de una persona a otra y guiar su vida. Cuando le dices lo que debe hacer y te dice 'no', creas resentimientos por partida doble. Primero, te sientes ofendido porque no hizo lo que querías. Segundo, la otra persona se ofende porque no la aceptaste como es. Y es un círculo vicioso. Todas las personas tienen el derecho divino de guiar su vida como les plazca. Aprenderán de sus errores por sí mismos. Déjalos ser! nadie te pertenece.

Cuando los colonos americanos querían comprarles sus tierras a los Pieles Rojas, estos les contestaron

¿Comprar nuestras tierras? ¡Si no nos pertenecen!

Ni el fulgor de las aguas, ni el aire, ni nuestros hermanos los búfalos a los cuales solo cazamos para sobrevivir. Es una idea completamente desconocida para nosotros'.

Ni la naturaleza, ni tus padres, ni tus hijos, tus amigos o parejas te pertenecen. Es como el fulgor de las aguas o el aire. No los puedes comprar. No los puedes separar. No son tuyos. Solo los puedes disfrutar como parte de la naturaleza. El cauce de un río no lo puedes atrapar. Solo puedes meter las manos, sentir el correr de las aguas entre ellas, y dejarlo seguir.

Las personas son un río caudaloso. Cualquier intento de atraparlas te va a lastimar.

Ámalas, disfrútalas y déjalas ir. Entonces ¿Cómo puedo perdonar?

1) Entiende que nadie te ha ofendido. Son tus ideas acerca de cómo deberían actuar las personas y Dios, las que te hieren. Estas ideas son producto de una máscara social, que has aprendido desde tu infancia de forma inconsciente. Reconoce que la mayoría de las personas NUNCA va a cuadrar con esas ideas que tienes. Porque ellos tienen las suyas.

2) Deja a las personas ser. Deja que guíen su vida como mejor les plazca. Es su responsabilidad. Dales consejos si te los piden, pero permite que tomen sus decisiones. Es su derecho divino por nacimiento: el libre albedrío y la libertad.

3) Nadie te pertenece. Ni tus padres, ni amigos ni parejas. Todos formamos parte del engranaje de la naturaleza. Deja fluir las cosas sin resistirte a ellas. Vive y deja vivir.

4) Deja de pensar demasiado. Ábrete a la posibilidad de nuevas experiencias. No utilices tu inventario. Abre los ojos y observa el fluir de la vida como es. Cuando limpias tu visión de lentes obscuros y te los quitas, el resultado es la limpieza de visión.

5) La perfección no existe. Ni el padre, amigo, pareja perfectos. Es un concepto creado por la mente humana que a un nivel intelectual puedes comprender, pero en la realidad NO EXISTE. Porque es un concepto imaginario. Un bosque perfecto serían puros árboles, Sol, no bichos... ¿existe? No. Para un pez, el mar perfecto sería aquel donde no hay depredadores ¿existe? No. Solo a un nivel intelectual. En la realidad JAMAS VA A EXISTIR. Naturalmente, al pez solo le queda disfrutar de la realidad. Cualquier frustración de que el mar no es como quiere que sea no tiene sentido. Deja de resistirte a que las personas no son como quieres o no piensan como tú. Acepta a las personas como el pez acepta al mar y ámalas como son.

6) Intoxícate con la vida. La vida real es más hermosa y excitante que cualquier idea que tienes del mundo. Me complacerá decírtelo por experiencia.

7) A la luz del corto período de vida que tenemos, solo tenemos tiempo para vivir, disfrutar y ser felices. Nuestra compañera la muerte en cualquier momento, de forma imprevista, nos puede tomar entre sus brazos. Es superfluo e inútil gastar el tiempo en pensar en las ofensas de otros. No puedes darte ese lujo.

8) Es natural pasar por un periodo de duelo al perdonar, deja que tu herida sane.

Descárgate (no confundir con desquítate) con alguien para dejar fluir el dolor. Vuelve a leer este artículo las veces necesarias y deja que los conceptos empiecen a sembrar semillas de conciencia en tu interior. Aprende con honestidad los errores que cometiste, prométete que no lo volverás a hacer y regresa a vivir la vida.



Marco Engelke

Cuento El vuelo de las Águilas : Cerrar el pasado ..












Marahat había cumplido los 22 años de edad, y en el horizonte de su corazón se estaban cruzando toda clase de ideas acerca de su futuro destino. Se daba la circunstancia de que, recientemente, había conocido a un grupo de viajeros con los que había congeniado de tal forma que deseaba ardientemente unirse a ellos para explorar y aventurarse en países lejanos. Marahat, aunque siempre había soñado con hacer algo así, cuantas veces había planteado esta posibilidad a su madre, no había conseguido más que perturbarla en el sueño. Su madre, en su deseo de proteger al hijo, trataba siempre de borrar sus anhelos de vuelo con toda clase de argumentos y manipulaciones que finalmente lograban paralizar al entusiasmado Marahat. El joven vivía una constante frustración, ya que amaba a su madre y percibía de ella favores de forma tan generosa e incondicional que se encontraba irremediablemente atado a su criterio y costumbres. Un día, preso de dudas y cavilaciones, decidió ascender la montaña más alta de aquellos contornos y reflexionar acerca de las cadenas familiares que, aunque queridas y aceptadas, sentía que le torturaban. Una vez arriba, se sentó junto a una aromática higuera y, de pronto, sintió un sueño inminente que le hizo cerrar sus ojos... su mente comenzó a percibir una extraña escena: Se trataba de una especie de gallinácea que a todas luces no poseía el don del vuelo. Ésta, a pesar de sus plumas caminaba como un pollo a ras de suelo.
Pasados unos instantes, observó como dicha ave encontró un huevo de otro pájaro que, al parecer, había sido abandonado a su suerte. Así que lo empolló con esmero hasta que el pichón rompió la cáscara y nació al mundo. Pasado un tiempo, el pichón ya crecido habló a su madre adoptiva diciéndole: "¿Cuando volaré?" Y el ave atada a la tierra le dijo: "¿Para qué quieres volar? ¿No ves lo bien que vivimos tal y como estamos? Además, si vuelas ya no te podré cuidar igual y en el mundo más allá de esta tierra hay muchos peligros desconocidos... " El ave no sabía como enseñarle a volar al pichón adoptado, ni sabía tan siquiera como arrojarlo del nido de manera que aprendiese... Por otra parte, el joven pichón aunque reconocía la situación, sentía una enorme gratitud hacia la madre que lo había empollado. "Sin ese servicio de ayudarme a nacer," se decía, "seguramente estaría aún en el huevo. Aunque aquel que puede empollarme, seguramente debe también saber enseñarme a volar... Tal vez sea solo una cuestión de tiempo... o bien de mis propios esfuerzos". Ante el eco final de estas pensamientos, Maharat fue despertando poco a poco del ensueño. Se sentía desconcertado e incluso extrañamente aliviado, así que decidió descender. Algo en lo íntimo de su corazón sabía que había comenzado el camino del saber. Al poco, al pasar por una ladera, se oyeron las notas de un laúd que acompañando el estribillo de una voz que conmoviendo todo sus ser decía:

 "Si quieres vivir como las águilas no vivas entre gorriones"
REFLEXIONES

¿Sabemos cuándo es llegado el momento de decir, “sigo mi camino” y “dejo atrás el pasado”? ¿Reconocemos cuándo es llegado el momento de decir, “dejo atrás las ideas que me han servido hasta ahora”? Amigos, lugares, profesión, familia, modelos mentales, jerarquía de valores... y tantos otros posicionamientos que, a veces, la vida, nos demanda dejar atrás y permitir la llegada de lo nuevo.

Si no queremos morir a todo lo pasado.
¿Cómo podremos renacer?
René Foueré

¡Cuánto miedo se experimenta cuando se desprende el pasado sin todavía haber aparecido el futuro! Sin duda, tales momentos de abismo que la renovación demanda constituyen las auténticas crisis de la persona. Se trata de un miedo que asalta en situaciones en las que lo de atrás nos servía de referencia y, en cierto modo, era nuestra seguridad, pero... desde hace un tiempo, uno intuye que el modelo de vida en el que se encuentra ya no sirve. Unas veces es el “patrón de relación” con el que habíamos iniciado una pareja, el que está quedando obsoleto y, no sabemos como revitalizarlo. Otras veces, es el trabajo que tanto nos motivaba el que comienza a pesarnos y sentimos que ya no nos enseña. Son momentos en los que experimentamos que la casa en la que vivimos se nos muestra vieja, las conversaciones habituales son previsibles y, además ya ni interesan ni alimentan nuestra alma, sentimos que hemos perdido el fuego y que estamos desconectados de la Fuente... no sabemos qué hacer... miramos y no vemos ni una grieta de salida.
Son momentos en los que se aproxima un cambio. Al principio, no sabemos ni siquiera qué es lo que queremos, pero sí sabemos que afectará las áreas de nuestra vida en las que nos sentimos estancados. Poco a poco, sucede que llegan los primeros deseos e intuiciones, y la nueva forma comienza a revelarse en pequeños y ocasionales chispazos de lucidez. Sin embargo, lo que en el fondo deseamos parece un sueño... no sabemos con certeza si es una intuición o se trata de un simple deseo... hay tantos problemas e inconvenientes que parecen impedirle la llegada.

Nada ocurre sin ser antes un sueño.
Carl Sandburg

Y sabemos que las serpientes, sin hacer precisamente nada heroico, cambian de piel. Observamos la naturaleza y comprobamos como las varas de bambú crecen y conforman otro nudo sobre el que se construirá otro ciclo y se abrirá una nueva etapa. La naturaleza pide renovación en cada invierno agónico en el que, tras la muerte de lo viejo, brota una nueva y más amplia forma de vida en nombre de la Primavera. ¿Acaso no somos también todos los seres humanos ésa misma Naturaleza que se transforma? Por un lado, sentimos resistencias y miedos al cambio. En realidad, no queremos sufrir ni pensar que podemos causar sufrimiento, y además, no vemos claro cómo sobreviviremos a todos los niveles en el nuevo escenario. Sentimos que perderemos lo que hoy todavía algunas veces, pocas, nos conforta, aunque todo esté estancado alrededor del modelo que caduca y se acaba. Por otra parte, sentimos brotes de un horizonte que se despliega en instantes chispeantes. Sabemos que Eso es lo nuestro, pero parece tan difícil poder llegar y vivir en esa realidad presentida. Por otra parte, sentimos que nos encontramos muy solos en el proceso de cambio. Nos dicen que estamos locos si perdemos ahora lo que nos ha costado tanto conseguir. Además... qué dirán nuestros padres y familiares... 

El futuro solamente dejado a sí mismo solamente repite el pasado. El cambio sólo puede ocurrir ahora. Nisargadatta

¿Qué puede uno hacer ante tal pulsión que clama ansiosa por el cambio, pero siente que ni puede, ni sabe cómo será capaz de abrirse a él? Los Despiertos dicen que tal vez, lo único que hace falta es tan sólo no oponer resistencias a “lo que viene” y confiar en la perfección del Universo que siempre conspira para nuestro crecimiento y realización completa.
“Fluir atentos” se llama el modo más óptimo de recorrer la vida. Fluir es lo que hacen las aguas del río cuando descienden hacia el particular mar que les espera. Fluir es abandonar resistencias y adaptarse al terreno en cada palmo y en cada pequeña cascada. Flexibilidad en cada instante. “Atención Sostenida” es el emblema del que fluye y permite que Eso nos encuentre y que las soluciones aparezcan. Fluir atentos para entrar en el nuevo nivel de consciencia en el que los viejos problemas, pronto parecen tan sólo sombras que se esfuman y alejan.

 Sólo el cambio perdura. Heráclito

 ¿Cómo saber lo que en realidad queremos que suceda? La “atención sostenida” es una forma de escuchar al alma, observando los propios procesos emocionales y mentales. Es una forma de confiar en las intuiciones y mantener en cada instante la consciencia despierta. La salida del laberinto conlleva plena aceptación y confianza en el proceso de despliegue que nuestra mente profunda, al igual que la semilla, realiza en nombre de nuestros deseos y de nuestras motivaciones más sinceras. En tiempo de crisis ¡Atención! Hay grandes oportunidades que esperan nuestra mirada. Más tarde, cuando se hace de nuevo Luz en nuestra vida, es tiempo de nacimiento entre rasgos de prudencia. Hay muchas ocasiones en las que no parece conveniente forzar el abandono del pasado, más bien se trata de clarificar la mente buscando ratos de silencio y conversaciones sinceras. Poco a poco, y conforme la transparencia se recupera, las propias limitaciones que antes parecían “misión imposible”, comienzan a desprenderse al tiempo que nos liberan. 

Jamás cierro la puerta a mis espaldas sin ser consciente de estar realizando un acto de caridad conmigo mismo. Peter Hoeg 

 A veces, nos damos cuenta de que la necesidad de seguridad inhibe y paraliza la libertad de acción que desbloquearía al alma. Otras veces, sentimos que brota un extraño impulso de aprender y evolucionar, al tiempo que nos damos cuenta de que ya estamos saturados de las viejas maneras. De pronto, llega una oportunidad que pone las cosas en su nuevo sitio, sin que hayamos perdido las pistas del camino y de la paz duradera. En realidad, intuimos con certeza que el Universo conspira en el apoyo a la realización de nuestras capacidades más insospechadas.

La posibilidad de hacer realidad un sueño es lo que hace interesante nuestra vida.
 Paulo Coelho 

Extraído de Cuentos para aprender a aprender de José María Doria