Compasión y altruismo son la clave para la felicidad personal, social y global, dice el neurólogo James Dorty
Compasión y altruismo son la clave para la felicidad personal, social y global, dice el neurólogo, el doctor James Dorty.
CAUSAS EMOCIONALES Y TRATAMIENTO METAFÍSICO DEL CÁNCER DE MAMA
Los pechos
representan la feminidad y la maternidad. Este tipo de cáncer suele
indicar ciertas actitudes y pensamientos profundamente arraigados desde
la tierna infancia. Desde los años 60, en ciertos lugares del mundo, la mujer
se afirma más, toma su lugar en la sociedad y quiere ir hacia delante. Entonces
puedo tener dificultad en expresar mis verdaderos Sentimientos, en
encontrar un equilibrio entre mi papel de madre y de mujer Cumplida. Estos
conflictos interiores profundos me atormentan como mujer
que busca el
justo equilibrio. Se ha descubierto que este tipo de cáncer generalmente
viene de un fuerte sentimiento de culpabilidad interior hacía uno –
mismo o hacía uno o varios de sus hijos: “¿Por qué ha nacido. Qué hice para
tenerlo? Soy bastante buena madre o mujer para cuidar de él?
Todas estas preguntas aumentan mi nivel de culpabilidad, llevándome a
rechazarme y aumentando mi temor a que me rechacen los demás. Debo recordarme
que “el amor por mi hijo siempre esta presente pero que mis pensamientos son muy
poderosos y que debo vigilarlos”. Si me juzgo con demasiada severidad, toda mi
ira y mi rechazo se amplificarán, y mis emociones estarán “expulsadas” al nivel
de mis pechos, que se vuelven el símbolo de mi “fracaso”. Un cáncer del
pecho quiere pues ayudarme a tomar consciencia de que vivo una situación de
conflicto, tanto de cara a mí – mismo como a alguien más, que está vinculada a un
elemento que forma parte de mi espacio vital, de mi “nido”. Frecuentemente se
tratará de mis hijos, mis “pajarillos”, o de alguien a quien considero como tal
(por ejemplo una madre enferma que siento desprotegida, como “un niño pequeño”).
Puedo tener miedo de que mi “nido” (hogar) se derrumbe. También puedo tener un
gran miedo o un gran estrés con relación a la supervivencia de uno de mis hijos
o de todos ellos. En un sentido más amplio, el “nido” puede agrupar a mi
cónyuge, mi hogar, mis hermanos y hermanas, particularmente si viven bajo el
mismo techo. Es pues frente a la familia, lo que históricamente podría llamarse
el clan, que tengo la Sensación o el
temor de que haya derrumbamiento, estallido. Los hombres como las mujeres
pueden desarrollar este tipo de cáncer, que es frecuentemente
el conflicto interior masculino en aceptar ¯© su propia naturaleza
femenina. Sucede que algunos hombres manifiestan su lado femenino y
materno casi tanto como las mujeres. Como hombre, nunca seré una mujer pero,
energéticamente, puedo ser tanto o más femenino que ésta.
Por esto el cáncer
de pecho, en mí que soy un hombre, está asociado a la estima de mí –
mismo y a mi capacidad de expresar naturalmente mi lado femenino innato.
Puede estar vinculado al hecho incluso de ser un hombre y al deseo inconsciente
de ser una mujer. Es un aspecto que deberé equilibrar en mi vida. El lado
izquierdo corresponde al campo afectivo y el derecho, al campo racional. El cáncer
en el pecho izquierdo designa pues todas las dificultades
afectivas y las emociones inhibidas en mí como mujer y más me vale aceptar ¯© la mujer y
la madre en mí, y los sentimientos interiores que vivo con relación a
cada uno de ambos papeles. En el seno derecho, el cáncer indica
la mujer responsable y lo que se espera de mí (lo que pretendo hacer con
esta mujer “exterior”). Observen que esto se aplica también a los hombres, aunque
el cáncer del pecho en los hombres sea más escaso. Para mí, como mujer
en el universo físico, el volumen y la forma de mis pechos pueden tener cierta
importancia según las circunstancias. Se observa que si mi lado masculino es
dominante (yang)41, puedo tener senos
más pequeños y puedo considerarles frecuentemente como inútiles o sin
valor. El cuerpo habla y mis senos también; soy yo la que he de decidir la
importancia concedida a este símbolo femenino y sexual. La búsqueda de un
equilibrio es importante y el cuerpo se ajustará energéticamente en consecuencia
de las decisiones tomadas por la mujer (o el hombre) en el porvenir. Todo
está en la actitud, el amor y la aceptación de sí.
Autor: JACQUES MARTEL.
Hierbas para calmar los pensamientos obsesivos
Los
pensamientos obsesivos pueden tomar el control de tu vida.
Los
pensamientos obsesivos que ocupan y controlan tu mente, se pueden generar por
una enfermedad mental o pueden indicar síntomas precursores de determinados
trastornos, como la ansiedad, el pánico o la depresión. Tú puedes controlar
esos pensamientos por medio de tratamientos con medicamentos recetados y
algunas hierbas naturales que, según se cree, también sirven para remediar
estos pensamientos obsesivos. Si bien antes de comprar cualquier medicación o
hierbas de ventas libres debes consultarlo con tu médico, ten en cuenta que el
consumo de ciertas hierbas puede aliviar la aparición de algunos pensamientos
obsesivos o de el trastorno obsesivo-compulsivo.
Jengibre, manzanilla y regaliz
Jengibre,
manzanilla y regaliz son hierbas naturales que se pueden utilizar para
disminuir los patrones de pensamiento obsesivo. Aunque no existen estudios
concretos que demuestren su eficacia, muchas personas optaron por consumir
estas hierbas que se pueden adquirir y consumir con facilidad y no representan
ningún riesgo para la salud, ya que son de uso común. El beneficio del consumo
de estas hierbas es que puedes tomarlas en forma de té para ingerirlas con más
facilidad, ya sea como tratamiento individual o combinadas con otro.
Raíz de valeriana
Según se
cree, la valeriana es una hierba beneficiosa para el tratamiento de los
trastornos obsesivos, como el trastorno obsesivo compulsivo (TOC). La hierba se
extrae de la raíz de la planta valeriana, una planta de la familia de las
angiospermas. Las propiedades sedantes de la valeriana pueden ser útiles para
los pacientes que sufren de episodios de pensamientos obsesivos.
Hierba de San Juan
Una de las
hierbas de uso común para el tratamiento de la depresión es la hierba de San
Juan, elaborada con las flores y las hojas de esa planta. Esta hierba que
levanta el estado de ánimo se puede utilizar para tratar la depresión y los
patrones obsesivos de pensamiento. El cambio positivo en el estado de ánimo se
consigue por medio de dos aceites que se encuentran en la hierba de San Juan,
hipericina e hiperforina. Aunque los estudios clínicos no son concluyentes en
cuanto a determinar la verdadera efectividad de esta hierba para tratar el TOC,
la larga historia medicinal de esta hierba, que se remonta a los antiguos
griegos, la convierte en una medicina alternativa que vale la pena probar si
estás buscando alivio para ese trastorno.
Pasiflora
La pasiflora
es una hierba que se utilizó para tratar los pensamientos obsesivos, la
depresión y el insomnio. Las propiedades relajantes y los efectos para
estabilizar el estado de ánimo que genera esta hierba son las razones por las
que muchas personas con TOC utilizan la pasiflora como una medida
complementaria de los tratamientos tradicionales. Si bien aún ningún estudio
demostró claramente la capacidad de la pasiflora para sustituir los
medicamentos prescriptos o la terapia, existe la evidencia de anécdotas de
otros pacientes que sitúan a este hierba una opción viable para quienes sufren
de TOC o pensamientos obsesivos en general.
Jennifer
hench |
¿POR QUÉ TE QUEDAS EN UNA RELACIÓN NEGATIVA?
Romper una relación y tener que empezar de nuevo, es una
situación que provoca mucho miedo. Por eso encontramos miles de razones para no
hacer nada y dejar que todo siga como está. Éstas son algunas de las
justificaciones más frecuentes:
a) Estoy exagerando; no es para tanto. Siempre hay cosas
peores. Sólo valoras lo positivo de la relación y evitas ver lo negativo.
Cuesta ser objetivos: tal vez miras al pasado que ya no existe y no te atreves
a valorar lo que realmente estás viviendo ahora: miras a la persona que fue y
no a la que es. Seguramente te acostumbraste a una persona que te empeñas en
seguir viendo… y ya no existe. Tienes una percepción equivocada, una imagen
ilusoria de lo que te gustaría que fuese.
b) Todavía le quiero. Piensas que queda un sentimiento de
amor por tu pareja. ¿Puede el amor basarse en el sacrificio de uno solo de los
dos? ¿Se puede amar a otra persona sin amarse un@ a sí mism@? Intenta
sincerarte y decir lo que realmente sientes: ¿Es amor o más bien necesidad,
agradecimiento, lástima, comodidad, culpa…? Sustituye la afirmación por la que
te parezca más cierta: Le estoy agradecida, Me he acostumbrado a vivir a su
lado, Siento lástima, L@ necesito…
c) Más vale malo conocido, que bueno por conocer. Comenzar
una nueva etapa da miedo. ¿Quién va a confiar en una persona que viene de una
relación fracasada? ¿Cómo se puede vivir en pareja con quien no sabe hacerlo?
Entonces miro hacia el presente, reconozco que al menos ya conozco los defectos
y las virtudes de esta persona con la que vivo y prefiero quedarme tal como
estoy. No estás teniendo en cuenta que la experiencia de tu vida te has
convertido en alguien más profund@… Ahora ya sabes lo que significa vivir en
pareja y tienes una mayor conciencia de lo que quieres.
d) ¿Y los niños? Te pones en el lugar de ellos y te
cuestionas el daño que le harás a tus hijos si pierden la unión de sus padres.
Pero esa unión no existe, aunque viváis juntos. Y vuestros hijos están
intentando que no os peleéis, que os llevéis bien… ¡y no lo consiguen! Sufre
más un niño con padres que se pelean que con padres separados. En ocasiones los
hijos se convierten en la escusa para dilatar la decisión a la que me enfrento y
que no quiero asumir. Cuando te das cuenta tus hijos ya son mayores, han pasado
muchos años y tú has asumido con tristeza tu relación.
e) Si me voy le haré mucho daño. Y si te quedas también,
porque estás permitiendo su manipulación y su ceguera. Cediendo a la lástima
sólo puedes construir una relación desigual e infeliz, producto del sacrificio
y que genera mucha rabia contenida.
f) No quiero sentirme fracasad@. Después de tantos años de
vida en común, con unos hijos, la casa, la estabilidad económica, los amigos…
¿Qué va ser de mí si tiro todo por la borda? Y ¿cuántas cosas has tirado ya por
mantenerte en esta relación? Dejaste esos estudios que tanto querías, algunos
viejos amigos que no encajaban con tu pareja, aquella empresa en la que ganabas
menos pero que te gustaba el ambiente, la casa pequeña y coqueta… ¿Por qué no
aceptas también la parte de fracaso que ha supuesto vivir con el otro? No te
engañes: tomar decisiones y resolver conflictos no es de fracasados.
g) No me daré por vencid@. Y sigo luchando dentro de la
pareja, porque todavía se puede hacer algo por ella, con la condición de
resistir dentro de ella. Más bien queremos decir, no seré yo quien tire la
toalla; que se vaya el otro, así no se siente un@ culpable. El yo puedo con
todo nos irá minando poco a poco pues continuaremos cargando y arrastrando una
situación dolorosa y dañina. No es extraño que acabemos rotos, agotados o
depresivos.
Pero sólo son justificaciones que están taponando una
decisión que tu corazón sabe que es inevitable.
Conviene revisar nuestras actitudes y creencias sobre las relaciones de pareja y el amor
Aqui os dejo algunas creencias erroneás o mitos sobre la pareja :
El
matrimonio es compartir íntimamente, la amistad es compartir la
intimidad.
La
amistad pone el énfasis en las necesidades e intereses de dos personas
independientes, mientras que el matrimonio lo pone en la familia (en general).
La
amistad supone un clima en el cual todos los sentimientos y emociones se pueden
expresar con total libertad, no afecta a la vida del otro lo que uno opine o
sienta sobre temas importantes. En el matrimonio la proximidad física constante
y las responsabilidades compartidas dictan la necesidad de algún grado de
reserva emocional.
Si la
amistad es una relación en la cual lo que se puede comunicar va de “A a Z”, en
el matrimonio sería más conveniente que fuera de “A a W”.
Por
ejemplo, comentar fantasías sexuales con amigos íntimos de ambos puede
perjudicar la relación. Comentarlas con otros amigos no tendría impacto en la
relación en la relación de amistad. El mismo comentario con un amigo no tendría
repercusión en la relación. .
El
matrimonio no es un tiempo romántico, es una relación práctica y seria.
Quererse puede aprenderse y ponerse en práctica durante el matrimonio. Aunque
la educación romántica de la sociedad occidental suponga que es una química que
“aparece” y no se puede hacer nada para que prospere y se mantenga en el
tiempo.
Las
diferencias económicas, de status social, de educación son importantes a la
larga, aunque en un primer momento de enamoramiento se crea que pueden ser
eliminadas o al menos superadas. Cuando la pasión decrece pueden convertirse en
fuente de conflictos y desamor.
Una relación
feliz se basa en conductas como: bondad, amabilidad, consideración,
comunicación, ajuste de los hábitos de cada uno, participación conjunta en
varias actividades, consenso en valores, reciprocidad, respeto muto.
MITO 3. “Una relación extramatrimonial se da solamente en
matrimonios que tienen problemas”
Que uno
de los miembros tenga una aventura no es algo que sólo ocurre cuando hay
problemas en la pareja. Hay muchas razones y sólo algunas son reflejo de
conflicto o fallos en la pareja. Puede que haya falta de afectividad o
deficiencias en las relaciones sexuales que hagan más probable la infidelidad;
pero hay otras como la curiosidad, o simplemente que se dé la oportunidad y no
se dice que no, que no tienen que ver con fallos en la pareja.
Otras
veces son causas individuales las que llevan a uno de los miembros de la
pareja a engañar al otro. Por ejemplo querer demostrarse a uno mismo que se
sigue siendo atractivo y deseable.
El sexo
fuera de la pareja afecta siempre a la relación y es la primera causa de
divorcio; pero no siempre significa el fin de la misma, sin ayuda terapéutica
continúan unidas el 35% de las parejas.
La
“sinceridad total” en una pareja puede ser mortal a veces. Por ejemplo, aunque
hay una gran variedad en la forma en como se relacionan las parejas, no suele
aceptarse con serenidad el hecho de que la pareja informe de una infidelidad.
Confesar puede ayudar al infiel a encontrarse mejor y a poder perdonarse a sí
mismo, y suele sorprenderse mucho de que su pareja no valore su “sinceridad y
honestidad” y le eche en cara el engaño, reaccionando con mucha emotividad.
Tampoco
es tan raro que ocurra lo que recoge el tópico de que “el interesado/a” es el
último en enterarse. Si la persona confía realmente en su pareja y piensa que
él/ella no le engañaría es frecuente que no se dé cuenta de lo que ocurre,
aunque todos los que les rodean estén enterados.
Decir
todo lo que le pasa a uno por la cabeza tampoco tiene mucho sentido. Por
ejemplo, si se ve a una mujer muy atractiva y el marido le dice a la esposa que
piensa que le apetecería acostarse con ella, posiblemente reciba un buen
rapapolvo, por un pensamiento que en ningún momento ha creído que tuviera trascendencia
Este
mito surge de la falacia romántica que supone que la pareja ideal consiste en
una fusión total, dos convertidos en uno solo, todo lo hacen juntos y van
juntos a todas partes.
Se trata
de decidir individualmente pensando conjuntamente, no se es que haya que pedir
permiso para una actividad individual, pero hay que tener en cuenta los
compromisos previos de la pareja y darle prioridad, ya que hay una
responsabilidad con esa persona con la que se convive y a la que afectan las
decisiones que uno tome.
Insistir
en hacer todo juntos supone una presión perjudicial sobre ambos componentes de
la pareja y sobre la relación. No tener actividades compartidas es negativo
para la cohesión
El
matrimonio requiere adaptarse y ceder, también es necesaria la dedicación, ser
buen negociador y compartir los intereses del otro.
Pero
“esforzarse” constantemente y a toda costa para que la relación
funcione lleva al agotamiento y a distanciarse del objeto de nuestro duro
trabajo.
Debe
resultar gratificante el hacer cosas por la otra persona, si no apetece nunca
compartir su tiempo y sus intereses, y si nada de lo que el otro haga por uno
se aprecia o resulta placentero. por mucho esfuerzo que se ponga al final se
pasará factura por el trabajo realizado, y será la relación la que salga
perjudicada.
Estar
absolutamente seguro de la devoción de la pareja puede llevar a una sutil falta
de respeto, si se piensa que no es necesario hacer nada para seguir
conquistando al otro. Si se considerase que el cónyuge puede atraer a otras
personas seguramente se aumentarán las muestras de interés y afecto para que
eso no suceda. Una ligera “inseguridad” ayuda a mantenerse más cuidadoso del
aspecto físico, más atento y respetuoso con el otro.
MITO 8. “Debes hacer feliz a tu pareja”
No es
responsabilidad del cónyuge hacer feliz a su pareja, porque ni siquiera uno
mismo es responsable de su propia felicidad. Por ejemplo, dejar que el disfrute
sexual sea solamente responsabilidad del hombre es un error que carga a uno con
una tarea que depende de los dos.
Por otro
lado, si uno tiene la idea de que el otro debe hacerle feliz su actitud será
sentarse y esperar.
La
felicidad es un producto que surge de la actividad que uno hace, aunque no
siempre la misma actividad produce el mismo efecto, porque depende de muchos
factores. La persona que quiere sentirse feliz se hace responsable de sus
propios sentimientos y de la búsqueda de actividades placenteras.
Hacerse
cargo de la propia felicidad incrementa las posibilidades de lograr que la vida
y el matrimonio sean satisfactorios.
Suponer
que el hogar es lugar idóneo para liberar las emociones contenidas es un grave
error. Según algunas personas sólo están siendo “ellos mismos” o
“desahogándose”, cuando en realidad están maltratando de palabra (y a veces de
obra) a su pareja y/o su familia.
Hay
graves consecuencias por este comportamiento (aparte de las legales), tales
como revanchas por parte del otro cónyuge e incluso el divorcio.
Unido a
este está el mito de “un buen matrimonio se basa en el amor incondicional”, da
igual cómo uno se comporte el otro debe amarle por “sí mismo”. Pero las
relaciones de pareja, como cualquier otra, requieren educación y respeto.
También
el mito de “amar es no tener que decir nunca lo siento” es un subproducto de
estos otros, pero es falso, si se cometen errores hay que pedir perdón, es la
única forma de que le perdonen y humano es errar.
MITO 10. “Los buenos maridos arreglan enchufes, las buenas
esposas ponen la lavadora”
Aunque,
en cuanto a tareas domésticas se refiere, han caído muchos estereotipos sobre
lo que es “masculino” y “femenino”; aún hay algunos hombres que suponen que
poner la lavadora excede de sus competencias, y algunas mujeres para las que
programar el vídeo es algo impensable.
Como
siempre el problema no es saber hacer o no, sino estar o no de acuerdo con lo
que se hace. Por eso, es conveniente hablar de qué sabe hacer cada uno y lo que
está dispuesto a aprender y si es necesario qué se puede encargar a personas de
fuera para no enredarse en discusiones absurdas sobre lo que uno tiene o no
tiene que hacer según su sexo.
MITO 11. “Tener un hijo mejora un mal matrimonio”
Aunque
los hijos suelen suponer una fuente de gran satisfacción para un matrimonio
bien avenido; las responsabilidades de educar y criar un hijo aumentan la
presión sobre la pareja. Si la pareja tiene problemas, la falta de sueño y de
tiempo para el trabajo o el ocio sólo empeorarán una relación ya debilitada.
Suponer
que la pareja puede sentirse más unida por tener un hijo es un gran error.
MITO 12. “El matrimonio debería ser una sociedad 50/50”
El mismo
sueldo por el mismo trabajo, las mismas oportunidades para todos, son ideas
democráticas muy razonables; pero intentar llevar a la pareja (o familia) a un
reparto totalmente equitativo de tareas y responsabilidades es un error.
En la
vida real los componentes de la pareja pueden aportar diferentes capacidades o
conocimientos sin que ello suponga un perjuicio para el otro. El hecho de
intercambiar tareas, “si tú cocinas, yo paso la aspiradora”, no debe
convertirse en una lucha por la absoluta equidad. Si uno realmente ama a otra
persona disfruta haciendo algo por ella, sin necesidad de estar constantemente
recordando lo mucho que se “sacrifica” y lo poco que es correspondida. El
matrimonio ideal sería una sociedad comunista en la que cada uno da según sus
capacidades y recibe según sus necesidades.
MITO 13. “El matrimonio puede realizar todos nuestros sueños”
Este
mito está relacionado con el mito del amor romántico, pero además le añade la
“necesidad” del otro, si no se vive en pareja no valen de nada el resto de los
éxitos profesionales y personales, u otras relaciones importantes.
Un buen
matrimonio es muy deseable y ayuda a tener una vida plena, pero no es
imprescindible. La idea de que el matrimonio lo es “todo” genera mucho
sufrimiento innecesario.
Nuevamente
este mito se relaciona con el del “amor romántico”. Da por hecho que la
compatibilidad supone “compartir una sola mente”, “estar en la misma onda”.
Hay algo
de verdad en que las personas que comparten algún tipo de intimidad (pareja,
amigos, colegas) a veces se entienden sin palabras y perciben los pensamientos
y sentimientos del otro, la palabra clave es “a veces”.
Esto
sirve también para el matrimonio, es necesario comunicar con sensibilidad lo
que quiero, lo que me gusta y lo que creo que el otro piensa para poder tener
una buena relación. No leer la mente ni esperar que el otro nos la lea nos da
una gran claridad y respeto en la relación.
Un
matrimonio infeliz es una dura prueba que a veces se mantiene por razones que
nada tienen que ver con el amor y el cuidado que se encuentran en una buena
pareja. Hay muchos motivos de tipo económico, social, religioso, o por miedo a
la soledad, por los hijos, etc. por los que puede merecer la pena mantener un
pareja relativamente infeliz. Para ello, rebajar expectativas y exigencias
exageradas sobre la pareja puede ayudar a reparar una relación deteriorada,
pero hay que considerar que, a veces, es mejor una buena separación que una
mala vida en común.
Considerar
la felicidad personal por encima de otros aspectos y separarse solamente porque
“no se siente lo mismo” puede ser un error; pero seguir en una relación de
sufrimiento o pelea constante, es también un error.
Lo que
hace más desgraciados a los hijos no es el hecho de que sus padres estén juntos
o no, sino las peleas y discusiones que tienen. Cuando se piensa en el
divorcio, hay que tener en cuenta que, a veces, las peleas se prolongan más
allá de la separación y se pueden hacer más duras, con lo que el perjuicio a
los hijos continúa y se puede incrementar.
Es
asunto de cada pareja valorar qué prioridad se le asignan a las exigencias del
trabajo de cada uno de ellos, no se trata de imponer sino de negociar teniendo
en cuenta las necesidades individuales y las de la familia.
Si una
pareja funciona bien y ambos están de acuerdo en posiciones desiguales, tampoco
hay que cambiar en aras de una igualdad mal entendida.
Si uno
de los miembros de la pareja quiere dejarlo pero se queda por temor, lástima,
dinero o culpa ¿qué clase de relación queda?
La
resistencia a dejar que la pareja se vaya puede impedir que lo haga pero es una
victoria envenenada. Aunque es valiente luchar por la pareja esto sólo compensa
cuando hay dos para hacerlo. No es conveniente permanecer en un lugar donde uno
solamente es tolerado o soportado.
Si queda
algo de afecto o comprensión, o al menos un rastro de compañerismo es lógico
que se intente evitar el divorcio. Sin embargo, si hay desprecio y todo lo que
hace el otro causa enfado, permanecer en la relación sólo acarreará dolor
Muchas
relaciones desapacibles se mantienen porque sus miembros se apegan por razones
que no tienen nada que ver con el amor y la buena comunicación. Por ejemplo,
miedo a la opinión de familiares y amigos, presiones económicas, miedo a la
soledad, etc. Es preciso analizar si estas razones son suficientes para
mantener una relación en la que no hay amor.
MITO 19. “La competencia estimula el matrimonio”
La
competencia disminuye la reciprocidad, los esfuerzos conjuntos y las metas
comunes que son la base de un matrimonio. En las relaciones competitivas se
lucha por el liderazgo y entonces desaparece el compañerismo.
Si hay
competencia, cada uno trata de demostrar al otro que es mejor en el trabajo,
con los amigos, e incluso que le supera en el cariño de los hijos. La pelea es
continua y cada uno insiste en sus derechos, con lo cual no hay coalición ni se
buscan soluciones cooperativas cuando surgen desacuerdos, cada uno intenta
ganar en todas las situaciones.
MITO 20. “Debes transformar a tu pareja en alguien mejor”
Si a uno
no le gusta la persona con la que va a casarse, es poco probable que le guste
después de hacerlo. Y, aún peor, si se consigue que el otro cambie a la fuerza,
surgirá el rencor asociado a la presión para un cambio que no se desea. Una
cosa son los reajustes y adaptaciones necesarias en toda vida de pareja y otra
las exigencias de cambio.
MITO 21. “Los opuestos se atraen y se complementan”
Los
polos opuestos se atraen porque las diferencias les parecen divertidas e
interesantes, sobre todo durante la primera etapa del romance, a largo plazo lo
que antes agradaba puede resultar incompatible con las preferencias propias.
Por ejemplo, una persona muy formal puede verse atraída por otra menos
convencional, pero después de los años esa diferencia puede dar lugar a graves
discusiones.
Algunas
diferencias pueden enriquecer la relación, si no son muy importantes.
Surgen
problemas serios cuando los valores no son compartidos, pero también pueden
surgir si las preferencias sobre el ocio y el tiempo libre son siempre
incompatibles.
MITO 22. “Las parejas no deben revelar sus problemas a extraños”
La idea
de que lo que sucede en la pareja no debe comentarse con nadie porque es una
traición a la relación puede impedir que una pareja con dificultades encuentre
solución a sus problemas, e incluso que los relativice y aprenda a tolerar las
dificultades de toda vida en común.
Consultar
con un profesional puede salvar una buena relación si ambos están interesados
en ello.
Consultar
todas las decisiones de la pareja con la familia de origen puede impedir que la
pareja se constituya como ente independiente.
MITO 23. “No tenga sexo estando enfadado”
Pensar
que todas las relaciones sexuales de la pareja deben ser siempre una unión
especial y maravillosa, símbolo del amor que se profesan es absurdo. Sería como
comer siempre en un restaurante de cinco tenedores. A veces un bocadillo es tan
satisfactorio y nos ayuda a estar alimentados y felices. Con el sexo es igual,
un encuentro sexual rápido y agradable no necesita velas, flores y poesía, a
veces es más satisfactorio.
Las
parejas que aprenden a disfrutar de una variedad de actividad sexual del tipo:
sexo amoroso, sexo erótico, sexo lujurioso, sexo juguetón, etc… suelen tener
menos conflictos y estar más unidos.
Cuando
estamos enfadados, podemos tener ganas de castigar al otro y nos podemos negar
a hacer el amor; pero hay que tener en cuenta que después de una relación sexual
los problemas se ven con otra perspectiva emocional y aquello por lo que
discutíamos pierde gran parte de su sentido.
MITO 24. “Confórmese con lo que tenga”
Todas
las parejas necesitan adaptarse y aprender a tolerar pequeños inconvenientes.
Las expectativas románticas inalcanzables impiden disfrutar de una relación
amorosa en la vida real. Pero sí se puede mejorar una relación de pareja, y es
gratificante hacerlo. Si es preciso, hay que contar con la ayuda de un
profesional.
Instrucciones:
en cada una de las quince afirmaciones siguientes, coloque el número (del 1 al
7) que representa el grado en que está de acuerdo o en desacuerdo con ella.
De
acuerdo:
|
1.
por completo (9)
|
1.
bastante de acuerdo (7)
|
|
1.
un poco (5)
|
|
Ni de
acuerdo ni en desacuerdo
|
1.
Ni de acuerdo ni en desacuerdo(4)
|
En
desacuerdo
|
1.
un poco (3)
|
1.
bastante en desacuerdo (2)
|
|
1.
por completo (1)
|
Si una
persona tiene algunas dudas acerca de la relación, eso significa que algo no
anda bien en ella
|
|
Si mi
pareja en verdad me quisiera, no tendríamos ninguna riña
|
|
Si a
mi pareja le importara de verdad, siempre sentiría amor por mí
|
|
Si mi
pareja se enoja conmigo o me critica en público, eso indica que de verdad no
me ama
|
|
Mi
pareja debería saber qué es importante para mí sin tener que decírselo
|
|
Si
tengo que pedir lo que realmente quiero, eso ya lo echa a perder
|
|
Si a
mi pareja en realidad le importara, haría lo que le pido
|
|
Una
buena relación no debería tener ningún problema
|
|
Si dos
personas se aman de verdad, no hay necesidad de trabajar en la relación
|
|
Si mi
pareja hace algo que me molesta, pienso que es porque desea herirme a
propósito
|
|
Cuando
mi pareja no está de acuerdo conmigo ante otras personas pienso que es una
señal de que no le importo demasiado
|
|
Si mi
pareja me contradice pienso que no me respeta demasiado
|
|
Si mi
pareja hiere mis sentimientos, pienso que él/ella es malo
|
|
Mi
pareja siempre trata de hacer las cosas a su manera
|
|
Mi
pareja no escucha lo que yo tengo que decir
|
La
aceptación como cura de un esguince de tobillo
La aceptación que se propone en la terapia de aceptación y compromiso se puede entender si la comparamos con un esguince de tobillo. Sabemos que la mejor manera de curarlo es aceptar con conciencia plena el dolor y hacer los ejercicios que nos manda el fisioterapeuta, que lo hace aplicando sus conocimientos al estado del problema que tiene el paciente. Podemos ignorar que nos duele para lo que tenemos que restringir nuestros movimientos y nuestra vida. Está claro que la idea de evitar que nos duela no es buena. La solución más recomendable tampoco es amputar el pie, porque puede que, si lo hacen bien, no nos vuelva a doler; pero las consecuencias son terribles. La superación del esguince pasa por aceptar que tenemos que hacer ejercicios de recuperación, que nos van a doler,
Fuentes :
Hank Robb http://www.contextualpsychology.org
Centro Atman
PSicoterapeutas.com
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