"El verdadero amor"


-Bondad incondicional o benevolencia. Capacidad de dar alegría y felicidad a la persona que amas. Aprender a observar a quién amamos porque si no la comprendemos no la podremos amar. La comprensión es la esencia del amor. Dedicar tiempo a estar presente y atento y observar profundamente. A eso se le llama comprensión.
-Compasión. Deseo y capacidad de aliviar el sufrimiento de otra persona. Para conocer la naturaleza de su sufrimiento y ayudarla a cambiar, también hay que observarla profundamente. Para eso es necesaria la meditación. Meditar es observar a fondo la esencia de las cosas.
-Alegría. Si en el amor no hay alegría, no se trata de verdadero amor. Si estamos sufriendo y llorando todo el tiempo o si se hace llorar a la persona que amamos, eso significa que no se trata de un verdadero amor, incluso puede llegar a ser lo opuesto a él. Si en la relación de pareja no hay alegría, seguro que no es un verdadero amor.
-Ecuanimidad y libertad. El verdadero amor hace alcanzar la libertad. Cuando se ama de verdad se le da al otro una absoluta libertad. Si no es así, no se trata de un verdadero amor. El otro debe sentirse libre, no solo por fuera, no también por dentro.


EL APEGO NO ES AMOR

Es muy fácil confundirse. Lo que entendemos por amor con frecuencia tiene más elementos de no-amor que de lo que compone el amor verdadero. Es sorprendente la paradoja: películas, canciones, telenovelas para masas ávidas de romances dolorosos y de conflictos, revistas de farándula y nuestro mismo entorno utilizan hasta el desgaste la palabra amor para denominar todo aquello que es incompatible con el amor. Por ejemplo, pretenden que es amor celar a la pareja, vivir pegados a ella, satisfacer todos sus deseos y demandas, lo que son sólo distorsiones y enajenamiento. En el amor auténtico se da la tolerancia, la aceptación y la falta de resistencia.

El apego es una falsa apariencia del amor y la gran responsable del fin violento de muchas historias que parecían románticas. Se trata de un concepto capital en la filosofía budista y puede estar asociado a cosas, situaciones o personas. Para el budismo, el apego constituye la causa más importante del sufrimiento humano.

En el ámbito de la pareja, el apego es muy dañino porque el mismo ímpetu que parece acercar es la causa del mayor sufrimiento y del final de la relación. Es fácil dejarse engañar por el apego porque en muchos aspectos superficiales se asemeja al amor de verdad.

El sentirse apegado a las personas, objetos o situaciones es parte del condicionamiento de todo ser humano hasta que este empieza a ser consciente de sus necesidades y temores. En el momento que se da cuenta de que lo que creía amor tenía que ver más con su necesidad es posible que esté preparado para pasar del apego al amor, o a la autonomía disolviendo el falso vínculo que lo subyugaba.

TRANSFORMAR EL APEGO EN AMOR

Observarnos a nosotros mismos para darnos cuenta de las ataduras que nos unen a la pareja. La clave para darnos cuenta de eso es la presencia de dolor. Por ejemplo podemos observar cómo reaccionamos, si tenemos expectativas demasiado altas, si ya no tratamos a nuestra pareja como a un amigo respetado. Podemos percibir nuestras motivaciones para decir lo que decimos y advertir si es el miedo el que nos impulsa.
Intentar aprender a soltar la ligazón. A veces esto puede producir soledad y tristeza dentro de la relación. Implica sentir el dolor de modo individual, sin adjudicar la culpa al otro ni hacerlo responsable de nuestra pena. Volverse hacia el interior para calmarnos e identificar nuestro sentir (ser conscientes). No exigirle al otro que remedie nuestro malestar. Lo mismo se aplica para el otro, habría que dejarlo que sienta su rabia y su dolor sin intentar salvarlo por no sentirnos mal.

No reaccionar. Esto se lleva a cabo ignorando las voces de nuestra mente que nos taladran alimentando el miedo y lo que percibimos como amenazas.

Responsabilizarnos de nuestras decisiones en lugar de sentirnos víctimas. Sentirnos dueños de nuestra propia felicidad. Sentirnos menos "importantes" al focalizar con humildad en nuestro interior en lugar de hacer al compañero objeto de atención y crítica constantes.

Saber estar presentes ante nosotros mismos, atentos a nuestra rabia, miedo, dolor, expectativas y exigencias. Con esto podemos llegar a sentirnos libres, vitales y espontáneos en nuestra relación apreciando al compañero sin imágenes, ilusiones y expectativas. Con esto las relaciones no serán fuente de sufrimiento.

EL AMOR COMO MANIFESTACIÓN ESPIRITUAL

Deepak Chopra, médico indio radicado en California inspirado en la sabiduría de los textos védicos de la India, alienta a alimentar el amor en la espiritualidad para infundir a nuestras relaciones una mayor profundidad y significado. El aspecto espiritual del amor es el que sostiene las relaciones basadas en el verdadero amor y les permite expandirse y crecer ("El camino hacia el amor", 1997).

En una sociedad laica como la nuestra, cuya idea de espiritualidad está unida a las religiones organizadas dominantes, el concepto de espiritualidad causa desconfianza. No obstante, es imposible entender lo que es el amor sin entender la espiritualidad en su sentido amplio. En palabras de Osho en su libro "Vida, amor y risa.": "El estado de amor más elevado no es, en absoluto, el de la relación afectiva. El amor es una característica del ser: de la misma forma que los árboles con verdes, el que es amoroso, ama. El árbol no se pone verde para ti. La flor continúa desprendiendo su fragancia tanto si alguien se le acerca como si no, tanto si alguien la aprecia como si no. El amor es una cualidad del ser."

Aprender a amar es transformarse en un ser amoroso que transmite amor. El amor no es un bien escaso cuando se transforma en actitud. Tendríamos que sustituir el sustantivo por el verbo y pensar en el amor como acción. De este modo es imposible sentir soledad, ya que el amor hace posible estar unido íntimamente a todo lo que nos rodea, experimentar la verdadera felicidad, y atraer magnéticamente el amor de otros seres que aman de igual modo.

Desapegarnos no quiere decir que nada nos importe:
Significa que aprendemos a amar, a preocuparnos y a involucrarnos sin volvernos locos. Dejamos de crear un caos en nuestra mente y en nuestro medio ambiente. Cuando no nos hallamos reaccionando de un modo ansioso y compulsorio, nos volvemos capaces de tomar buenas decisiones acerca de cómo amar a la gente y de cómo solucionar nuestros problemas. Nos liberamos para comprometernos y para amar de modo que podamos ayudar a los demás sin lastimarnos a nosotros mismos.



Thich Nhat Hanh,




Las cinco condiciones para el bienestar de una pareja


 

Te has preguntado alguna vez que hace que una pareja funcione y otra no , en este extracto del libro de Joan garriga tienes la clave . Recomiendo adquirir el libro y leerlo , no tiene desperdicio .Esto es sólo un pequeño extracto .

No hay esquemas preestablecidos, pero sí condiciones que facilitan o dificultan la relación de pareja. Hay criterios que nos permiten reconocer si nos estamos juntando con la persona adecuada o no, si estamos más cerca o más lejos de que el amor se logre.
Arnaud Desjardins, discípulo del sabio hindú Swami Prajnanpad, nos habla de los cinco criterios que su maestro le enseñó para reconocer el valor profundo de una pareja. Cuando éstos se cumplen, la pareja vive en armonía, y sus asuntos son alegres y serenos.

1.- La primera condición es que sea fácil, que fluya sin demasiado esfuerzo. Que las cosas sean cómodas, que no tengamos que malgastar grandes cantidades de energía en emociones ni se nos obligue a luchar contra éstas.
Cuando esta condición se da, existe una comunión real, una comodidad que no es rutinaria, en la que no hay dramas ni tragedias, sino mayormente bienestar. Todo se desenvuelve con naturalidad, y las cosas resultan fáciles y gráciles.
A veces nos juntamos con personas con las que, inexplicablemente, todo chirría, todo es complicado y se avanza con pesadez y esfuerzo. Con otras, sin embargo, todo resulta sencillo y se desliza con provecho. Ayuda, sin duda, el tener estilos afectivos parecidos o que engarcen bien.
Es cierto que podemos modificar un poco las pautas afectivas y de relación que hemos aprendido, resolver asuntos emocionales pendientes que nos han construido en nuestra niñez y que forman parte de nuestra identidad, pero no debemos hacerlo radical y completamente, y tampoco es siempre necesario. Podemos cambiar un poco, pero vale la pena juntarnos con personas cuyos estilos afectivos encajen bien con el nuestro. Es fácil saber cuándo los estilos y las pautas favoritas de relación de cada uno son compatibles: cuando apenas hay discusiones, cuando las emociones fluyen sin grandes altibajos y cuando la relación es nutritiva para ambos.Cuando uno más uno suman más que dos, y no menos que dos.

2.- La segunda condición de Swami Prajnanpad es: que se trate de dos naturalezas no demasiado diferentes. Que la comprensión del otro no esté más allá de nuestras capacidades. A menudo, la fascinación amorosa ignora con soberbia la incompatibilidad de dos naturalezas, y las personas creen amarse de buena fe pero carecen de la posibilidad de una comprensión verdadera. La compatibilidad del hombre y la mujer, o de cualquier pareja, descansa sobre la diferencia pero también sobre la posibilidad de asociación, imbricación y complicidad.
Esto es fácil de entender: si a ella le gusta mucho subir a pie a las montañas y comerse un bocadillo sentada en una roca y a él le gustan mucho los coches glamurosos y los restaurantes de lujo de la ciudad, se trata de naturalezas ciertamente diferentes; o si ella es judía y él musulmán o católico, se trata de naturalezas incompatibles, y esta diferencia deberá ser encarada, integrada y gestionada en la relación. De igual modo, si él viene de una familia muy rica y ella de una familia muy pobre, esto generará un diferencial en la dignidad, el respeto y la igualdad que deberá tratarse.
No siempre es imposible salvar las diferencias, pero sí es imprescindible concienciarlas y afrontarlas para gestionarlas bien.

3.- La tercera condición es que los miembros de la pareja sean verdaderos compañeros, que se sientan como tales, acompañados, ya que el otro es también un amigo y la amistad no se desgasta con el curso de los años. Que puedan compartir sus peculiaridades, gustos, intereses, diferencias, complicidades. Que tengan a alguien al que entienden y que los entiende. Esto pone el acento en que la relación de pareja también es una relación de acompañamiento en un camino común. Ambos se acompañan en los asuntos y vicisitudes del vivir, porque tienen propósitos en común, porque juntos pueden mirar a lugares comunes, porque juntos miran todo aquello que es importante para uno y para el otro, y todo aquello que es importante para los dos en los recovecos de sus almas.

4.- La cuarta condición que enseña Swami Prajnanpad es: tener fe y confianza plena en el otro.Que no sea necesario temer, desconfiar o protegerse para poder reencontrar un corazón inocente. Que el otro nos inspire una completa confianza sobre la cual se pueda cimentar un amor duradero, susceptible de crecimiento. Que tengamos la convicción de que el otro no nos va a dañar.
Ahora bien, ¿qué significa confianza? Cuando decimos confianza plena no se trata de una actitud infantil controladora hacia tu pareja, a la que reclamas sinceridad e infalibilidad absoluta. Sería más bien algo así como la confianza inocente que un niño pequeño siente hacia su madre, pero en el corazón y el cuerpo de un adulto.
Confianza, por tanto, es tener la certeza de que el otro quiere nuestro bien y no nos va a dañar. Esto es importante, porque si vivimos con alguien y no estamos seguros de que quiere nuestro bien empezaremos a tener miedo y tensarnos, y el miedo es el peor enemigo del amor y de la apertura de corazón. De manera que es importante sentir que el otro es bueno y quiere nuestro bien y que podemos confiar en él. También tenemos que saber que cualquier vínculo de intimidad importante trae sus dolores y nos hace recordar antiguas traiciones o indefensiones, de manera que también nuestra pareja en algún momento puede dañarnos, o nosotros a ella. Confianza significa esperar que el otro cumpla sus compromisos y procure nuestro bien, pero también debemos ser conscientes de que en algún momento tal vez no lo haga, y aceptarlo teniendo la certeza de que podremos resistirlo y sobreponernos a ello. La confianza, por definición, no exige garantías.

5.- La quinta y última de las condiciones es, si cabe, la más difícil de cumplir: el deseo espontáneo de que el otro esté bien, lo cual quiere decir, el deseo de que esté bien por encima de nuestros miedos o carencias. Digo que es difícil de cumplir porque en los tiempos actuales, en los que se vive la pareja más al servicio del yo que del tú o del nosotros, es más común que uno tenga el impulso espontáneo de que el otro lo haga feliz, y no de hacer feliz al otro. La palabra «espontáneo» es el epicentro de esta cuestión, y se trata de un sentimiento que no se puede fabricar artificialmente. Se da o no se da. Lo sentimos o no lo sentimos. Consiste en ver al otro con la inteligencia del corazón y no sólo a través de nuestras proyecciones y anhelos, y así lo amamos como es y le damos lo que necesita y espera recibir. Se trata de encontrar la propia felicidad con la plenitud del otro.
Es muy común que los padres sientan hacia los hijos el deseo espontáneo de que sean felices, y que estén dispuestos a dar mucho y hacer muchas cosas para su bienestar, pero eso no es tan común en la pareja. Muchos de nosotros, como niños egoístas, a veces anteponemos nuestro bien al deseo del bien del otro. Por eso, la pareja nos invita inequívocamente a desarrollar generosidad y verdadera consideración hacia el otro. Cuando lo logramos, cuando nos alegramos espontáneamente del bienestar del otro y hacemos lo que está en nuestras manos para que se produzca, sentimos una alegría redoblada.


Joan Garriga
Del libro EL BUEN AMOR EN LA PAREJA.
Cuando uno y uno suman más que dos.

EN BUSCA DE LA VERDAD :EL PODER DEL AUTOENGAÑO



  Érase una vez un hombre que buscaba la verdad. 


Un buen día llegó a un lugar en donde ardía una innumerable cantidad de velas de aceite. Éstas se concentraban cuidadas por un anciano que, ante la curiosidad de este individuo respondió que ése era el lugar de la verdad absoluta.

Aquel le preguntó que significaban sus palabras, a lo cual respondió que cada vela reflejaba la vida de cada individuo sobre la tierra: "a medida que se consume el aceite, menos tiempo de vida le queda."

El hombre le preguntó si le podía indicar cuál era la de él.

Al descubrir que la llama estaba flaqueando, a punto de extinguirse, aprovechó un instante de distracción del anciano y tomó la vela de al lado para verter un poco de ésta en la suya.
Cuando estaba a punto de alzar la vela, su mano fue detenida por el anciano diciendo: "creí que buscabas la verdad."