La vida es un espejo, Mahatma Gandhi

                                                                  

Le preguntaron a Mahatma Gandhi cuales eran los factores que destruyen al ser humano. Tranquilo y sereno respondió así:

La Política sin principios, el Placer sin compromiso, la Riqueza sin trabajo, la Sabiduría sin carácter, los Negocios sin moral, la Ciencia sin humanidad y la Oración sin caridad.
La vida me ha enseñado que la gente es amable, si yo soy amable; que las personas están tristes, si estoy triste; que todos me quieren, si yo los quiero; que todos son malos, si yo los odio; que hay caras sonrientes, si les sonrío; que hay caras amargas, si estoy amargado; que el mundo está feliz, si yo soy feliz; que la gente es enojona, si yo soy enojón; que las personas son agradecidas, si yo soy agradecido.
La vida es como un espejo: Si sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa. La actitud que tome frente a la vida, es la misma que la vida tomará ante  mí.
“El que quiera ser amado, que ame”.

SLOW LIFE: como desacelerar tu vida y disfrutar de ella.

                          





¿Conoces el movimiento Slow? Es un concepto interesante para nuestro futuro en el siglo XXI. De ello nos hablará hoy Carl Honoré, un periodista canadiense apasionado del concepto Slow que hoy en día abarca un amplio abanico social, conocido también como “vida lenta” ,”vida sencilla” y también conocido internacionalmente como “Slow Life”.

Seguro sabes que el mundo “humano” occidentalizado no para de acelerarse… información, conocimiento, entretenimiento, consumo, producción, cualquier ámbito social busca para su supervivencia un ritmo de innovación acelerada que hace que cualquier tangible e intangible en cuestión de un breve periodo de tiempo quede obsoleto… En esta deriva una gran parte de la sociedad cae en el flujo acelerado…Sin embargo también se esta produciendo una corriente que desacelera esta deriva en una parte de la sociedad, una sociedad que despierta y encuentra en el desarrollo personal y espiritual un lugar donde apartarse de ese flujo acelerado y superfluo.

Hoy la gente vive en una gran controversia quiere saber cómo frenar pero a la vez quiere todo más rápido incluso el aprender a como frenar rápidamente. El tiempo pasa pero…lo que hacemos con nuestra vida acelerada realmente nos enriquece la vida o lo que hace es empobrecerla? No hablo de riqueza hablo de cosas como de disfrutar de las cosas que de verdad queremos e importan en nuestra vida. Creo que la vida no hay que vivirla rápida, hay que vivirla bien, pero yo mismo reconozco que en algunos aspectos vivo demasiado acelerado…pero el primer paso para cambiar algo es darse cuenta de ello.


El ser humano no solo acelera su ritmo sino que intenta también acelerar el ritmo de la naturaleza que en general es un ritmo lento para claro esta, beneficiarse de ella.

Esta “fast culture” o cultura rápida realmente nos afecta y en general negativamente en aspectos como la salud, la alimentación, el trabajo, nuestras relaciones. el medio ambiente y la vida en comunidad. Todo esto es absorbido por el cuerpo humano, el cual se ha ido adaptando a ritmos humanos muy lentos a lo largo de su evolución en el planeta…pero que en los últimos 50 años han sufrido una sobre estimulación…de una cultura rápida…esto se traduce en “un progreso” aparente…donde más personas tiran la toalla, bien en una relación humana la cual no ha podido dedicar el tiempo que merece con paciencia para escuchar y comprender, o bien su cuerpo humano se agota o enferma aunque curiosamente la medicina igualmente se desarrolla rápidamente y curiosamente las bebidas energéticas también…una sociedad enferma es muy beneficiosa para unos pocos, pero no nos damos cuenta de ello, seguimos en el flujo acelerado y sutilmente diseñado para que no te desvíes…dejamos de ser ovejas que seguían a un pastor para convertirnos en unos bits que circulan por una internet que se ha vuelto nuestra vida y no le ponemos limites…nuestra vida ahora se llama internet. Quizás la solución sea solo parar y reflexionar sobre lo que esta haciendo esta cultura de la carrera a tí y a tus seres queridos que te rodean.

Carl Honoré en su presentación en TED, se hace dos preguntas:


¿Cómo nos volvimos tan rápidos? y ¿Es posible o incluso deseable frenar?

A la primera pregunta, Carl H. la responde del siguiente modo:

“… si piensan en cómo nuestro mundo se aceleró tanto, surgen los sospechosos de siempre. Ustedes piensan en la urbanización, el consumismo, el lugar de trabajo, la tecnología. Pero creo que si miran a través de esas fuerzas llegan a lo que podría ser la razón más profunda, la esencia de la pregunta, y es cómo percibimos el tiempo en sí. En otras culturas el tiempo es cíclico. Lo ven como moviéndose en grandes círculos sin apuro.Siempre se está renovando y refrescando. Mientras que en Occidente, el tiempo es lineal.Es un recurso finito, siempre se está escurriendo. O lo usas o lo pierdes. El tiempo es dinero, como dijo Benjamin Franklin. Y pienso en lo que eso nos hace psicológicamente,crea una ecuación. El tiempo es escaso, entonces ¿qué hacemos? Bueno, aceleramos, ¿no?Tratamos de hacer más y más con menos y menos tiempo. Transformamos cada momento de cada día en una carrera hacia la meta. Una meta que, por cierto, nunca alcanzamos. pero una meta al fin y al cabo. Y creo que la pregunta es, ¿es posible liberarse de ese pensamiento? Y por suerte, la respuesta es sí, porque lo que descubrí, cuando empecé a mirar alrededor, es que hay una reacción global contra esta cultura que nos dice que más rápido es siempre mejor, y que más ocupado es mejor. 

Al otro lado del mundo, la gente está haciendo lo impensable: están frenando, y descubriendo que aunque la sabiduría convencional les dice que si desaceleran los aplastarán, lo contrario resulta ser cierto. Desacelerando en los momentos correctos, las personas descubren que hacen todo mejor. Comen mejor, hacen el amor mejor, se ejercitan mejor, trabajan mejor, viven mejor. Y en esta mezcla de momentos, lugares, y actos de desaceleración, yace lo que muchas personas ahora llaman el Movimiento lento internacional…”

Por cierto palabras como “decrecimiento” también están extendiéndose por el mundo y que expresan este sentimiento de vivir una vida más lenta.

Ante esta percepción occidental del tiempo como lineal y escapadizo, han surgido en europa y en concreto en italia las iniciativas pioneras del movimiento slow, como son el movimiento de la comida lenta “Slow Food“o el de las ciudades lentas “Slow Cities” que esta remplanteando el estilo de vida dentro de las ciudades aceleradas.

En concreto Slow Food lanza un mensaje muy simple y sensato, que es que obtenemos más placer y más salud de nuestra comida cuando la cultivamos, cocinamos y consumimos a un ritmo razonable. Todo esto es movido por personas que están ansiosas por liberarse de la comida, la cocina y el cultivo de su comida de forma industrial.

Para equilibrar este desequilibrio humano en el siglo 21, la lentitud tiene un rol importante en todos los ámbitos de la vida. Es curioso como italia fue la cuna del renacimiento un gran momento de transformación en la historia del ser humano y como nuevamente ahora esta siendo la cuna del movimiento lento, desde donde emergen las tendencias slow. ¿Será este un nuevo “renacimiento”?

También esta emergiendo en ámbitos como en el trabajo reduciéndose las jornadas de trabajo siguiendo modelos como los de los países nórdicos disponiéndose de más tiempo libre y teniendo una mayor productividad durante las horas de trabajo. El binomio menos es más se cumple aunque parezca una paradoja :)


También en la educación están cambiando el paradigma fast por slow. Los niños están sometidos a un exceso de tareas. Se esta demostrando que reducir las tareas genera un mayor rendimiento académico. En escuelas como en universidades esta tendencia creciendo. Se reducen las tareas y se incrementa el tiempo libre para desarrollar y experimentar la actividad de pensar creativamente y disfrutar a la vez de más tiempo para las experiencias de la vida. Cada de vez se demuestra más que menos es muy a menudo más, y que más lento es muy a menudo mejor.

Sin embargo, frenar no es algo fácil. Carl H. nos da dos razones sobre las que he reflexionado y comparto. Estas justifican el por qué frenar no es algo fácil.

La primera razón es que velocidad es adrenalina y es muy adictiva. Incluso el ir rápidos nos aleja de la reflexión y las grandes y profundas preguntas de nuestra vida. La velocidad nos trae más diversidad de estímulos en menos tiempo, llenando nuestra vida de distracciones…quizás nos estamos volviendo consumidores de nuestras propias vidas.

La segunda razón es el tabú cultural donde todo lo asociado al concepto “lento” tiene una apreciación negativa frente a lo “rápido” que es más atractivo dentro una cultura “fast”. Parece que lento es sinónimo de holgazán, vago, de ser alguien que se rinde.

Carl H. comenta que el Movimiento Lento tiene por propósito o por principal objetivo, derribar ese tabú cultural entorno a la lentitud, demostrando que existe la lentitud buena.

“….Y la lentitud buena es tomarse el tiempo para comer con sus familias, con el televisor apagado, tomarse el tiempo para mirar un problema desde todos los ángulos en la oficina para poder tomar la mejor decisión en el trabajo. O incluso simplemente tomarse el tiempo para desacelerar y saborear sus vidas…” Carl H.





En cuanto a la segunda pregunta que proponía Carl H. de si ¿Es posible o incluso deseable frenar? 

La respuesta es rotundamente SI, es posible. Se puede y ya esta sucediendo en todo el mundo. Incluso los adictos a la velocidad pueden, cuando comienzan a disfrutar la vida que antes estaban dejando a un lado.

Personalmente considero que se puede ser “ágil” en algunos aspectos para conseguir tiempo para disfrutar durante más de esos momentos slow. Por ejemplo ponerte limites a ciertas cosas de la vida que son superfluas, limites en las tareas, trabajar eficazmente y evitar perder el tiempo en cosas que no te aportan ni invierten valor positivo y permanente en tu vida. Tenemos que disponer más tiempo para el amor, las amistades, la creatividad, las experiencias, la música, etc. Ser productivo y ser slow es posible :)

Espero que disfrutéis de la presentación TED de Carl H. llena de experiencias personales y anécdotas divertidas que os harán comprender una tendencia cultural que necesitamos en el siglo XXI más que nunca.

Elogio a la lentitud – Carl Honoré

Carl Honoré [@carlhonore] ha rettwitteado esta publicación en twitter!
Para completar la lectura entrevista a Carl H.
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MEDITACIÓN DEL ÚTERO



Para nuestros antepasados ​​el ciclo menstrual era una fuente de maravillosas energías creativas, espirituales, sexuales, emocionales, mentales y físicos. Fue un regalo que dio poder a las mujeres que se renuevan cada mes, de manifestar y crear el mundo que les rodea, para conectar profundamente con la tierra y su familia, y para expresar la profunda sabiduría e inspiración. Esta enseñanza femenina antigua está todavía disponible para nosotros en nuestros cuentos de la mitología y de cría.
Combinando narración de cuentos y cuentos tradicionales con herramientas y métodos prácticos (incluido el “Luna Dial ‘), Miranda Gray introduce la mujer moderna a su naturaleza cíclica y los guía en la expresión de un ciclo de vida-empoderado apasionado y creativo.
Luna Roja ayuda a las mujeres a:
  • interactuar positivamente con las energías del ciclo menstrual
  • aplicar estas energías creativamente, sexual y espiritualmente
  • volver a despertar los mitos cíclicos para sí mismos y para las generaciones futuras
Probablemente puedas encontrar el libro en internet si te gusta la meditación o quieres saber más sobre el tema

“Luna Roja”, Miranda Gray 










Documental “Despertando la Luna” (en Ti)

Precioso documental de una mujer (con cámara en mano) que se retiró del mundanal ruido para conectarse con su Ser. Viajó a lo largo de varios países, para despertar y reconocer Su Luna, entrevistando a otras mujeres que trabajan, enseñan, comparten en esa misma dirección. El tema principal: El Útero, como centro de sanación, de lo sagrado femenino, de la vida…





No eres feliz entonces eres un superficial


¿Aún te preguntas por qué no eres feliz en tu vida ?Yo tengo una respuesta que puede servirte ( mm que prepotente yo  ¿ no? ...bueno dame la oportunidad de explicártelo ) .
No eres feliz por que estás empeñad@ en comportarte como un superficial .

Ahora dirás ¿quién yo? IMPOSIBLE... bueno . bueno relajate .. primero lee lo que te tengo que decir y luego ya me dices si de verdad no  te comportas así con frecuencia o en ocasiones.

Estoy convencida de que dentro de nosotros en mayor o medida hay una voz interna que nos dice que   ser feliz no está bien .. que la felicidad es algo que para nosotros pasa siempre de largo y que sencillamente parece que no la merecemos.

Habitualmente nos comportamos de una manera superficial porque tenemos miedo a ser nosotros mismos y dejar que los demás vean que somos frágiles , llenos de temores , culpabilidades e ideas en contra de nosotros mismos y nuestra felicidad.No son pocas las ocasiones que disfrazamos nuestros dramas con una falsa alegría pero sabemos muy bien que en el fondo de nosotros hay una profunda tristeza que desea ser expresada y acompañada sin juicios ni sentencias de ninguna clase.
Esta tristeza( que el fondo es esconde el deseo de ser feliz) debido a ese inmenso miedo a mostrarnos vulnerables es ignorada , reprimida con la idea de ignorante de que si la expresamos o sentimos sufriremos más.

Tampoco son pocas las ocasiones que no nos permitirmos disfrutar libremente de comprarnos algo por el placer de hacerlo y otros placeres que consideramos que debemos eliminar o moderar sin darme cuenta que detrás de estas conductas y decisiones lo que hay es  un profundo rechazo de mi mism@.
Sencillamente no sé amarme por tanto no se mimarme , preferimos vivir para complacer a otros , ser como a ellos les gustaría que fuéramos, evitando así la responsabilidad de equivocarme , y olvidarme de mi y ser feliz.


Me olvido de mi para agradar a otros y esa es la triste realidad de una persona que se comporta con superficialidad ,se honesto y si de verdad ahondas y eres honesto encontraras en tu vida muchos ejemplos de estas conductas... puedes justificarlas como quieras pero no dejan de ser desamor y deshonestidad contigo mism@.En una palabra superficialidad.No eres tú .. no te expresas , aveces no decides..las circunstancias te deciden.

Lo más triste es que cuanto más te empeñas en agradar a otros más te alejas de ellos , ya que jamas podrán entrar dentro de ti para ver tu insatisfacción ni tus penas.Ni siquiera a veces tu mismo eres consciente de esto .
Pero la verdad es que no eres feliz , sufres constantemente .Yo misma he pasado por esto en mi vida sin darme cuenta del daño que me hice a mi misma para salvar y agradar a otros creyendo que así me amarían pero al final acababa siendo abandonada , enfadada y fustrada y lo peor habiendome traicionado a mi misma .

Cuando comenzamos a escuchar esa tristeza que no es más que un signo de que estamos separados de nosotros mismos y de lo que realmente somos podemos comenzar a comportarnos como realmente somos , sin miedos a las consecuencias y con la confianza de que podemos .
Es hora de que comienzes a escucharte y si te cuesta hacerlo puedes buscar ayuda de un buen terapeuta que te puede acompañar en ese camino.
Pero decidete a amarte y da el primer paso.

Así que comienza a enamorarte de ti . deja de ser superficial y permitete gozar y disfrutar de la vida.

Gozar de la vida es el camino hacia dios.

Un abrazo hondo y gracias por leerme

Soraya Founty 
Psicóloga colegiada y Terapeuta Transpersonal
www.mundotranspersonal.com






SOY PARTERA DEL ALMA


EL VIENTRE DEL TERAPEUTA

Es la hora. El paciente llama a la puerta. Como el cocinero cuelga el delantal en el perchero para recibir visitas, el terapeuta cuelga en el perchero sus problemas personales. Desarrolla la habilidad para dejarlos a un costado, porque quien viene lo necesitará en estado de Atención Plena.

¿Qué encontrará el paciente si ha dado con un buen terapeuta?

- Alguien que desde que asumió su vocación (o desde antes) trabaja todos los días con sus propias emociones, sus propio dolores, sus errores de criterio... Se empeña en comprender más allá del entendimiento, tomando lo cotidiano como una escuela.

- Alguien que, sí, se ha formado académicamente y en estudios de posgrado, y tiene libros por doquier… Pero que si es buen terapeuta sabe que eso no es todo: entrará a la sesión ofrendando a su paciente algo precioso, que es su propio Inconsciente. El Inconsciente del terapeuta funciona como cuando alguien recibe en su vientre la gestación de un hijo ajeno; madurará, -con las herramientas que ese terapeuta tenga-, la identidad de su paciente: sus dolores, sus relatos oníricos, sus anhelos, sus historias. Cuando se vaya a dormir, el buen terapeuta soñará no sólo con sus propios asuntos, sino que entre las bambalinas de sus sueños aparecerán respuestas para Juan, para Mariela, para Leonor… Y, -lo sepa o no-, esa labor nocturna saldrá de su boca con la pregunta justa, el gesto oportuno, la mirada más amplia que su propio Inconsciente le haya provisto al haber amasado esa harina cuya molienda han sido sus horas de consultorio…

- Un buen terapeuta a veces oficia de dializador de su paciente (como quien, teniendo insuficiencia renal, se conecta a un aparato que limpiará su organismo): cuando viene lleno de ira, de dolor, de impotencia, de miedo, el terapeuta le ofrece no sólo el respaldo de sus conocimientos (necesarios, por cierto!), sino también su propio corazón adolorido, su corazón equivocado, su corazón enmendado, su corazón en vías de desarrollo (como el de cualquiera). Desde su entrenamiento en lidiar con su propio caos, ayuda a poner orden en el caos ajeno. Instala luz donde había penumbrosos pesares. Y cuando se va a su casa, a veces llora. Sí, tengo que decirlo: a veces llora un dolor que no es suyo. Porque ama. Ama a sus pacientes. Ama a los humanos. Y le duele su dolor. Y está bien que así sea. Ni “transferencias” ni “contratransferencias”: es algo más hondo; allí se está a solas con el Misterio de la Vida, siendo nada más que un humanito (así, en diminutivo). Y eso llama al silencio.

- Con herramientas de obrero interno trabajará ese pesar ajeno para no cargarlo sobre su propia vida. Porque, así como cuando visualizamos una cascada de agua fresca en un lugar luminoso movilizamos neurotransmisores que generan relajación, expansión, bienestar... el terapeuta visualiza durante muchas horas por día historias de abuso, de maltrato, de pérdidas, de sufrimiento. Deberá autodializarse y pedir ayuda, trabajando a diario para saber, en lo íntimo, que todos somos Uno, pero que cada cual necesita transitar su propia experiencia humana. Que podemos ayudar a otros a vivir su vida, pero la vida misma es del otro: su posibilidad de aprendizajes. Y el progreso de su paciente también le marcará sus días, aumentando su confianza en la vida, alegrándolo, llenándole de ternura la mirada…

- No es raro que un buen terapeuta muchas veces no sepa qué hacer ante un paciente. Ésos suelen ser los mejores. Los que todo lo saben suelen andar perdidos en un laberinto de ideas. Pero cuando tenemos al otro a pecho abierto y en carne viva, saber que no sabemos es el principio del acompañar a vivir. Acudirá, entonces, a su modesto tablero de herramientas (pues, como decían por allí, “quien sólo tiene un martillo tiende a ver todo en términos de clavos”). Aplicará la que su experiencia le diga que es la más útil. Y su propio Inconsciente, además, estará en permanente diálogo con el de su paciente, porque son ambos Inconscientes los que mejor saben hacia dónde hay que ir.

- Un buen terapeuta ha de tener una vida sencilla; precisará hacer un voto de coherencia, porque el panadero da el pan, el frutero la fruta, pero el terapeuta se da a sí mismo. Será consciente de cuánto puede y cuánto no. Practicará la modestia de admitir sus limitaciones. Hablará con su paciente en palabras que el otro comprenda. Y será, esencialmente, un ser humano.

- Si el paciente le preguntara: “Sus padres viven?”, la mayoría de los buenos terapeutas no responderán con otra pregunta, refractando: “Y a Ud. qué le parece?”. Podrá mirar a su paciente a los ojos, y decir, por ejemplo: “Mi padre sí, pero mi madre pasó por el mismo proceso que la tuya; sé lo que se siente como hijo”. El terapeuta anónimo, distante, rigurosamente ignorado por su paciente, pertenece a un paradigma que va quedando atrás. Se necesitan hombres y mujeres valientes que puedan darse a conocer a aquellos que desnudan su alma ante él.

Y llegado el final, ambos podrán mirarse frente a frente y darse un abrazo. Porque el buen terapeuta suele abrazar (aunque en la Universidad muchos profesores le hayan enseñado que no). Sabe que el abrazo, el mirar a los ojos, el quedar expuesto como humano ante otro humano, no le quita nada, sino que le da. Le da un vínculo entre dos personas que, en medio de esto tan difícil que se llama “vida”, procuran avanzar dignamente, convertir el dolor en lumbre, y desplegar lo replegado para que la Tierra cuente con dos más, capaces de ayudar al Todo.

Cuando le pago a mi terapeuta, ese dinero es un símbolo de valoración no sólo de sus saberes, no sólo de su cerebro entrenado, no sólo de sus supervisiones, sus cursos de posgrado y sus libros. Es un símbolo de que me ha ofrecido una porción de su Inconsciente para que yo pueda desenredar el mío; un símbolo de que en su vientre gestó una porción de mí para que yo pueda seguir gestándome en mi propio vientre invisible. Eso es un terapeuta: un humanito incompleto que se va completando gracias a cada paciente. Una persona que se da. Un modesto obrero del espíritu.

Virginia Gawel
Psicóloga