El mito de la media naranja








Platón, en uno de sus mitos más célebres, nos habla de la necesidad del hombre de buscar su otra mitad, su “media naranja”. Este mito guarda una íntima conexión con el Eros órfico, como dios primordial.
Cuenta que en un principio los hombres eran completamente redondos, con dos caras, cuatro brazos, cuatro piernas y dos órganos sexuales. Eran tres los géneros: un femenino, un masculino y un andrógino que participaba de ambos. La hembra era descendiente de la Tierra, el macho lo era del Sol, y el andrógino de la Luna. Por semejanza con esas procedencias los humanos tenían una forma circular y se movían girando sobre sí mismos.
Tan poderosos y arrogantes eran, que atentaron contra los propios dioses, de modo que Zeus, no atreviéndose a destruirlos por no acabar con los honores y los sacrificios que recibía, decidió cortarles en dos a cada uno de ellos. Pero al ser divididos, cada mitad añoraba tanto la parte perdida que se enlazaban hasta morir de hambre. Zeus se compadeció, y cambió de sitio sus órganos sexuales, de modo que se pudieran acoplar mediante el acto del amor y dar lugar a las generaciones de hombres.
¿Para qué nos unimos? Esta puede ser una buena cuestión para reflexionar, si tenemos en cuenta el gran número de separaciones y divorcios que se dan en nuestros tiempos. 
Una gran mayoría de las parejas se unen de una manera apasionada, pero en muchos casos se acaba en la separación más tarde o más temprano, siendo frecuentemente motivo de un gran sufrimiento y desestructuración para las personas que se ven implicadas en este tipo de situaciones.

Tradicionalmente muchas parejas eran arregladas por la familias de los novios, sobre todo en los ámbitos rurales y campesinos y estos continuaban el tipo de trabajo y de vida de sus familias de origen. Eran parejas más o menos concertadas y generalmente avocadas a una subsistencia difícil, marcada por la austeridad de los tiempos, donde el hombre trabajaba duro y la mujer se dedicaba a la crianza de los hijos. En este ámbito la relación romántica era fugaz o inexistente, dando paso rápidamente a una realidad muchas veces dura. Este era un modelo aceptado por todas las partes y al mismo tiempo una pauta social generalizada.


Pero en los últimos tiempos y coincidiendo con el desarrollo de las sociedades modernas vemos un cambio en la forma en que se unen y relacionan las parejas. Por un lado es evidente la mejora en el nivel de vida y por otro lado la incorporación de la mujer al mundo del trabajo. Esto es una realidad a pesar de que pueda quedar mucho por conseguir en lo que se refiere al bienestar social e igualmente en la igualdad de oportunidades para las mujeres.
En este nuevo contexto la subsistencia no está en un primer plano, al igual que muchas mujeres trabajan y son autónomas y por tanto pueden y de hecho toman sus propias decisiones en todos los asuntos y también en el ámbito de la pareja. 

Todo esto nos lleva a un nuevo escenario donde las parejas se unen por motivos románticos, los roles de hombre y mujer ya no son los de antes; la sensación de enamorados es romper con todo para formar un núcleo propio, único e inexpugnable. Las emociones se inflan, incluso se inflaman y lo que en otras circunstancias era secundario ahora toma un primer plano. 

Así pues, enamorarse es de las cosas principales de la vida, la seducción, el cortejo y el erotismo despliegan una intensidad sin límites; por contrapartida la infidelidad, la vivimos como “alta traición” algo imperdonable por vida, las separaciones y divorcios son a veces desastres emocionales, llenos de decepción y fracaso.


Esta es la situación en una cultura romántica, alimentada por los medios de comunicación con romances fabulosos donde “el príncipe azul” y la “doncella maravillosa” se encuentran en un idilio de amor y pasión sin límites y donde su unión les llevará a un éxtasis nunca conocido. Y todo este encantamiento se escenificará en una boda fastuosa y elegante, donde las partes llenas de juventud y belleza se consagran a permanecer juntos hasta que la muerte los separe. 


Hay un viejo chiste que dice; “el amor es ciego y el matrimonio devuelve la vista…” 
Este tipo de parejas románticas ha existido en todos los tiempos, pero ahora es una tendencia masiva en nuestra sociedad. Se trata de todos lo mitos en relación al “príncipe azul” o “la princesa maravillosa” o todo lo concerniente a la búsqueda de “mi media naranja”.
Estas parejas viven muy apasionadamente los primeros tiempos pero si no hay otras cosas de fondo es posible que caigan en la rutina y después tal vez en una separación difícil donde las dos partes pueden llegar incluso a preguntarse perplejos… ¿qué ha pasado?


Este mito de la “media naranja” nos hace creer que la solución de nuestros problemas y nuestro desarrollo está fuera de nosotros, en otra persona que nos hará completos. Nos consideramos a nosotros mismos la mitad de algo y buscamos a alguien que cierre ese circulo y nos lleve al mito de la felicidad, un estado superior por encima de las cosas comunes y que nos da sentido a la vida.
Cabe preguntarse si dos individuos incompletos forman algo completo o por el contrario si aumentan esta condición de no completos. Verdaderamente los dos miembros de una pareja se unen para completarse en el sentido de desarrollarse cada uno a sí mismo y por sí mismo, y para ello utilizan entre otras cosas y de manera principal la unión y relación con su pareja. Pero no se completan sumándose la una la otra. No se trata de fusionarse con el otro sino de caminar en paralelo, uno al lado del otro.

Uno de los problemas está en que si consideramos al otro mi “media naranja” nos consideramos a nosotros mismo de igual manera, la mitad de algo y a continuación ponemos nuestro bienestar en manos del otro en el sentido de que nos hacemos dependientes del otro para estar bien; es decir, todo ese cúmulo de cosas en torno a la idea de… “sin ti no vivo”


De esta manera se ve, como mucha gente se une para no estar sólo y en este sentido, hace más por solucionar sus propios problemas de inseguridad, que por estar propiamente con la otra persona.


La soledad es una faceta de la condición humana que debe ser conquistada y aceptada. De igual modo debemos despojarla de todo matiz dramático aprendiendo a manejarnos razonablemente bien dentro de ella. Cuando aprendemos a estar solos explorando nuestra individualidad, aceptando nuestras problemáticas, y asumiendo que nuestro bienestar depende principalmente de nosotros, entonces somos más autónomos y podemos unirnos a otros libremente y sin depender de ellos.


Cuando dependemos del otro para sentirnos bien, estamos eludiendo nuestra propia responsabilidad, cargando al otro con lo que no le corresponde. Si no me quieren, o no me siento querido como yo quiero o dicho de otra forma si la otra parte no responde a mis expectativas, me siento mal y es probable que culpe al otro de mi malestar. De esta manera se pueden desarrollar conductas poco saludables para uno mismo y para la pareja.
La clave es poder desarrollar una comunicación honesta que permita a cada cual expresar sus sentimientos y anhelos sin sentirse criticado al igual que aceptando que la otra parte pueda tener un punto de vista diferente. 

Esto solo se puede hacer cuando en los cimientos de una pareja hay una verdadera amistad, por encima de la atracción física o de los intereses que cada cual pueda tener para seguir juntos. Una amistad en la que cada uno no se propone cambiar al otro para ajustarlo a sus intereses, sino que lo acepta tal como es y en todo caso persigue cambiarse a sí mismo, en el sentido de querer ser mejor para así aportar cosas mejores a la pareja. 

De esta manera es mucho más saludable considerarse a sí mismo como una “naranja completa” con todas sus posibles imperfecciones y debilidades, pero algo entero y no a medias que después deba ser un añadido a otra parte. En este sentido somos íntegros y acabados, individuales con nosotros mismos y preparados para evolucionar.
Desde esta posición de autonomía y responsabilidad con uno mismo, podemos y debemos buscar a la persona que nos guste para compartir con ella esta visión de uno mismo de la relación, y de la vida. 
Así llegamos a un planteamiento diferente a la hora de relacionarnos: “me relaciono contigo desde mi libertad y autonomía personal y emocional y no desde la dependencia o necesidad de cubrir mis expectativas. 

Por tanto se trataría de llegar a la pareja con un grado razonable de esta autonomía personal y emocional, una madurez que permitiera a cada cual hacerse responsable de su persona, su pasado, sus propios asuntos y desde ahí compartir con el otro en un ámbito de igualdad. En este sentido no somos media naranja el uno del otro, sino completos cada cual consigo mismo, con sus propias virtudes y defectos, individuos enteros responsables de sí mismo. 

Así pues, la visión romántica de la pareja no es suficiente para que una relación sea saludable y duradera. Se trata de tener una genuina amistad, incluso ser amigos antes que amantes, capacidad de apoyarse en los proyectos de cada uno, un verdadero gustarse más allá de “lo físico” y la capacidad de atravesar momentos difíciles escuchándose y compartiendo.
La mayoría de las personas deseamos una relación de pareja en la que sentirnos queridos y ser felices. Muchos anhelamos formar parte de una buena relación de pareja y, sin embargo, seamos sinceros, ¿cuántas parejas conocemos que nos parezcan buenos modelos de referencia, cuántas relaciones vemos realmente “sanas”? Miles parejas se separan cada día, muchos hombres y mujeres han pasado por varias separaciones y divorcios. Y en su ingenuidad pretenden hacer borrón y cuenta nueva, volver a enamorarse sin hacer el duelo, sin haberse parado a reflexionar sobre lo que pasó y lo que falló, sobre las bases que no les sirvieron en relaciones anteriores.
Una gran parte de las personas que recibo en consulta me hablan de sus relaciones de pareja. Relaciones que viven o han vivido. Estoy convencida de que el reto hoy en día es conocerse, cuidarse, respetarse y valorarse (lo que se denomina trabajo de individuación) para poder relacionarse con el otro desde esa nueva perspectiva, desde esa nueva forma de ser. Verdaderamente, sin individuación no hay pareja, hay simbiosis, hay dependencia.
Sería bueno que, dentro del proceso de evolución de la conciencia humana en el que estamos inmersos, empezáramos a ver nuevos modelos de relación en los medios de comunicación y trasmitírselos a nuestros hijos. Porque la experiencia es un grado, y ya muchos sabemos que la relación de pareja basada en la idea de la media naranja está destinada al fracaso, que las relaciones basadas en las luchas de poder, en el control, el dominio, la sumisión, la posesividad y los celos se deterioran pronto, que el reparto de roles estereotipados está caduco, que vivir por y para el otro desde la dependencia y la carencia no es amor, aún cuando algunas canciones sigan insistiendo en el mensaje de “sin tí no soy nada” y “me muero por tí”.
Porque el amor sólo perdura en la tierra fértil del respeto y la libertad, donde cada uno tiene su propio espacio y ambos danzan al ritmo del acercamiento y la distancia, moviéndose de la fusión a la individualidad. Una relación basada en dos individualidades en camino de la complitud, donde cada uno busca explorar y desarrollar lo que Jung denominó ánimus y ánima, en las mujeres su parte masculina y en los hombres la femenina. Es un hecho que las mujeres llevamos décadas desarrollando nuestra parte masculina. La verdadera  transformación de las relaciones entre hombres y mujeres pasa por que los hombres conozcan y desarrollen su parte femenina: su receptividad, capacidad de escucha, de entrega y sensibilidad.
Recordemos lo que deteriora la relación y genera conflictos. El hecho de saber lo que no funciona, lo que no queremos, es ya un gran paso:
· Las exigencias, control, coacción, celos y actitudes posesivas.
· La falta de respeto reiterada y los desprecios mutuos.
· La manipulación y los chantajes emocionales.
· Descalificaciones y agresiones mutuas.
· Acusaciones, reproches y palabras hirientes.
· Callar y tragarse las cosas que molestan, o gritar y acusar al otro.
· Juegos de poder, incluidos silencios e ignorar al compañero/a.
· Ceder o imponerse por sistema.
· La incomunicación y falta de intimidad afectiva y/o sexual.
· Negar la intimidad sexual como castigo e instrumento de poder.
· Aceptar tener relaciones sexuales para acallar o superar conflictos.
· Proyectar lo que no aceptamos de nosotros (la sombra) en el otro, es decir “ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio”.
· Intolerancia y rigidez.
· Infidelidades.
· Falta de límites generacionales con padres e hijos: anteponer hijos o la familia de origen a la pareja.
· Actitudes de vivir por y para el otro: funcionar como satélite.
· Exceso de expectativas o expectativas muy idealizadas.
· Creer que la relación lo es TODO y que el otro tiene que hacerse cargo de uno.
· Hacer del compañero/a la única fuente de gratificación.
· Tratar de cambiar al otro para que sea como creemos que debe ser.
· La dependencia emocional: creerse el mito de las medias naranjas.
Veamos ahora lo que apoya y favorece la evolución de la relación:
· Que cada uno tenga su propia vida, la nutra y se autoapoye.
· Amor, respeto y confianza en uno mismo, que se proyectarán en el otro.
· Aceptación del otro como ES y no como nos gustaría que fuera.
· Darse cuenta de cómo repercute lo que el otro hace o no hace, dice o no dice, en la propia historia personal.
· Asumir errores y responsabilizarse de lo que uno ha hecho o dicho.
· Reconocer dónde nos hemos equivocado, nos hemos pasado o hemos fallado.
· Darse espacio y dar espacio al otro.
· Poner límites: decir “NO, basta, no puedo darte eso”.
· Hablar desde el “YO” y no desde el “TÚ” (acusatorio).
· Saber pedir perdón sin humillarse y perdonar sin aprovechar para humillar.
· Responsabilidad de uno mismo (carencias de infancia) y de la relación.
· Apoyo mutuo, cuidar y ser cuidado: reciprocidad.
· Resolver diferencias sin imponerse o ceder por sistema.
· Hacer propuestas prácticas en vez de quejarse.
· Tener una visión desde fuera de la dinámica de la relación, de lo que busca cada uno y de la intención positiva del comportamiento
de ambos.
· Entrega y, a la par, libertad. Comprensión y tolerancia.
· Nutrir y honrar la relación así como respetar el proceso personal de ambos.
· Divertirse juntos, reír, vincularse de forma positiva.
· Flexibilidad en la interacción: ver la mejor alternativa.
· Responsabilizarse de la propia felicidad.
· Sexualidad tántrica tipo slow food.
· Encuentro en diferentes ámbitos: físico, emocional, mental y espiritual.
· Formar un equipo con individualidades: Yo, tú,
nosotros.
Libro: Ascensión Belart, psicóloga terapeuta. Autora de: Un viaje hacia el corazón. El proceso terapéutico del ego al Sí mismo. Herder editorial. 2ª edición.


Las diosas de cada mujer.Afrodita , la diosa del cambio








"Afrodita constituye una tremenda fuerza para el cambio. A través de ella fluye la atracción, la unión, la fertilización, la incubación y el nacimiento de una nueva vida. Cuando se da este proceso en un plano puramente físico entre un hombre y una mujer, se concibe un bebé. Y la secuencia también es la misma en cualquier otro proceso creativo: atracción, unión, fertilización, incubación,  nueva creación. El producto de esta creación puede ser tan abstracto como la unión inspirada de dos ideas que posteriormente dan luz a una nueva teoría.
       El trabajo creativo surge de una implicación intensa y apasionada: casi como con un amante, la artista interactúa con "lo otro" para crear el ser de algo nuevo. Esto "otro" puede ser una pintura, una forma de danza, una composición musical, una escultura, un poema o un manuscrito, una nueva teoría o invento, que durante un tiempo es completamente absorbente y fascinante. La creatividad también es un proceso "sensual" para muchas personas; es una experiencia sensorial del momento que abarca el tacto, el sonido, las imágenes, el movimiento y, a veces, incluso el olfato y el gusto. Un artista sumergido en un proceso creativo, lo mismo que un amante, muchas veces descubre que todos sus sentidos son potenciados y que recibe impresiones de la percepción a través de muchos canales. Mientras trabaja en una imagen visual, una frase verbal, o un movimiento de danza, pueden interactuar múltiples impresiones para crear el resultado final.
      Al igual que Afrodita, la amante, puede actuar en muchos asuntos del corazón, Afrodita como fuerza creativa, puede implicar a una mujer en un intenso esfuerzo creativo tras otro. Cuando finaliza un proyecto surge otra posibilidad que la fascina. A veces, ambos aspectos, el creativo y el romántico de Afrodita, están presentes en la misma mujer. Entonces ésta se compromete en relaciones intensas, cambiando de una a otra y dejándose absorber por su trabajo creativo. Este tipo de mujer sigue a cualquier cosa o a cualquier persona que le fascine, y puede que lleve una vida nada convencional, como hicieron la bailarina Isadora Duncan o la escritora George Sand."
 
 
 Las diosas de cada mujer   Jean Shinoda BolenLas diosa mitológicas son estudiadas como arquetipos de la mujer, existen siete arquetipos complejos que deben ser examinados y combinados de diferentes maneras, y cada uno de ellos tiene en sí mismo infinidad de variantes. No existe una sino muchas diosas en una sola mujer. Cuanto más complicada es una mujer es más probable es que haya muchas diosas activas en ella. Y lo que es satisfactorio para una parte de sí mismas puede ser irrelevante para otra parte.
Existen diferentes tipos de dios, alguna viven bajo el patriarcado, otras son autónomas sexual, intelectual,o de una forma política o espiritual, otras que se rescatan y se unen entre sí. Los arquetipos complejos pueden combinarse e invocarse según las necesidades exigidas por la situación de una mujer o la parte menos desarrollada de sí misma, no existe ningún precepto para conformarnos a un estereotipo o limitarnos a una diosa o varias. Todas juntas integran el círculo completo de las cualidades humanas.Sin duda, cada una de ellas surge de la fragmentación de una diosa: la Gran Diosa, el ser humano femenino total que vivió alguna vez en los tiempos pre patriarcales.

Las diosas de cada mujer. Jean Shinoda Bolen.

CURSO EDUCACIÓN DE LAS EMOCIONES en 40 días





Modalidad Online y Presencial

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Si introducimos una pulga en el interior de un frasco de cristal, ésta saltará de forma continuada para tratar de escapar. Sin embargo, si tapamos el tarro, la pulga chocará una y otra vez contra la tapadera. Tras un determinado número de intentos, la pulga aceptará que la salida es imposible, y cesará en su empeño. De este modo, si llegado este momento retiramos la tapadera, la pulga no volverá a saltar, con lo que efectivamente no conseguirá escapar. En esta situación, si saltase, conseguiría escapar, pero el hecho de haber asumido la imposibilidad de escapar hará que no pueda conseguirlo.
¿Te resuena esto en algún área de tu vida ¿Seguro que si , todos hemos sentido esa incapacidad .

LO QUE PENSAMOS CREA NUESTRA VIDA

Nuestras creencias crean nuestra realidad te contare un experimento que para mi ha sido determinante a la hora de comprender esta afirmación :
Uno de los experimentos más sorprendentes que he compartido,fue el que se llevó a cabo en el hospital de una cárcel de EEUU, con un preso condenado a muerte al que previamente se le había pedido permiso para ejecutar la sentencia de un modo
distinto. Se le aseguró que no sufriría ningún dolor y que, únicamente sentiría como se iba sumergiendo lenta y dulcemente en un sueño reparador y profundo. Se le colocó al condenado en una camilla con los brazos colgando a ambos lados, y se le avisó que se le iba a practicar dos pequeños cortes en ambas muñecas. La sangre que fuese cayendo se iría recogiendo en sendos recipientes; pero en realidad no se le practicó ninguna incisión, únicamente se le arañó superficialmente con un bisturí sin producirle herida alguna, mientras por su muñeca se hacían resbalar, de forma continua, unas gotas de agua templada. El hombre cerró los ojos y fue quedando dormido. Cuando el agua derramada en los recipientes, alcanzó cinco litros, que es aproximadamente la cantidad de sangre que tenemos los seres humanos, el sujeto había fallecido.

Estos son dos  ejemplos de que los límites están muy definidos en nuestra mente. Es momento de analizarlos para determinar cuáles deben ser eliminados, y tratar así de ir más allá del horizonte finito que vemos y entendemos actualmente. Hay muchas más posibilidades más allá de las barreras que tenemos preexistentes en nuestra mente. La propia idea de la limitación reduce nuestra acción. Por ello, el primer paso para el crecimiento empieza por creer que lo que nos proponemos es posible. Si lo hacemos así generaremos la confianza necesaria para empezar a dar los pasos en la dirección del éxito.

¿Nos damos cuenta de las cosas nos perdemos por la creencia de que hay cosas imposibles?.

 ¿Cuánto tiempo invertimos en pensar que es imposible?. ¿Conseguimos con ello algún resultado?




En este contexto es muy apropiado recordar la cita histórica de Henry Ford que decía :



«Tanto si piensas que puedes como si piensas que no puedes, estás en lo cierto».


Si tu cerebro cree que no puede , no podrás , Si quieres cambiar tu comportamiento , tu actitud y tus creencias erróneas el camino no es borrar ese programa de conductas indeseables sino proporcionar nuevas vías de actuación .
En la práctica lo importante no es lo que nos sucede sino como lo vivimos , como lo interpretamos .
En este sentido una herramienta muy útil que me ha ayudado mucho en mi propio camino y transformación es el programa diseñado por la Escuela de Desarrollo Transpersonal . Como terapeuta formada en dicha escuela estoy totalmente capacitada
para acompañarte en ese proceso . No hay precio que pueda pagar esa transformación tan anelada y deseada por todos .





El curso educacion de las emociones es un proceso durante el cual durante 40 días te irás sumergiendo en un viaje de atención y consciencia al interior de ti mism@ con el fin de construirtee una mente más amplia y feliz.
La felicidad en nuestra actual civilización ya no está basada en asegurar el alimento o tener un techo en el que cobijarnos como lo pueda ser para una gran parte de la población mundial.

Lo que ahora entendemos como infelicidad se basa en estados internos relacionados con las pérdidas, con la soledad, con los celos, las culpas, los miedos, la escasez, la baja autoestima y un sinnúmero de patrones emocionales que nos tornan desgraciados por ignorancia e inconsciencia. En realidad, la felicidad está orientada a sentirse en coherencia con la vida, a saber que estamos en el lugar que nos corresponde, que vivimos alineados con nuestro propósito existencial y que la vida tiene sentido tan cual es.

Para capacitar nuevas capacidades de nuestra personalidad y reorientar aspectos emocionales ha nacido el Proceso de Educación de las Emociones en 40 días.

Se trata de un proceso en el que cada mañana y cada noche, siguiendo un mapa preciso "te regalas" un espacio personal para recrear tu nuevo Yo, y por consiguiente, tu propia vida en sus aspectos: físicos, emocionales, mentales y espirituales.

¿Por qué 40 días?

¿Nos hemos alguna vez preguntado por qué una mujer que recién da a luz un hijo no se puede volver a quedar embarazada hasta transcurridos 40 días después del parto? ¿Por qué desde hace milenios, las enfermedades eran sometidas a cuarentenas diversas? ¿Por qué la Biblia habla del retiro de Jesús en el desierto durante 40 días antes de nacer a una nueva vida?, ¿Por qué Moisés se retira al monte Sinaí durante 40 días antes para recibir la inspiración de las Tablas de la Ley? ¿Por qué el Ramadán mahometano o la misma cuaresma cristiana duran 40 días?

Todo un ciclo que las Leyes de la Naturaleza han determinado para realizar sus procesos de transformación.

¿Algo más acerca del Programa?

El curso de Educación de las Emociones te ofrece la motivación y el método para hacer consciente el propósito de tu vida y los logros consiguientes en todas las áreas de la misma. A lo largo del proceso, procedes a escribir y decretar aspectos de tí mismo que constituyen toda una "travesía psiconáutica" llena de experiencias mágicas y no casuales .

En realidad El Proceso constituye un nacimiento a una nueva espiral de la vida en el que tus elecciones se convierten, de manera natural y sin esfuerzo, en objetivo, acción y logro.




         El que siembra un pens
amiento cosecha una acción.
El que siembra una acción cosecha un hábito.
El que siembra un hábito
cosecha un carácter.
El que siembra un carácter cosecha un destino.


Ver video

El desarrollo sostenido de determinados pensamientos facultada la materialización de la propia vocación en el mundo, con sus consiguientes logros económicos, afectivos y espirituales.





¿A quiénes va dirigido?


Sin duda a ti .El Programa está concebido para todas aquellas personas que sientan llegado el momento de experimentar un cambio interior con importantes repercusiones en su mundo exterior. Un momento en el que se requiere transformación y se sabe que se necesita empuje y motivación para dar una salto cualitativo y posibilitar la creación de sí mismo y del propio destino.


Modalidad de acción


1.Vía Internet. Recibirás cada mañana y durante 40 días, el material e instrucciones de trabajo con las que operar.
El curso se realiza a distancia mediante el envío de la documentación y una posterior mentorización personalizada por correo electrónico (e-mail),por teléfono o skype.

2. En grupo convocado de manera periódica en las Palmas De Gran canaria .

Las tutorías de ambas modalidades son individualizadas  con una duración de 45 minutos. COn un total de 4 tutorías terapeúticas.El horario se ajusta a tu disponibilidad.


Invierte en aquello que un naufragio no te puede arrebatar : tú mism@

Inversión : 180 euros (incluye maletín con material para 40 días,Diario de Bitácora y tutorías terapeúticas)



Para más información sobre el proceso :
Smkgab@gmail.com


Móvil:608818140




  Facilitadora y Tutora:Soraya Founty
Psicóloga y terapeuta transpersonal





Visita mi blog




Un curso diseñado y desarrollado por:




Curso individual “Educación para el Despertar"



  

¿Qué es la Educación para el Despertar?


Un proceso de autodescubrimiento transpersonal en 40 días en el que se combina 40 enfoques de la atención hacia áreas de reconocimiento de la identidad esencial con 40 ejercicios diarios de carácter práctico para realizar en la vida cotidiana. Se trata de 40 enfoques de atención con sus respectivos ejercicios para cada día del curso, y 7 “investigaciones” para los fines de semana.

Se trata de un Proceso Transpersonal destinado a mantener la atención sostenida en el propio curso del vivir, al tiempo que entrena la observación y sentido último de cada palabra y acción cotidianas.

Conocerse a uno mismo es una práctica olvidada en nuestra cultura de la rapidez y la eficacia. La prisa por resolver problemas y concluir tareas, en su mayor parte relacionadas con el trabajo diario, nos ha llevado al olvido de nosotros mismos. ¿Quién soy? ¿Cuáles son mis cualidades espirituales y cómo pueden ayudarme en mi vida cotidiana? ¿Qué es aquello que poseo y puede hacerme feliz sin depender de lo material? Estas preguntas tienen su respuesta en nosotros mismos, pero estamos dormidos.

El hecho El trabajar en este proceso se puede asemejar al hecho de acercarse a un manantial; tanto si te acercas con un vaso, con un cubo, o con un balde, los llenarás…lo cual significa la importancia de tu implicación en el proceso y ello determinará el grado de apertura y florecimiento de tus posibilidades. de entregarte a este proceso, supone un encuentro con el camino de “vuelta a casa”, lo cual produce regocijo que se manifiesta en tomas de conciencia diarias que convierten la vida en una gran aventura del Despertar.
     
El curso es como un mapa preciso para que lo recorras con todo tu corazón, luego podrás darte cuenta de tu desarrollo en atención, darte cuenta de la ilusoria realidad que constantemente fabrica nuestra mente, pudiendo desenmascarar lo ilusorio y abrir tu ser al encuentro con lo Real.
  En este proceso notarás que se produce una gran ampliación de tu visión, ya que pondrás consciencia y lucidez a los momentos de tu vida cotidiana.

 Este curso, puedes hacerlo on-line, cuenta con material de lectura, investigación e introspección desarrollado por  la Escuela Española de Desarrollo Transpersonal.
Las tutorías se pueden llevar a cabo por vía telefónica o por Chat.(skype etc…)

Cuanto mayor sea tu compromiso con esta práctica, mayores y mejores serán los resultados que obtendrás. Se acabó hacerlo todo automáticamente, como si fueras una maquina. Conócete a ti mismo, tus posibilidades, cualidades y potencial. Desarrolla tu atención: “presta atención” a tu vida, decisiones, la forma en que ahora haces las cosas y que, quizá, te hace desgraciado. Puedes cambiarlo a mejor despertando.

Soy Terapeuta Transpersonal formada en la Escuela Española de Desarrollo Transpersonal, donde ha sido creado y desarrollado este curso. Estoy cualificada para realizar el seguimiento y la orientación durante su realización.











El vientre femenino





Cuando una mujer hace el amor con “penes emocionales”, con penes compulsivos y egoístas, que no saben estar presentes amorosa y desinteresadamente dentro de su vagina, está acentuando la herida. El contacto con el pene
de un hombre que ha sanado o que está en el camino consciente de sanación, que ha abierto su corazón, que ha integrado en él mismo la energía femenina, la energía de la Diosa, comienza, sin embargo, a purificar el vientre femenino....

El cuerpo es un símbolo y el vientre, el útero femenino, es el símbolo de la conexión con lo no manifestado, la Diosa. El vientre femenino ha sido agredido durante miles de años, por el mundo masculino y la energía metálica separada del corazón y la Madre Tierra que ha dominado nuestra civilización.

Y aún hoy sigue siendo agredido terriblemente en nuestra “avanzada” civilización. Se le agrede cuando el hombre sigue utilizándolo para descargar toda su frenética compulsividad mental, cuando tantos y tantos hombres se masturban dentro del vientre de una mujer y a eso le llaman hacer el amor. Le agrede la propia mujer cuando permite que cualquier hombre entre dentro de ella, y cuando ella misma copia los patrones sexuales masculinizantes, dirigiéndose a una sexualidad superficial (clitoridiana) y convirtiéndose en ese tipo de mujer, tan común hoy en día, que utiliza activamente la sexualidad desligada del sentimiento. Se le agrede por supuesto en los hospitales, en el llamado “parto tecnológico” dominante hoy en día, donde tantas y tantas mujeres paren de forma antinatural y son sometidas a la atrocidad de la episiotomía y otras aberraciones médicas, en aras de la “efectividad técnica”. Se la agrede cuando se ha inventado la píldora, que destruye el ciclo femenino, o todos los otros sistemas anticonceptivos intrusivos en el cuerpo de la mujer, curiosamente siempre sistemas para la mujer, ¿por qué no para el hombre? Se agrede el vientre femenino, cuando se ha hecho creer a la mujer que su regla es un trastorno, una molestia “que tiene que sufrir” y que la impide actuar en un plano de “igualdad” con el hombre. Cuando se la ha hecho separarse del momento sagrado que es la menstruación y a base de “tampax” apartarse e incluso repudiar su propia sangre. Podríamos continuar con un sin fin de agresiones más de una civilización masculina que, desde su “omnipotente” hemisferio izquierdo, ha cometido y sigue cometiendo para controlar y aplastar a la Diosa, a la cual ha temido y no ha entendido. No es de extrañar que nuestra civilización esté destruyendo la Tierra, siendo la Tierra la expresión por excelencia de la energía de la Diosa.

Es necesario que el vientre femenino sea sanado de todo el dolor, de todo el miedo y de todo el rencor, del karma colectivo, de miles de años de aplastamiento de lo femenino, de desprecio y de agresión a la Diosa.

Existen diferentes formas, y lo que podríamos llamar técnicas de sanación, que desembocan todas en tomar consciencia de la verdadera identidad, despejando todas las creencias erróneas sobre uno mismo incrustadas en nuestra mente-cuerpo. El mismo acto sexual, en la forma tántrica, es una potente forma de sanación.

La sexualidad tántrica puede ser una ayuda poderosa en el camino de sanación del vientre femenino, pues revierte el proceso de la enfermedad del desamor que inunda las células del vientre femenino. Cuando una mujer hace el amor con “penes emocionales”, con penes compulsivos y egoístas, que no saben estar presentes amorosa y desinteresadamente dentro de su vientre, está acentuando la herida. El contacto con el pene de un hombre que ha sanado o que está en el camino consciente de sanación, que ha abierto su corazón, que ha integrado en él mismo la energía femenina, la energía de la Diosa, comienza, sin embargo, a purificar el vientre femenino. Comienza a darle “nueva información”, esta vez desde la consideración, desde el amor. Por eso es muy importante para cualquier mujer en el camino de sanación consciente, ser cuidadosa en sus relaciones. No se trata de represión, de negar ahora el derecho de libertad sexual, tan arduamente conseguido; sino de una toma de consciencia de “lo que estamos haciendo”. Pasado el tiempo, tan necesario, después de siglos de locura de represión, de la liberación sexual de los hippies, estamos ahora en otro lugar, donde debemos empezar a tomar responsabilidad sobre las verdaderas consecuencias de lo que hacemos.
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