La agresividad en el niño





Después de los desórdenes de tipo escolar, una de las causas más frecuentes de demanda de psicoterapia infantil es la agresividad.


Son muchas las causas que llevan al niño a ser agresivo, si es que realmente lo es. En muchas ocasiones, depende del criterio de los padres o maestros y de su poca tolerancia a expresiones de enojo.


Consideramos la agresividad como un acto, físico o verbal, dirigido intencionalmente a herir a otra persona.


En el niño se encuentran dos tipos de agresividad. El primero responde a la definición anterior y se encuentra más bien en niños mayores de dos años. El otro, se da como un "acto reflejo" y se ob­serva más bien en niños menores de dos años. Este último tipo de agresividad se caracteriza porque el niño puede ir pasando junto a otro y de repente se queda "pegado" en una mordida o le pega, pero sin premeditación o sin que haya habido una causa aparente de pro­vocación por parte del otro niño o persona.


Ya anteriormente hablamos de este tipo de agresividad que surge a partir de la formación del yo, del proceso de percibir el pro­pio cuerpo como totalidad. Es una agresividad que nace de la con­fusión de las barreras del ego. Estas no están bien delimitadas y, por lo tanto, hay un tipo de transitivismo en el cual el que muerde, o pega, llora porque fue golpeado o mordido.


Cuando el niño no ha delimitado bien sus fronteras del ego se confunde corporalmente entre el tú y el yo. En estos casos, lo impor­tante es trabajar con el niño a nivel corporal permitiéndole sentir cada vez más su cuerpo y lograr la diferenciación entre él y los de­más.


Cuando el niño agrede intencionalmente su actitud es dife­rente. La agresión intencional está sostenida por un coraje que no ha podido expresarse directamente contra la persona o situación que lo produjo. Esto es especialmente cierto para los niños pues es muy difícil para ellos demostrar enojo contra los padres o mayores. Por lo tanto, desplazan este sentimiento hacia compañeros de la misma edad o menores.





Por medio de la agresividad, el niño trata de decir que algo está ocurriendo con él, algo que siente que no puede expresar de otra forma. "Cuando el niño muestra de pronto una reacción insólita que molesta a todo el mundo, nuestra obligación es tratar de compren­der".12 Sin embargo, por nuestros propios introyectos o prejuicios, la agresividad es algo que no sólo no entendemos sino que rechazamos rotundamente.


Para el niño la agresividad es una manera de hablar, en cuyo caso Dolto recomienda poner en palabras lo que el niño no puede expresar." Cuando una niña pega lo hace sin duda porque está ner­viosa. Creo que, cuando procede de esta manera, la madre debe de­cirle: 'Oye, te digo rosas que no te gustan, pero hago lo que puedo; si no estás contenta no tienes que venir a verme, puedes permanecer en tu rincón en tu cuarto. Pero si te acercas a mí te diré lo que pienso'. Creo que hay que hablar con esa niña y fingir que está uno enojado u ofendido con ella o cualquier otra cosa. También creo que hay que bromear y reír con la chica. 'Ah, ¿tu mano quiere pegarme?, ¿y tú qué dices?' porque la niña puede tener reacciones de sus manos y pies que a ella misma se le escapan".


Para la psicoterapia Guestalt, esta manera de enfrentar la agresividad en los niños es uno de sus fundamentos técnicos. Esto es lo que se conoce como una traducción o explicitación.


La traducción "es una de las técnicas -expresivas- más origi­nales de la terapia guestáltica, que el terapeuta habítualmente intro­duce con afirmaciones tales como 'ponle palabras a tu movimiento de asentimiento'. '¿Qué le diría tu mano izquierda a tu mano derecha?'. Al hacerlo se le está pidiendo al paciente que traduzca en palabras un trozo de expresión no-verbal."


Si la agresión puede ser una forma del niño para expresarse, pues no conoce otra, entonces al utilizar esta técnica expresiva le estamos facilitando el ponerse en contacto con una alternativa que él mismo posee. De esta manera, le pedimos que ponga palabras a sus manos o pies y que éstos digan qué les gustaría hacer, estableciendo un diálogo con esta parte de su cuerpo. Con lo anterior llegamos a otro punto de vital importancia. La agresividad, al igual que cual­quiera de los otros sentimientos, está localizada en alguna parte del cuerpo, la que utiliza el niño al agredir.


Lo que sucede con algunos niños, que pegan o muerden a compañeros en la escuela, es que tal vez en realidad ellos quisieran agredir a personas mayores, pero no pueden hacerlo por la dife­rencia de tamaño y de autoridad. Entonces lo que hacen es despla





zaria hacia compañeros de su mismo tamaño o a hermanos menores. En especial si estos hermanos son, a sus ojos, los favoritos de mamá o papá, pues al agredirlos físicamente, logra de paso agredir también a los padres.


Lety, de siete años, tenía problemas escolares y además era sumamente agresiva con los niños de la escuela Sin embargo, en su casa era tímida, retraída y miedosa. Sus padres hacía poco tiempo se habían separado. La causa de la separación fue que el padre agredía constantemente a Lety y que además era inmaduro e irresponsable.


Su papá tenía una "tablita" especial con la que le pegaba. Era la misma con la que su madre lo había educado a él. Desde que Lety tenía un año de edad le daba golpizas fuertes por cualquier cosa que hacía, tiles como no querer terminarse la comida o llorar por algo que él consideraba no tenía por qué hacerlo. Cuando & Lety le ense­ñaron a ir ai baño, cada vez que se orinaba en el suelo Ja golpeaba con la tablita.


Lety tenía mucho resentimiento hacia su padre, pero obvia­mente no podía desquitarlo contra él. Incluso le estaba prohibido ex­presar cualquier sentimiento de tristeza o enojo cuando le pegaban. Al jugar tenía una actitud retraída y tímida. Se movía poco y hablaba quedito.


En una ocasión llegó con un raspón encima del ojo. Le pre­gunte "cómo había sucedido y me dijo que su hermana menor se lo había hecho con una varilla cuando estaban jugando. Le pregunté qué había hecho ella. -"Nada." -"¿No lloraste ni te enojaste?" Me contestó inmediatamente que no, que ella no debía llorar ni enojarse, que eso estaba mal. -"¿Quién te ha dicho eso?" -"Mi papá."


-"¿Quisieras platicarme sobre eso?"


-"Bueno, cuando mi papá me pega me dice que no está bien que llore o me enoje, que las niñas no hacen eso. Y si lloro me pega más."


-"¿Entonces qué es lo que haces cuando te pega tu papá?"


-"Me quedo callada y me aguanto."


Traté de ponerme en el lugar de Lety y darme cuenta cómo me sentiría si, además de ser golpeada, todavía tuviera que tragarme las lágrimas y el enojo. Me sentía muy enojada. Tenia ganas de pegarle al papá.


En el caso de Lety -como de muchos niños que han sido reprimidos-, es muy difícil que ellos solos expresen sus sentimientos de enojo y la agresión acumulada que ésto ha generado, pues es muy amenazante para ellos.



Es necesario, por lo tanto, no sólo estar con ellos, sino acom­pañarlos y compartir con ellos la misma situación.


Le expresé a Lety cómo me sentía yo con lo que me platicó y que tenía muchas ganas de pegarle a su papá por el daño que le había hecho. Lety me dijo que a ella también le gustaría, pero que eso no estaba bien. Entonces le dije que por supuesto que no se le pega al papá, pero que podíamos "jugar" a imaginamos que los cojines eran el papá. Empecé haciéndolo yo primero, golpee un cojín expresando al mismo tiempo el enojo con palabras. Lety no tardó en seguirme. Luego ella sola siguió y siguió. Lo pateó, le pegó, lo mordió, lo echó al lodo, a la basura, a que lo mordieran los perros, le arrancó partes del cuerpo, lo desbarató y dijo todo lo que sentía.


Cuando un niño lleva guardada tanta agresividad y coraje lo único que necesita es una oportunidad para abrir la puerta del dique y éste se debordará sólo.


En resumen, de acuerdo con lo dicho sobre agresividad, en el tratamiento de este tipo de síntoma es necesario lo siguiente:


1. Distinguir sí es una agresividad de tipo "refleja" en la cual está implícita la falta de integración de la imagen corporal, o bien, si se trata de una agresividad dirigida, en cuyo caso se trata de senti­mientos de enojo reprimidos.


2.Encontrar la verdadera figura que sostiene el sentimiento de co­raje. Dicho de otra manera, es necesario aclarar la figura.


Poner en contacto al niño con su sentimiento. Facilitarle el proceso de reconocimiento.


4. Darle la confianza para que pueda expresarlo por diferentes for­mas de expresión: en fantasía, verbal y físicamente.


5. Ayudarle a buscar alternativas para que en el futuro pueda canali­zar su coraje adecuadamente. Que aprenda a reconocer que es un sentimiento, como la alegría o la tristeza, que forma parte de él.


6. Cuando sea posible, mostrarle formas de expresión directa de sus sentimientos de enojo, cómo expresar su molestia en el momento en que la sienta, y con quien la esté produciendo.


Para raí, lo más importante es que el niño recupere ese senti­miento de enojo, que es una parte suya que al reprimir o desplazar lo enoja, perdiendo una parte de sí mismo. Es sólo cuestión de que e! niño aprenda a aceptar sus sentimientos de enojo y aprenda cómo expresarlos, pues "todos nos enojamos. Es lo que hacemos con estos sentimientos, ya sea que los aceptemos, y cómo los expresamos, lo que causa problemas."


La agresividad es además de una emoción es una energía, misma


que le permite hacer frente a situaciones. Cuando se ha enseñado al niño que la agresividad es mala, generaliza reprimiendo esta ener­gía, y el resultado que da es una persona incapaz de enojarse, de defender sus derechos y poner límites, se le dificultará confrontar y expresar sus emociones, e incluso tendrá confusión para discriminar cuando está siendo invadida.


Al ayudarle al niño a identificar su energía agresiva, canalizarla adecuadamente, pero sobre todo a aceptarla le ayudaremos a que en el futuro pueda utilizar esta energía en forma constructiva para conservar sus límites y su lugar en el mundo.


Síntomas fisiológicos


En ocasiones, los síntomas que presentan los niños son de tipo fisiológico, en cuyo caso normalmente son remitidos a psicoterapia por los pediatras.


Basada en mi experiencia personal en el trabajo con niños, he clasificado los síntomas fisiológicos de la siguiente manera: a) mani­festaciones orgánicas, como alteraciones de la piel, dolores de ca­beza, de estómago, etc. b) ennresis y encopresis.


He considerado necesario agrupar las manifestaciones anterio­res en síntomas fisiológicos, porque todas ellas son alteraciones que se manifiestan en el cuerpo.


Aunque es necesario dejar claramente establecido que cada una de ellas tiene su especificidad, tanto teórica como práctica.


Si analizamos estas manifestaciones tomando como base el Ciclo de la Experiencia podemos observar lo siguiente: hay movili­zación de energía, sin embargo en vez de que ésta vaya al exterior, canalizándose como una acción concreta, el niño no entra en con­tacto con aquello que le provoca el síntoma, pues la energía se desvía
antes de consolidarse en una acción y se revierte nuevamente hacia el interior, dañándose a sí mismo.


Es necesario por lo tanto, localizar la figura y facilitar que el niño se de cuenta, ya sea simbólica o explícitamente, después liberar la energía y ponerla al servicio de la situación conflictiva de manera que pueda enfrentarla y canalizarla adecuadamente.


Los síntomas fisiológicos se sostienen porque con ellos el niño logra alguna ganancia secundaria como la atención por parte de los padres, y por otra parte, es tal vez la vínica forma de expresar lo que siente.





Los orígenes de los síntomas físicos pueden ser muchos. Pero en general se deben a situaciones difíciles que el niño no sabe cómo manejar, o bien a cosas que el niño ha vivido y que de alguna manera han quedado inconclusas, y que el cuerpo se encarga de expresar.


En los síntomas fisiológicos es el cuerpo el que habla por el niño.


El cuerpo implica muchas cosas. Es donde el yo habita, re­mite a la imagen, es el vehículo de relación e identificación con otros.


De acuerdo como imaginizamos el cuerpo es la forma en


que lo presentamos a los otros: la forma de moverlo, sus posturas, expresión, gestos y también la relación externa que establecemos con él


El cuerpo, a pesar de ser lo más propio, también puede enaje­narse, alienarse. Hay niños a los que su cuerpo no les ha sido entre­gado, sigue perteneciendo a la madre o padre, quienes disponen de éste a su antojo, metiéndole comida, abrigándolo, ordenando sus ne­cesidades, e incluso abusando de él. El niño, al no ser dueño de su cuerpo, no tiene relación con éste.


Los casos en que el niño no tiene una relación estrecha con su cuerpo se manifiestan de diferente forma: torpeza, falta de control motriz, falta de control de esfínter, compulsividad a comer o ano­rexia, insensibilidad, somatización.


El cuerpo es le mediador organizado entre el sujeto y el mundo. Cuando el sujeto no tiene palabras para expresar el sufri­miento que quiebra el. continuo de una relación vital, es entonces que el cuerpo se expresa por el sujeto. Se trata de poner palabras al sufrimiento, para quien puede oír estas palabras y prestar su atención al niño que habla, mitigando así su angustia.


"La angustia por exceso de tensión provoca malestar... y tiene necesidad de expresarse. Si no puede hacerlo en palabras, lo hará por la conducta o el funcionamiento corporal, por el comportamiento del cuerpo. Todo es lenguaje en el ser humano. El cuerpo mismo a través de la salud o la enfermedad es lenguaje. La salud es el len­guaje del sano, la enfermedad es el lenguaje de alguien que sufre y a veces de un angustiado".


Manifestaciones orgánicas


Las manifestaciones orgánicas más frecuentes que se presen­tan en los niños son alteraciones de la piel, dolores de estómago, de cabeza, falta de apetito o trastornos en el sueño.





En estos casos lo primero que debemos hacer es descartar la posibilidad de que tengan un origen fisiológico. Para ello es necesa­rio que los niños sean revisados por su pediatra.


En muchos de los casos, es precisamente el pediatra quien remite a estos niños para tratamiento psicológico, ya que después de haber intentado el tratamiento médico, el niño sigue sosteniendo el síntoma.


Nadia fue remitida por una dermatosis en las piernas. El origen de su problema se debía a que su padre había muerto recientemente y ella se sentía culpable de su muerte. Los dibujos que Nadia hacía, la representaban a ella subiendo por una escalera al cielo


Le pedí que se imaginara que ella subía por la escalera y luego que me dijera qué encontraba. Vio entonces a su papá y estableció con él un diálogo, en el que le decía que ella no quería que se mu­riera, a pesar de que él era malo con ella y con su mamá. Por medio de este diálogo Nadia logró expresar sus sentimientos de culpa, y perdonar al papá del daño que les había causado con su alcoholismo. Poco después los síntomas dermatológicos de Nadia cedieron por completo.


Se puede determinar cuándo se trata de una manifesta­ción orgánica que tiene su origen en problemas psicológicos, porquese presenta acompañada de angustia. Mientras que cuando se trata de una enfermedad, orgánica, no se encuentra éste componente.


La angustia es manifestada por el niño de diferentes maneras: como falta de apetito o de sueño, irritación, agresividad o aisla­miento, sudoración de las manos, morderse las uñas, falta de concen­tración en tareas escolares.


Cuando hay una manifestación de dolor en alguna parte del cuerpo y sé ha descartado su origen somático, entonces se puede uti­lizar la técnica de traducción. Esto quiere decir que le pedimos al niño, por ejemplo, que haga un dibujo de su estómago enfermo y que 5e ponga palabras, imaginando qué nos puede decir el estómago. Como terapeutas facilitamos el diálogo, para ayudar a que el niño se dé cuenta de dónde viene" y qué logra con el


En algunas ocasiones los niños producen estos "dolores" por imitación de personas mayores, pues raramente un pequeño tiende por sí mismo a la hipocondría. Más bien repite algo que ha escu­chado o visto, como el caso que ilustra M. Mannoni."




Fuente :


La Magia de Los Niños______Guadalupe Amescua

Recobrando la humildad



Por José María Doria

¿Nos hemos preguntado alguna vez el por qué la humildad no está precisamente de moda?
¿Qué ha pasado con esta virtud que parece tan solo etiqueta para gente desfavorecida?
¿Acaso hemos ya olvidado que la paz es un tesoro que late oculto en el corazón humano?

Pareciera que actualmente el significado corriente de la humildad, alude tan solo a la llamada ...clase baja, o “gente humilde”, es decir a la tercera clase de ese tren que motoriza de forma arrogante una sociedad capitaneada por multitud de ricos tempranos en el puro tener.

En realidad utilizamos la acepción de “clases humildes”, cuando queremos dar a entender que se trata de gentes que viven en barrios empobrecidos y que suponemos reverencian a quien simplemente tiene más y puede sacarles de la miseria. Así pues el significado de la palabra humildad ya nada tiene que ver con un valor del corazón humano, sino con el estatus de quien es “menos”, es decir, de personas no solo pobres en el tener, sino también incultas.
Es por ello que la humildad en el uso cotidiano de esta civilización está considerada como una debilidad, y en algunos casos, se alude a ella cuando alguien se rebaja a sí mismo con la secreta intención manipuladora de provocar en sus allegados una reacción de ánimo, unas palabras que levanten la autoestima del que airea sus carencias buscando reforzarse, sin duda otro ejemplo de falsa humildad, también común en esta sociedad de culto a las superficies.

¿Cabe mayor despiste?

Nuestra cultura como ya es archisabido por los que observan, no solo está despistada del gigantesco patrimonio espiritual que encierran los valores éticos, sino que además ensalza valores profanos, valores encarnados en muchos casos por personas que no añaden realmente valor a lo que circula por sus manos, sino que activan su inteligencia cazadora para especular en nombre de hacer negocio, relegando y eclipsando otras capacidades más profundas del ser humano que merecen cultivo y atención.

Esta reflexión no juzga a las personas, cada ser humano, asesino o santo, es mucho más que ese personaje o conducta que expresa, en todo caso reflexiona y propone recordatorios que pueden resonar con la llamada apertura del corazón, propósito íntimo y sutil ante el que un número cada vez mayor de personas se encuentran preparadas.

Observo que como seres en evolución nos convendrá recuperar el valor de la humildad y devolverle la grandeza de alma y el nivel de “alta cultura” que su íntima vivencia conlleva. El propio Kant fue uno de los primeros filósofos que señaló una concepción de la humildad tan profunda que llegó a nombrarla como una “meta-actitud” y virtud central en la vida.

Tal vez nos preguntemos, ¿en qué sentido la humildad puede ser señalada como virtud central? Quizá la clave corresponda a Santa Teresa que definió la humildad como “andar en la verdad”. Y reconózcase que una vez llegados al profundo sentimiento de verdad y certeza, cosa escasa y sorprendente, pocas cosas quedan ya en la vida para seguir descubriendo.

En realidad, ¿cuántas veces nos hemos dejado poseer por la arrogante batalla de “tener la razón”?, una necesidad de nuestro ego dualista y limitado que tiende a brotar bélico en las relaciones emocionales, relaciones a menudo tan impregnadas de neurosis que bloquean la flexibilidad de mirar las cosas desde otras perspectivas menos egocéntricas. Al parecer, el conflicto se hace presente por no poder neutralizar esa hormona que nos catapulta a un reactivo luchar y dar portazos, para así evitar amenazas de abandono, culpa y vergüenza de quedar al descubierto en nuestras más recónditas sombras e internas miserias.

¿Qué papel puede jugar el reconocimiento y cultivo de la humildad en la paz familiar, profesional y social? Tal vez la paz en todo este tejido de relaciones comienza por ser encontrada dentro en uno mismo, y desde este estado, un estado con el tiempo se convierte en estadio, mantener un sólido arraigo en la ecuanimidad, compasión y no violencia. En realidad, el encontrar la tan anhelada paz, es una promesa que ha fundamentado variadas escuelas de conocimiento, religiones y múltiples caminos de autodescubrimiento y liberación, caminos que durante milenios han aportado una sensación de sentido existencial a quienes por ellos transitaban.

¿Qué puede hacer un ser humano ante la tensión y el conflicto con una parte de su familia, o con una parte de su ambiente laboral? Tal vez lo primero que convendrá será reconocer que la autoría del conflicto es de las dos partes, ya que dos no pelean si uno de los dos realmente no quiere. Y más tarde reconocer el temor a la propia vulnerabilidad, una vulnerabilidad de ese niño o niña interior, niño herido y vulnerable que habita en nuestro corazón, y al que protegemos con máscaras y murallas invisibles que blindan el corazón.

Si amamos el Amor, y como personas cotidianas queremos amar y ser amados, tendremos que abrirnos a la posibilidad de abrir nuestras viejas heridas, al tiempo que nos permitimos aflorar todo el racimo de viejos dolores embolsados que viven sepultados de nuestro mundo interior.

Habrá que descubrir que la verdadera fortaleza se basa en el reconocimiento de la propia vulnerabilidad, una realidad desde la que se escucha el canto de la humildad, un canto impregnado con aroma a verdad y que de pronto aparece en nuestro pecho como luz brillante en noche oscura.

¿La humildad como camino al corazón?

El olvido de nuestra esencia




El hecho de darnos cuenta de que reaccionamos desde la inconsciencia y de que nuestras "conductas, pensamientos o emociones no deseadas" responden a patrones aprendidos devine en una mayor creatividad e integridad de la persona
En este sentido toda terapia comienza cuando la persona decide poner fin a su sufrimiento y pide ser acompañado. Comienza así un camino de autoobservación sostenida y atención plena que dirige la mirada hacia lo que ocurre en nuestro interior como generador de realidad desenfocándola así de todo lo que ocurre fuera.
Proceso que nos hace devenir cada vez más conscientes y por lo tanto nos acerca paulatinamente a lo que verdaderamente somos, más allá de condicionamientos sociales, personales o del ego etc.…
Cuando una persona entra en crisis, o presenta cualquier tipo de desbordamiento emocional sólo responde a su propio olvido de quién es realmente. Confunde quién es con su personaje.
A través de la Terapia transpersonal el terapeuta educa, en el sentido amplio de la palabra, acompañando hacia un modo de vida consciente.

“El camino de la libertad consiste en desviar el énfasis de la persona superficial y variable, al testigo interior y siempre presente “
Nisargadatta
¿Y qué significa vivir de forma plena y consciente?
Nuestra esencia tiene su origen en la Unidad. En el estado de conexión, nuestra consciencia se identifica con nuestra esencia, pero al encarnarnos comienza la separación de la Unidad y caemos en el mundo de la dualidad. En la caída se produce la separación de la Unidad y la desconexión interior, olvidando lo que realmente somos. La separación da lugar a la formación del carácter o personalidad, creándonos una imagen ficticia e ilusoria de nosotros mismos; negando nuestra esencia caemos en la vanidad y el orgullo. La consciencia se identifica, entonces, con la personalidad, en lugar de identificarse con la esencia.
Se trata de emprender un viaje hacia el sí mismo y su encuentro para ello cualquier buscador deberá tener una serie de cualidades que son, entre otras: un anhelo sincero de transformación, fuerza de voluntad, perseverancia, disciplina y paciencia; pues sólo así es propicio emprender el viaje y lograr los tesoros que moran ocultos en nuestro corazón.
La terapia transpersonal logra ponernos en contacto con esta identidad esencial olvidada por la inconsciencia y la ignorancia, recordar esto es lo que realmente sana, logrando una expansión de conciencia y un desarrollo personal
No sólo acompañamos a nuestros pacientes en ese periplo sino que además trabajamos por nuestra propio devenir consciente en cada paso que damos, recordando siempre que realmente no somos buscadores, aunque el camino de la búsqueda nos haya llevado hasta donde estemos, sino los buscados. Nada ocurre por azar, de hecho es sólo el nombre que damos a una ley aún no conocida, todo tiene un fin que no alcanzamos a comprender.
En una primera etapa de la terapia acompañamos a la persona en su conocimiento de su propia identidad ego a la vez que profundizamos en el nuestro propio. Lo entrenamos en la autoobservación de todos los matices posibles de su propio conflicto. Se trata de que se dé cuenta de sus propios patrones mentales y emocionales y que estos causan su inquietud y sufrimiento. A partir de lo cual la persona comienza a desplegar toda su creatividad y potencial.

“Lo que más nos irrita de los demás es aquello que puede conducirnos a un mejor entendimiento de nosotros mismos”.
Carl Jung
En una segunda etapa la persona ya familiarizada con sus procesos aprende a nombrar su partes internas y está en situación de recrear nuevos patrones de pensamiento, es decir comienzan a conectarse con sus verdaderas necesidades y ser capaz de tomar decisiones desde el sí mismo más profundo. Ya puede elegir con total consciencia.

“La esclavitud es la identificación del que ve con los instrumentos de la visión.”
Patanjali
En una etapa más avanzada nos centraremos en que la persona camine hacia su verdadera esencia, este paso constituye el punto culminante de esta terapia donde se construye el puente que unirá, integrando, al ego y la identidad esencial. La persona se reconoce como Ser Espiritual que se manifiesta en la conciencia testigo.

“Recuerda: Tú, en realidad, no eres la charla que oyes dentro de tu cabeza, eres el ser que atestigua esa charla.”
Bill Harvey
Desde este nivel, la persona puede ser consciente de cuál es el propósito de su vida, desaparecen los errores y sólo quedan experiencias no casuales de aprendizaje que lo encaminan hacia el despertar de la conciencia.
La persona ha aprendido tras su educación a:
·        Examinar y observar su modelo mental.
·        Afrontar sus problemas con la menor perturbación posible incluso sin ella
·        Responsabilizarse de sus propios proceso y vida: los otros dejan de ser los culpables.
·        Entiende el verdadero valor de la independencia emocional sin que ello suponga que su capacidad amatoria merme.
·        Es capaz de convertir su problema en una oportunidad de crecimiento y auto-consciencia.
·        Incrementa su capacidad de ser feliz y su horizontes ya que la clave no está ya fuera sino depende de él mismo.
·        Es capaz de reconocer no sólo sus ideas irracionales sino su propia sombra, aceptándola e integrándola.
·        Comprende la impermanencia de su propio discurso mental y de la vida misma.

- "Amigo sabio ¿sentías momentos de tristeza y desánimo antes de alcanzar la iluminación?
- Sí, a menudo.
- Y ahora, después de alcanzar la iluminación ¿Sigues viviendo momentos de tristeza y desánimo?
- Sí, también, pero ahora no me importa".
En qué sentido apuntan las herramientas que un terapeuta transpersonal ofrece a sus pacientes; al trabajo consciente y perseverante en los siguientes niveles de la vida de esa persona:
·        Física: Ejercicio físico, alimentación sana y consciente.
·        Emocional: Gestión de una red social, relaciones conscientes, ejercicios de respiración.
·        Mental: Reflexión, estudio, actualización de capacidades.
·        Espiritual: Trabajo en la expansión de consciencia y el desarrollo del propio "darse cuenta": Meditación ZEN, Yoga o Tai Chi, atención sostenida, vocación de servicio.
Serán necesario entrenarlo según las etapas en diferentes técnicas como:
·        Respiración consciente.
·        Estados de relajación profunda en los que se accede a áreas mentales que saben "lo que está pasando".
·        Ejercicios de "regresión" hacia etapas anteriores en búsqueda de raíces y causas de patrones conductuales no deseados.
·        Ejercicios de identificación con el Testigo interior.
·        Observación y análisis de los procesos cognitivos de cada miedo.
·        La práctica de la meditación ZEN.
Y otras muchas técnicas que entrenan al sujeto a distanciarse de sus contenidos mentales y movilizar el enfoque de la atención hacia áreas cognitivas deseables.

Soraya Founty : Extraido de mi tesis  La alquimia del alma : educar nuestra voz interna
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La entropía, esa gran desconocida

 

 Me atrevería a afirmar que la entropía es el concepto más extraño de toda la física clásica. Sí, ya sé que las leyes de la física cuántica lo dejan a uno perplejo y que la teoría de la relatividad marea, pero lo que tiene de peculiar la entropía es que se inventó en el siglo XIX, en una época y un contexto en el que la física intentaba entender los motores térmicos. ¿Cómo pudo un concepto tan esotérico surgir de unas aplicaciones de índole tan práctica? No voy a responder a esta pregunta porque me llevaría muy lejos y me tendría que poner pedante y escribir ecuaciones. Lo que importa es que Rudolf Clausius, en 1850, inventa una cantidad a la que llama “entropía” (palabra tomada del griego cuyo significado está relacionado con transformación) para satisfacer ciertos requerimientos matemáticos de la termodinámica, con unas propiedades bastante atípicas para ser una cantidad física. Entre ellas, la más llamativa es que se trata de una cantidad que no decrece en ningún proceso físico, y que por lo general crece, dando lugar a procesos que reciben el nombre de irreversibles, porque no se pueden deshacer (no es posible volver al estado de entropía anterior, dado que ésta no puede decrecer).
Si tenemos un gas en la mitad izquierda de un recipiente dividido en dos por una pared y de pronto quitamos la pared, observaremos cómo el gas se expande hasta ocupar todo el volumen. El proceso contrario jamás se observa. Si echamos una gota de tinta en agua observamos cómo ésta se difunde hasta que toda el agua se vuelve de color uniforme. Lo que jamás veremos es que las partículas de tinta se reúnan de nuevo en una gota separada del agua. Si se nos cae un jarrón lo veremos romperse. Si metemos los trozos en una bolsa y la sacudimos con la esperanza de que se reconstituya el jarrón, lo llevamos crudo. Todo esto son procesos irreversibles, y de ellos hay miles en nuestra vida cotidiana. Son tan habituales como respirar (por cierto, otro proceso irreversible). Y en todos ellos la entropía aumenta. Para añadir más misterio al asunto, la flecha del tiempo parece estar ligada a la existencia de estos procesos, al punto de que podemos ser capaces de saber si una película está proyectándose al revés sin más que observar alguno de estos sucesos imposibles (porque conllevarían una disminución de entropía).
Aunque la física convivió con ella durante medio siglo, la entropía colisionó con la teoría atómica y sumió a la ciencia en una profunda paradoja: si el última instancia todo está compuesto de átomos, y si los átomos siguen las leyes reversibles de la mecánica de Newton, ¿cómo es posible que puedan existir procesos irreversibles? ¿Y dónde está esa entropía de la que los átomos parecen carecer? La resolución de este problema se debe a Ludwig Boltzmann, que hizo dos cosas: produjo uno de los mayores avances de la física, permitiendo explicar la conexión entre el micromundo (el mundo de los átomos y las moléculas) y el macromundo (el mundo que percibimos), y acabó con el misterio de la entropía.
Para intentar explicar el concepto recurriré a un modelo de juguete. Imaginemos un sistema formado por unas partículas (no importa qué son las partículas) que solo pueden adoptar dos estados: amarillo y azul. El sistema tiene una dinámica (sin dinámica no tiene sentido hablar de entropía) extremadamente sencilla. En cada paso de tiempo, una partícula al azar cambia de color: si era amarilla ahora es azul y viceversa. Pero vamos a añadir dos ingredientes clave a nuestro modelo: vamos a suponer que las partículas son microscópicas y que nuestro sistema macroscópico está formado por una cantidad enorme de ellas, y vamos a suponer que no podemos observar el estado de las partículas individuales, sino solo el color global del sistema. Como la mezcla de azul y amarillo da verde, observaremos un color que irá del azul a amarillo pasando por toda la gama de verdes.
Para ilustrar el asunto he hecho una animación del sistema. En un cuadrado 40×40 he puesto 1600 de tales partículas y he procedido a cambiarles el color de acuerdo a la dinámica que acabo de describir. Partiendo de una configuración en que todas las partículas son amarillas, la animación muestra cómo su color va cambiando al azar, de manera que algunas van volviéndose azules. Encima del cuadro un contador indica el paso temporal, y debajo aparece la fracción de cuadros que son amarillos. En realidad 1600 partículas son muy pocas; tenemos que imaginar muchísimas más. En sistemas físicos hay del orden de un billón de billones de partículas, un número astronómico (de hecho, del orden del número de estrellas que habría en… ¡cien universos como el nuestro!). Con ese número de partículas sólo veríamos un cuadrado de color uniforme, y el tono de verde nos indicaría la proporción de los dos tipos de partículas. Para ilustrarlo, he puesto a la derecha de la animación un cuadrado cuyo color se va ajustando a la proporción de partículas amarillas y azules del sistema. [Ver animación.]
Lo que se ve es bastante esperable: como al principio casi todas las partículas son amarillas, lo que vemos son cambios de amarillo a azul; a medida que el número de partículas azules aumenta, aumenta también la probabilidad de que una azul se convierta en amarilla. La situación se equilibra, lógicamente, cuando la proporción de ambas es aproximadamente la misma. Y en efecto, el cuadro de la derecha muestra un color amarillo uniforme que gradualmente se va poniendo verde hasta estabilizarse en el tono de verde puro (la mezcla perfecta de amarillo y azul). ¿Es concebible esperar que el cuadrado verde se vuelva gradualmente amarillo o azul? No, podría fluctuar en torno al tono de verde perfecto (en la imagen ni siquiera se aprecia la fluctuación), pero ni en un millón de años veríamos reaparecer el amarillo. Tenemos ante nuestras narices un proceso irreversible.
Y ahora analicemos: ¿la dinámica que hemos impuesto es irreversible? No. La probabilidad de que en un paso de tiempo elijamos la partícula x para cambiarla de color es de 1 en 1600, que es exactamente la misma probabilidad de que en el siguiente paso volvamos a elegir esa misma partícula para volverla a su color inicial. Así que la probabilidad de producir un cambio determinado en el sistema es exactamente la misma que la de revertirlo en el paso siguiente. Entonces, si la dinámica es reversible, ¿por qué observamos un proceso irreversible? Antes de contestar a esta pregunta hagámonos la siguiente reflexión: si la configuración inicial, en lugar de todas las partículas amarillas, tuviera más o menos la mitad amarillas y la mitad azules al azar, ¿creéis que en la evolución siguiente volveríamos a ver alguna vez exactamente esa misma configuración inicial, con exactamente las mismas partículas amarillas y azules en exactamente las mismas posiciones?
Si habéis respondido un categórico NO, entonces ya estamos en el buen camino. Porque esa es la clave de todo. Lo único que hace distinta la condición inicial de todas las partículas amarillas de esta otra es que su aspecto “macroscópico” (su color, para que nos entendamos) es distinto. Por eso nos parecen dos condiciones iniciales muy diferentes, cuando en términos de probabilidad son exactamente equiprobables (cualquier configuración concreta de partículas tiene la misma probabilidad de aparecer en la dinámica; muy pequeña, por cierto). Pero en la variable macroscópica esa probabilidad uniforme deja de serlo. Porque tan sólo hay una configuración en que todas las partículas sean amarillas, pero ya hay 1600 configuraciones en las que una partícula es azul y todas las demás amarillas. Y hay 1.279.200 configuraciones que tienen dos partículas azules y el resto amarillas… El número se dispara hasta llegar más o menos a la mitad de cada tipo, y luego vuelve a disminuir cuando las azules superan las amarillas, hasta volver a llegar a una sola configuración con todas las partículas azules. En la siguiente figura represento el número de configuraciones distintas con un número dado de partículas azules, para tres tamaños de sistema: 100, 400 y 1000 partículas. Obsérvese las gigantescas cifras que aparecen en la escala vertical, y eso que estos sistemas son diminutos comparados con los

 sistemas físicos.



Esta figura encierra la clave de todo el “misterio” de la entropía. Se unen tres cosas:
  1. Lo que observamos son estados macroscópicos (el color global del sistema), no estados microscópicos (la configuración concreta de colores de las partículas).
  2. Aunque la dinámica es reversible y todo estado estado microscópico tiene la misma probabilidad de ser visitado, los estados macroscópicos, como muestra la gráfica, están formados por números muy distintos de configuraciones diferentes y tienen, por tanto, distinta probabilidad de ser observados. Como puede apreciarse, el que llamaríamos estado de “equilibrio” o “estacionario” o “típico” es el más probable de todos.
  3. La diferencia entre la probabilidad de observar los estados más probables y los menos probables es más desproporcionada cuanto mayor es el sistema. La desproporción es brutal si hablamos de sistemas físicos (con billones de billones de partículas). Eso hace que observar estados improbables sea, en la práctica, imposible.
Ahí está todo: el origen de la entropía y de la irreversibilidad. No se trata de que hay una ley oscura y esotérica que empuja al universo en una dirección concreta, se trata, simple y llanamente, de que vemos aquello que es probable ver, y no vemos lo que es improbable ver. Porque además, lo que vemos son estados agregados, colectivos, macroscópicos que, a diferencia de los microscópicos, tienen muy distinta probabilidad de aparecer. Y en el mundo real, la diferencia entre probable e improbable se traduce en posible frente a imposible. En esta visión, un proceso irreversible no es más que el viaje desde un estado macroscópico improbable (que hemos construido ad hoc) al estado más probable.
Fue Boltzmann el que primero se dio cuenta de esto, y su gran hallazgo se resume en una de esas sencillas pero profundas ecuaciones: S = k log W. S es la letra que en física se usa para denotar la entropía. Dejando de lado la constante k (denominada “constante de Boltzmann” en honor a su descubridor), que sólo tiene como misión asignar las unidades correctas a la entropía termodinámica, e ignorando el logaritmo (un tecnicismo en el que no voy a entrar), la letra clave es W, una letra con la que Boltzmann denotó el número de estados microscópicos, inobservables, que corresponden a un mismo estado macroscópico, observable. Ahí está la conexión entre el microcosmos y el macrocosmos, entre el mundo atómico y nuestro mundo, el origen de fuerzas extrañas como la presión de los gases o la elasticidad de las gomas, de fenómenos sorprendentes como la cristalización de los minerales, la ebullición del agua, la inmiscibilidad del agua y el aceite… Porque de facto la entropía es una fuerza: es la fuerza de los sistemas por comportarse de la forma más probable. Es una fuerza porque para disminuir la entropía tenemos que consumir energía, porque no queda otro remedio para ello que confinar al sistema en regiones de baja probabilidad, algo que el sistema, lógicamente, se resiste a hacer de forma espontánea. Por eso es tan difícil enfriar (enfriar no es más que disminuir entropía). En fin, podría citar miles de ejemplos, a cual más llamativo, del efecto que la entropía tiene en nuestras vidas, pero ya me ha salido demasiado largo el artículo. Quédese, pues, para una futura contribución.
Nota: alguna idea de este post está tomada de este libro, donde se puede leer en profundidad sobre este tema.

Conflicto interno, resistencias al cambio y a la terapia.




- El concepto resistencia, en su significado tradicional, supone que cada persona tiene ciertas metas específicas...Se llama resistencia a cualquier obstáculo intrapersonal que estorbe el movimiento en esas direcciones, oponiéndole una barrera pertinaz y ajena a la conducta natural del sujeto.

- La resistencia no debe eliminarse sino integrarse cual fuerza creativa que es.Conviene observar la resistencia suponiendo, en el mejor de los casos, que una persona crece a fuerza de resistir y en el peor de los casos, que la resistencia, de todos modos, es parte de su identidad.

- El terapeuta no tiene otro camino que tomar al sujeto tal como es, acentuando lo que existe para que llegue a ser una parte dinamizada de su personalidad, y no un peso muerto despersonalizado.

- Vale más sumar que restar.

- Las resistencias son de naturaleza múltiple...pueden adoptar muchas formas -verbales, simbólicas o conductuales-. simultánea o sucesivamente.

- El hombre es un compuesto de características y no meramente un ser que resiste.

- El sujeto perturbado está dividido dentro de sí mismo, no ya contra sí mismo.

- El conflicto interno es una lucha por la vida de diferentes aspectos de la personalidad, cada uno de los cuales tiene su propia energía, sus propios aliados y sus propios antagonistas.

- Cada nueva síntesis representa una alianza nueva y refleja momentáneamente la fuerza actual de cada componente.

- El proceso central de la psicoterapia es el desarrollo de los viejos derroteros truncos y el avance hacia los nuevos.

- La naturaleza composicional del hombre se manifiesta claramente en el trabajo gestáltico de las polaridades. Cada individuo es una secuencia interminable de polaridades. Cada aspecto de sí mismo que reconoce un individuo supone la presencia implícita de su antítesis o cualidad polar.

- La polaridad gestáltica más famosa es la dicotomía opresor-oprimido.

- Para resolver la polaridad hay que ayudar a que cada parte viva plenamente y al mismo tiempo tenga contacto con la otra. El crecimiento depende de que se renueven las posibilidades de contacto entre los diversos aspectos del individuo, posibilidades que han sido eliminadas por ideas erróneas acerca de la incompatibilidad.

- Alcanzar la compatibilidad donde la sociedad niega que exista y la experiencia anterior no acertó a encontrarla requiere considerable maestría, como requiere persistencia y creatividad mantener la integración y el contacto entre características penosamente antagónicas.

- Cualquier cosa que ocurra en una parte de la persona afecta a su naturaleza toda.

- Dice Goldstein: "Todas las capacidades de una persona están siempre en acción en cada una de sus actividades. La capacidad particularmente importante para la tarea está en primer plano; las otras, en el fondo. Para cada desempeño hay una organización definida de capacidades en la configuración de figura-fondo".

- Ninguna necesidad personal cede complacientemente a su antítesis en el interior del sujeto.

- La fuerza requerida para reconquistar un contacto fructífero lleva, a veces, a conductas desatinadas o extremas...hasta que la energía recién estimulada alcance su sínteis con la primitiva fuerza preponderante.

Polster, 63-78

Veamos el modo de expresión de estas resistencias al cambio

En el caso de una psicoterapia exitosa, y de progresión favorable, nos toma de sorpresa cuando cambios de comportamientos y logros alcanzados con mucha dedicación y denuedo, parecen disiparse, súbitamente, y sin razón aparente.

Al paciente se le ‘olvidan’ las sesiones, llega tarde, hace decisiones imprácticas y arriesgadas y manifiesta un interés exiguo en el proceso, a pesar de que reconoce que aún lo necesita.

En seguida examinaremos esta actitud, no del todo extraña al terapeuta experimentado.
La resistencia clásica en la psicoterapia
Cuando la contingencia descrita hace su aparición durante el transcurso de la psicoterapia, siempre podemos aducir que es el fenómeno común, invariablemente esperado, y que, formando parte esencial del proceso mismo, se denomina como ‘la resistencia inconsciente’.

Esta resistencia inconsciente, tan ubicua como característica, durante todo tratamiento de índole psicoanalítico, la define Campbell de la manera siguiente:

‘La resistencia inconsciente es más que un fenómeno que surge en el tratamiento y, que una vez resuelta, desaparece para nunca retornar. Es en realidad una fuerza modulante, que aparece durante todo el proceso de la terapia, luchando, como si fuera, para mantener el status quo, que, siempre actúa, cuando datos penosos tratan de hacer su presencia’. (Campbell, R: Psychiatric Dictionary (seventh edition).

¿Una tendencia universal al desequilibrio?

Puede entonces colegirse que, en el progreso de la psicoterapia, igual que sucede en todo sistema estable que, en el universo existe, ésta siempre avanza hacia la desorganización, como lo predice y postula la segunda ley de la termodinámica, o ley de la entropía.

Las resistencias, entonces, son de orden natural.

Parentéticamente, es conveniente que recordemos aquí, que nosotros somos parte del universo en que vivimos algo que, a su propio riesgo, algunos evitan aceptar en ilusorio arrebato de omnipotencia narcisista.

Prosigamos con la entropía

Para entender esta ley, primero debemos detallar en qué consiste el concepto de la ciencia de la termodinámica, que a la entropía antecediera.

La termodinámica es la rama de la física que asumió una estatura mayor durante el siglo XIX cuando desenmarañó las nociones existentes, rancias y ambiguas, acerca del calor y la temperatura, aclarando los mecanismos de cómo ambas fuerzas podían relacionarse con los conceptos mecánicos del trabajo y la energía.

Entonces, hablemos de la ley de la entropía

Parece ser que esta última ley una de las leyes más famosas y menos entendidas en el campo de la física hace sentir el impacto de su presencia, subrepticia amén de que ingrata, en casi todos los procesos que ocurren en la.

Naturaleza, incluyendo la psicoterapia

Desequilibrio dinámico, precursor del caos
Definición de la entropía
La física nos dice: que ésta es la magnitud termodinámica que indica el grado de desorden interno que existe dentro de cualquier sistema.

Para proseguir, nos planteamos en este espacio explicar nuestro propósito al componer esta lección

En esta ponencia, planeamos discutir la importancia general que las tres leyes de la termodinámica poseen en nuestras consideraciones científicas, proponiéndonos, al mismo tiempo, hacer un estudio comprehensivo de la ley de la entropía en sus actividades. Avanzando, desde ese punto, hacia un esbozo de las aplicaciones de estos conceptos a las tareas que, de manera usual, nos trazamos para asistir a nuestros pacientes.
La física como fulcro
El campo de la física clásica está, en cierta manera, casi totalmente dominado por el ímpetu derivado de las Leyes del Movimiento formuladas por el genio de Isaac Newton. Y es como resultado de estas circunstancias, que la mayor parte de las ecuaciones y principios aplicados en esta disciplina se basan en esas mismas reglas, enunciadas de diversas maneras.

Por consecuencia, estas normas adquieren relevancia especial para nuestro estudio y aplicación, debido a su amplio alcance.

Como hemos dicho anteriormente, además de la influencia que estas pautas ejercen sobre toda disciplina científica, ellas asimismo dominan todo proceso biológico y geológico lo que igualmente hacen con todo lo que habita el universo sideral.
Las reglas y su importancia
De acuerdo a George Johnson, la naturaleza esencial de las tres leyes de la termodinámica, puede ser resumida de la manera siguiente:

Materia sideral, parte del infinito que nos rodea…

· La primera ley expresa que la energía es siempre conservada, resultando en que no puede ser ni creada ni destruida. Lo que, como consecuencia, resulta, en que la energía solamente puede ser transfigurada en una u otra forma de sus expresiones posibles.

· La segunda ley nos informa que cuando la energía se utiliza, ésta siempre se degrada. Acerca de lo mismo, científico alemán, Rudolph Clausius (1822-1888). resultaría tan impresionado por la tendencia inevitable de esta ley a la permutación de la energía yendo de energía usable a energía inusable que le dio el nombre de ‘entropía’.
Origen de la palabra
La etimología de esta expresión tiene raíces griegas: (τροπε, o transformación).

He aquí lo que Clausius expresara para justificar a sí mismo al introducir el vocablo:

‘Yo he propuesto, de modo intencional, el uso de la palabra ‘entropía’, para que resultara tan cercana como fuera posible a la expresión ‘energía’, por la razón de que las dos magnitudes, denotadas por estos dos términos, son inseparables en la física aplicada’.

· La tercera ley especifica que es imposible lograr la temperatura del cero absoluto la misma temperatura en la cual todo movimiento molecular cesa. Por razón de esta ley, se supone que el calor siempre existirá en el mundo, consecuencia de la energía producida por moléculas primordiales en su movimiento aleatorio

EL camino hacia el crecimiento del SER



El camino: la Psicología Transpersonal y el crecimiento del ser




Un conflicto observado es un conflicto resuelto”.Sri Nisargadatta

Me gusta como aborda la definición de psicología transpersonal la Wikipedia:

La Psicología Transpersonal trata del estudio de los potenciales más elevados de la humanidad y del reconocimiento, comprensión y actualización de los estados de conciencia unitivos, espirituales y trascendentes. (Lajoie y Shapiro, 1992: 91).El término transpersonal significa “más allá” o “a través” de lo personal, y se refiere a las experiencias, procesos y eventos que trascienden nuestra limitada sensación habitual de identidad y nos permiten experimentar una realidad mayor y más significativa. (Daniels, 2008: 29).A través de una metodología empírica esta área de la psicología ha ido aproximando el diálogo entre la práctica psicológica (fundamentalmente clínica) y ciertos principios de las tradiciones espirituales.

Estudia e investiga las interacciones de la psique con nuestro sentido de la identidad, y establece métodos y aplicaciones terapéuticas para transcender el ego y sanar posibles problemas psicológicos que nos limitan de forma consciente o inconsciente.

La Psicología Transpersonal es un movimiento que tuvo origen a finales de los años 60, por un grupo de psicólogos y psiquiatras como Stanislav Grof, Anthony Sutich, Miles Vich, Abraham Maslow, entre otros, que consideraron que era necesario investigar y desarrollar una nueva rama de la psicología que estudiase un conjunto de experiencias y fenómenos de la conciencia que hasta la fecha consideraron que la psicología corriente no atendía suficientemente.

Según Manuel Almendro lo transpersonal es:

· Establecer puentes entre la ciencia y la espiritualidad.

· Síntesis entre ciencia moderna y sabiduría antigua, lo que conlleva un puente entre oriente y occidente sin olvidarnos de las franjas intermedias.

· Síntesis y encuentro entre los opuestos.

· Tratar de enfocar la "totalidad" sin fronteras y sin escamotear la responsabilidad de lo personal.

· Recuperación de la sabiduría milenaria, el legado por ejemplo del misterio y el sentido de la vida puesto de manifiesto en textos tan antiguos como necesarios de relecturas, me refiero al Guilgamesh, en Babilonia, al Tao te King de Lao Tsé, Confucio, en la antigua china; los Upanishad en la India, o tratando de acceder al compás del universo como los derviches y ¿por qué no? a la sabiduría del cristianismo que siempre despreciamos por tenerlo más a mano.

Antes de continuar me gustaría hacer una aclaración terminológica, Espiritual se refiere a aquellos aspectos de la vida humana que tienen que ver con experiencias que transcienden los fenómenos sensoriales. No es lo mismo que “religioso”, aunque para muchas personas la dimensión espiritual de sus vidas incluye un componente religioso:

· Lo transpersonal es otra forma de nombrar lo espiritual, pero recordando que la espiritualidad y la religión no son la misma cosa.

· Lo espiritual trasciende las creencias o credos ideológicos de carácter mental, y se manifiesta mediante una íntima experiencia de totalización y unidad.

· En la Terapia Transpersonal, el verdadero sanador es la consciencia, ya que el hecho de ser plenamente consciente de algo, supone automáticamente transformarlo, sin esfuerzos particulares añadidos. Desde esta perspectiva, la consulta de un terapeuta transpersonal puede considerarse como un Observatorio de la propia e íntima mismidad.

Desde la perspectiva de la Psicología Transpersonal el aspecto espiritual de la vida humana puede ser visto como un componente integrado junto con los componentes físicos, psicológicos y sociales. Así mismo la dimensión espiritual o transcendente de la persona, es innata, universal e intrínseca a ella misma.

¿Qué ámbitos son propios de lo transpersonal?

Una vez aliviado el dolor y la inquietud que han motivado la iniciación de la terapia. Y una vez aprendidos nuevos patrones mentales que construyen un ego más feliz, la Psicología Transpersonal aborda aspectos tales como:

· La búsqueda del sentido de la vida.

· El ejercicio de la creatividad.

· El ámbito de la intuición.

· La experiencia interior de certeza.

· La visión de lo que en realidad somos.

· La capacidad de amar sin objeto, como estado de conciencia del propio sujeto.

· El "desapego" o facultad de distanciarse del ego y observarlo.

· El sentimiento de trascendencia.

· Y la capacidad, de servir y amar a todos los seres sensibles.

La psicología transpersonal considera además temas como:

· Las experiencias cumbres (según Abraham Maslow son estados de interconexión y unificación espiritual)

· Experiencias místicas

· Trances sistémicos

· Experiencias metafísicas de vida

Si bien los caminos que se pueden tomar a partir de esta síntesis son varios (dependiendo de las concepciones psicológicas y espirituales que se integren), el objetivo principal de la psicología transpersonal sería que los seres humanos trasciendan el sentido de sí mismos, para lograr identificarse con una conciencia mayor.

El psicólogo estadounidense Ken Wilber distingue tres niveles en el desarrollo de esta conciencia:

· El nivel Prepersonal: es el momento de desarrollo en que los seres humanos aún no tienen conciencia de su mente. (Bebés pequeños, que todavía no tienen una teoría de la mente).

· El nivel Personal: que se alcanza cuando el niño toma conciencia de que es una persona que piensa, diferente a otros.

· El nivel Transpersonal: el nivel que se alcanza por medio del desarrollo espiritual, y que consiste en trascender la identificación con el cuerpo y la mente, para alcanzar un nivel de conciencia mayor.

A lo largo de otras definiciones que hace esta escuela se puede encontrar también, referencias a experiencias místicas, experiencias cercanas a la muerte, memorias de supuestas vidas pasadas, estados no ordinarios de conciencia, sentimientos de mística fusión con los otros, guía interior, proceso creativo, sincronicidad, capacidades psíquicas, etc

Soraya Founty

El presente escrito es una entrega de mi tesis La alquimia del alma. Podrá reproducirse el texto siempre y cuando se cite la obra y la autora .

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