¿Qué sientes al pasar por ese teatro llamado “Control
de Seguridad” del
aeropuerto?
¿Te sientes “ciudadano ejemplar” que asume y
no cuestiona?
¿Piensas que el paripé que se organiza es
realmente para disuadir a terroristas de Al Kaeda?
Celebremos
lo seguros que se sienten los viajeros con el numerito que se monta el control
de seguridad, como por ejemplo en el aeropuerto internacional de Barajas. ¡Québien!
¡Lo seguro que es viajar ahora! decían el otro día
Don Venancio y Doña Paca, tal vez tras recordar lo que nos cuenta la TV acerca
de lo mal que está el mundo por ahí fuera.
Hay
que ver lo dóciles y mansas que resultan las gentes haciendo cola para quitarse
el cinturón, tirar un frasco de perfume a la basura, o paralizar la fila porque
en el fondo del bolso brilla un peine metálico, es decir un arma arrojadiza al
más puro estilo ninja. Pero Doña Paca suspira, en realidad todo ese cansino
ritual dice, “es por nuestro bien”. Por nuestro bien nos hacen descalzarnos y
caminar sujetándonos los pantalones. ¡No vaya a
ser
que los tacones escondan un arma sofisticada!
¡Qué
feliz es el mundo con estos aparatos de seguridad de vanguardia! ¡Ni un sillón
de dentista de la calle Serrano posee tanta tecnología como la que protege al
dócil viajero en el Aeropuerto de Barajas! Y sucede que cuando estamos en la
cola vaciándonos los bolsillos de monedas, móviles y gafas, solo se nos ocurre
decir: “Gracias”. Gracias al aparato que nos tira, mecheros y tijeras para
salvar tantas vidas humanas.
Afortunadamente
Doña Paca y Don Venancio viven tranquilos porque no suelen dejarse caer por los
butacones de Primera. Sin embargo sucedió un día que la doña en pleno vuelo,
buscando los servicios con cierta urgencia, traspasó la cortina fronteriza y
puso un pie en Primera… ¡Horror!, cundió la alarma… ¿qué sucedió ante tan
amenazante entrada? Muy simple, sucedió que una milicia de aeromozos
uniformados flanquearon
su
entrada con cara indignada. ¡Qué bonito fue ver como estos chicos guapos
cumplieron
su papel, todos a una, como legionarios en disciplinada guardia! Sin
embargo,
y eso es lo terrible… nadie pudo evitar que Doña Paca viese algo que su retina ya
nunca olvidaría… Doña Paca vio como los viajeros tras la cortina… comían una gruesa
carne roja cortada con cuchillo puntiagudo, cuchillo de moderno acero y sierra bien
afilada, cuchillo cuya hoja brillante emitía destellos que reflejaban el sol de
la tarde que por las ventanillas entraba
Por
lo que más tarde Don Venancio pudo averiguar, se trata de un secreto set de cubiertos
metálicos que junto con platos de nombre francés, habitan en ese lugar neutral llamado
“Primera”, lugar esotérico en el que no hay plásticos, ni paranoicos ni terroristas.
Se trata de un set de cuchillo, cuchara y tenedor de tres púas, púas capaces de
atravesar el confit de pato,
muslito de la misma dureza que el de cualquier inocente azafata.
No
seamos malpensados. Nadie tiene por qué enterarse de que en ese extraño lugar
de Primera se reparten cuchillos de hoja afilada. Tampoco se trata de decirles
a las masas que en las tiendas que se hallan tras ese rito de los Rayos X, rito
orquestado por seres que al menor pitido te palpan, entran cada día cientos de
cajones precintados llenos de artículos y varillas metálicas en el armazón de
las nuevas maletas a la venta... Menos mal que los trabajadores del aeropuerto
ni siquiera colarían un “cortaúñas”, para subastar al mejor postor de Al Kaeda.
¿Cómo
explicar semejante novela? Veamos que dice Avram Noam Chomsky al señalar las
estrategias de manipulación mediática de su libro “Armas silenciosas para
guerras tranquilas”: 1 La estrategia de la distracción,
es decir desviar la atención del público inundándolo de continuas distracciones
e insignificantes noticias. 2 El crear problemas
y después ofrecer soluciones como por
ejemplo, crear inseguridad ciudadana para que el público pida medidas que
restrinjan la libertad de las personas. 3 El mantener
al público
en
la ignorancia y la mediocridad haciendo que éste sea
incapaz de comprender las tecnologías que lo controlan y esclavizan. 4 El
estimular la moda de ser estúpido y vulgar,
bien sea idealizando a en programas de TV a personas que se
muestran como mediocres y bobas. 5 El reforzar la
culpabilidad de hacer creer al individuo que solo él
es el culpable de su desgracia, una forma de
reforzar así la insuficiencia de su inteligencia, haciendo que éste se auto
invalide y se inhiba. 6 El dirigirse al público
como
criaturas de poca edad, desprovistas de sentido crítico, utilizando
discursos y tonos infantilizadores que sugestionan e influyen en el nivel de
las respuestas.
Grandes
armas de un Sistema que vela por su perpetuidad, manipulando el refuerzo de miedo,
un miedo que mantiene el adormecimiento y la ignorancia. Afortunadamente, cada
día hay más personas que invierten en consciencia, seres que cultivan un darse cuenta
que se expande imparable, un darse cuenta nacido del ser profundo que disuelve temores
difusos, al tiempo que aporta discernimiento y confianza. Honremos a quienes están
despertando y se sienten interesados en la travesía de la niebla. Honremos ese
crecer
integral que erradica el miedo y clama por una vida que investiga, contempla y ama.
Comencemos
por crecer silenciosamente y a solas.
Tal
vez, de uno en uno, la masa crítica de despiertos expandirá imparable la consciencia.
Jose
María Doria . Observando.Ediciones Mandala.